Martín Guzmán: no habrá devaluación, ni ajuste, ni acuerdo rápido con el FMI
En esa línea, el ministro condedió que un acuerdo para marzo o abril del año próximo «sería ciertamente aceptable«, aunque agregó que eso «no significa que no se pueda alcanzar antes, pero no hay garantías».
Según Guzmán, un consenso básico es que el FMI entendió que «una devaluación tendría consecuencias económicas y sociales desestabilizadoras«. También descartó la idea de algunos economistas locales de pedir «financiamiento barato» al Fondo.
“Tenemos que ser muy cuidadosos de endeudarnos en moneda extranjera” respondió al respecto, y advirtió que las exportaciones fueron muy débiles en los últimos siete años, (período que abarca parte del segundo gobierno de Cristina Kirchner, en el que las ventas externas cayeron un 32%, o más de USD 26.000 millones) y fueron un «factor clave en la sostenibilidad de la deuda argentina».
Sin embargo, el FT señaló que las alternativas «son peores» ya que, al no poder endeudarse en los mercados internacionales, la Argentina recurrió a cubrir el grueso de sus gastos imprimiendo dinero.
Si bien Guzmán rehusó la posibilidad de pedir fondos adicionales al FMI, reconoció que sería «beneficioso» conseguir más fondos de otros entes multilaterales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en especial para financiar proyectos de infraestructura.
Un acuerdo sin ajuste
Respecto de la negociación propiamente dicha con el FMI, Guzmán insistió ante el FT que la austeridad, uno de los principios clave de los acuerdos del Fondo, «no es la respuesta adecuada» para los problemas económicos de la Argentina.
«El programa de 2018 se basó en esos principios y no funcionó. La evidencia es abrumadora; en recesión, los ajustes fiscales no funcionan, y no es lo que estamos haciendo», enfatizó el ministro en la entrevista.
Ordenar las cuentas fiscales, insistió, no significa reducir el gasto. De hecho, la Argentina aumentará el gasto real en áreas de alto impacto, enfatizó.
Del mismo modo, Guzmán descartó una devaluación, aunque admitió que la brecha cambiaria es un inconveniente que «llevará tiempo resolver» y que aún no están posibilitados a «remover los controles de capital» ya que para eso en necesario «recomponer el nivel de reservas«.
“Lo del tipo de cambio paralelo tiene que ver con los flujos financieros, que no tienen nada que ver con la economía real”, explicó el ministro, y también remarcó que los datos de comercio exterior indicaron que el tipo de cambio oficial «está a un valor adecuado«.
Lograr un crecimiento sostenido y de largo plazo, con estabilidad, es el más grande desafío de la Argentina, aseguró el FT, y Guzmán subrayó al respecto la importancia de «estimular el ahorro y desarrollar el mercado local de capitales» para financiar al sector privado que –espera- “será un motor fundamental de la economía”.
Fuente. BAENegocios