A quién representa y a qué juega la Mesa de Enlace

¿A quién representa la Mesa de Enlace? Mientras el gobierno lograba juntar a la más amplia representación del complejo agroindustrial en la denominada Mesa Sectorial de Maíz (una iniciativa privada para buscar concertar con las autoridades políticas para el consumo interno y la exportación), tres de las cuatro entidades rurales de renombre iban a un cese de comercialización de tres días. «Una medida banal, sin efectos en la práctica», señalaron en el sector, teniendo en cuenta que el cierre de registros de exportación de maíz se planteaba en un momento con muy poco movimiento en materia de nuevas solicitudes de embarque. «Sólo los mueve el interés de mostrarse como opositores», apuntaron también algunos sectores de la actividad. Los por qué de la medida quizás haya que buscarla en la composición actual de cada una de las entidades que fueron al lockout: Sociedad Rural, Confederaciones Rurales (CRA) y Federación Agraria. La cuarta, Coninagro, desistió de acompañar la medida de fuerza y terminó sumándose al debate de la Mesa Sectorial.

Sociedad Rural Argentina

Históricamente, representó a los grandes hacendados, primeros dueños de grandes extensiones de tierras en el país, Llegó a tener más de mil socios, siempre fue una entidad muy exclusiva. Pero hoy tiene nada más que 800 socios y, de ellos, más de la mitad no tiene ni dirige ninguna actividad agropecuaria. Eso sí: conservan apellidos ilustres.

Entre los menos de 400 que siguen en alguna actividad, gran parte son cabañeros. Es decir, se dedican a la cría de animales de raza, que una vez al año se lucen y buscan premios en la exposición tradicional (Angus, Hereford, Brahman, Brangus, etc). Otra parte importante, a las razas caballares. Ni uno ni otro tiene mucho que ver con las oscilaciones de los precios del mercado, financiación para capital de trabajo o traslado de hacienda a frigoríficos.

Daniel Pellegrina, presidente de la Sociedad Rural desde que reemplazó a Miguel Etchvehere, cuando Macri lo convocó para su gabinete, no es productor. Es lo que se diría un «funcionario de línea» de SRA, entidad a la que se vinculó de muy joven participando de las actividades de El Ateneo, más tarde condujo la escuela de formación de posgrado de la SRA (en el barrio porteño de Belgrano) y se ubicó finalmente como secretario general de la entidad, un puesto administrativo desde donde cautivó la atención de Etchevehere. Poco afecto a mover papeles, lo consideró el candidato ideal para acompañarlo como vice. Luego, con su salto al gobierno, lo convirtió en presidente.

Lejos de subirse a un tractor, la gente de prosapia de la Rural tiene otros menesteres: recaudar lo que le rinde el alquiler de un espacio de entretenimientos en un lugar exclusivísimo del barrio de Palermo (gracias a una cuestionada concesión del Estado) y manejar el Registro Genealógico de los cabañeros. En definitiva, características que lo asemejan más a un club social exclusivo donde expresar su más rancio conservadurismo,  que a una entidad gremial empresaria.

Federación Agraria

Con una rica historia de luchas agrarias y defensa del pequeño productor, hoy la Federación se convirtió en un instrumento muy util a intereses políticos muy ajenos a su identidad. Carlos Achettoni, su actual titular, fue destacado al asumir como «el primer presidente de la entidad con origen en economías regionales». Efectivamente, su origen geográfico es la localidad de Bowen, departamento General Alvear de Mendoza. Allí tiene una pequeña finca, herencia familiar, de unas ocho hectáreas, de escasa producción y que «luce abandonada», según descripción de vecinos.

Desde que se dedicó a la política, «anda poco» por la zona. De hecho, sus vecinos lo acusan de no haberse hecho cargo de la desaparición de decenas de fincas en la zona a manos de la política de destrucción masiva de Macri, sin hacer una sola convocatoria a una protesta en cuatro años. La extinción de pequeños productores jugó a favor de la concentración de la tierra. Pero Achettoni ya en 2016/19 era un referente importante de Cambiemos, a través de la UCR a la cual pertenece, como «puntero» de la zona de la ex ministra de Julio Cobos, Laura Montero.

Para muchos observadores, Federación Agraria dilapidó su capital político acumulado en un siglo para convertirse en un instrumento de los sectores más conservadores rurales, habiendo abandonado a los pequeños agricultores para otorgarle una pátina de «amplitud» a la Mesa de Enlace.

Confederaciones Rurales

Es, entre las tres, la más representativa. Con sus organizaciones de segundo grado (Carbap, Cartez, Carclo, etc), abarca la representación de unos 30 mil medianos y grandes productores en todo el país, principalmente en la «zona núcleo», la más rica en la pampa húmeda.

Su actual presidente, Jorge Chemes, reemplazó a Dardo Chiesa en la titularidad de CRA dos días después de la asunción de Alberto Fernández. Chemes, tambero mediano de Entre Ríos, surge como referente del sector en las luchas contra la Resolución 125 de 2008, de la mano de Alfredo De Angelis. Le tomó el gusto a la política, se convirtió en diputado nacional por UCR-Cambiemos, pero volvió a la actividad gremial empresaria «frustrado» (dicen allegados suyos) en el ejercicio de la actividad legislativa.

Quienes lo conocen le critican «la falta de criterio político propio», que sí reconocen en su antecesor, Chiesa. Los mismos conocedores del paño señalan los nombres de dos dirigentes de fuerte influencia sobre Chemes: Matías de Velazco (titular de Carbap) y Santiago del Solar (ex jefe de gabinete de Etchevehere en el Ministerio). Son «la línea dura» del ruralismo, los dirigentes más afines al macrismo. Los que sostienen la línea de que no hay nada para negociar con el gobierno: lo suyo es oponerse y que se escuche.

Chemes es considerado un rehén, aunque voluntario, de estos sectores. Bajo la batuta de los conductores en las sombras de CRA (de Velazco y Del Solar), siempre llevarán la posición de la Mesa de Enlace al punto más extremo. Y si le provoca un daño político al gobierno, mejor. No todos son lo mismo en la Mesa de Enlace, pero los que conducen detrás de bambalinas, tienen color político, ideología y métodos que los identifican.

Fuente. Raúl Dellatorre para Pagina12

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