La maniobra de pinzas del complejo sojero para presionar contra el peso

Con el objetivo de reducir las expectativas de devaluación, el Gobierno apuntó la estrategia en reducir la brecha de precios entre los dólares financieros y el tipo de cambio oficial. Esta semana el equipo económico que conduce Martín Guzmán tuvo relativo éxito al lograr bajar los precios del primero y ahora el foco se centra en sostener los valores en el segmento formal con una eficaz administración del comercio exterior. Pese a la baja de retenciones que se comunicó a mediados de septiembre, la liquidación de divisas de octubre (mes en que rige el mayor porcentaje de recorte de derechos de exportación) medido en toneladas se ubica un 27% por debajo de los niveles de un año atrás. En simultáneo, el mismo complejo sojero incrementó en casi un 400% la importación de porotos de soja, aprovechando la ventana legal que dispuso el macrismo en 2018, para industrializar. El sector agroexportador mantiene así inalterable su modus operandi para pagar menos retenciones y, al mismo tiempo, presionar sobre el tipo de cambio.

Mientras se siguen evaluando puertas adentro las secuelas políticas que dejará la concesión del Gobierno hacia las corporaciones agropecuarias, el efecto inmediato de la rebaja temporal en las retenciones a la exportación de oleaginosos es prácticamente neutra en términos de ingreso de divisas. El complejo agroexportador especuló, presionó y consiguió que se le concediera una rebaja de tres puntos en el esquema de retenciones, una disminución que irá desapareciendo paulatinamente hasta enero. La promesa que había recibido el equipo económico es que eso aceleraría la exportación de la cosecha retenida. La estimación implicaba casi duplicar el ritmo de liquidación mensual, que suele ubicarse en torno a 1400 millones de dólares. 

Un funcionario del Ministerio de Economía aseguró que existen compañías agropecuarias que mantienen en silo-bolsas hasta un 70% de la campaña anterior, mientras que ya se encuentra en marcha la nueva cosecha gruesa. «Es decir, que debería ser todavía mayor la estimación de divisas sin liquidar de lo que preveíamos al lanzar la medida», señaló el economista, con experiencia previa en el sector agroexportador. Hasta el momento, apenas se está logrando igualar el ritmo promedio. En simultáneo, los productores incrementaron fuertemente los pagos anticipados de importaciones para «aprovechar» lo que consideran un tipo de cambio para el dólar bajo respecto al peso.

Frentes de tormenta

La especulación para forzar una devaluación se juega en dos terrenos, los cuales conforman los límites sobre los que se asienta la brecha cambiaria. En el mercado financiero la intervención oficial comienza a dar resultados, a partir de una serie de instrumentos de ahorro e inversión que busca ofrecer una alternativa en pesos a la dolarización. El otro campo de batalla se libra en el mercado oficial de cambios. Allí la tarea, coinciden en el gabinete económico, tiene que ser una mayor regulación del comercio exterior. En este esquema del garrote y la zanahoria que, como explicó este medio, viene aplicando hace unos meses el Gobierno, los incentivos no son suficientes para ganarle la pulseada a un sector que acostumbre sacas rédito de las brecha cambiarias, que estas semanas llegó a superar el cien por ciento. No solo se estudian regulaciones a las ventas externas sino también sobre las importaciones.

La baja de retenciones se inició este mes, pasando de 33% a 30%, para luego comenzar a recuperar puntos cada mes hasta volver al nivel inicial. En octubre es de 30%, en noviembre se computará el 31,5% , en diciembre el 32 y en enero se vuelve al 33%. En el primer mes, con datos oficiales actualizados hasta 24 de octubre, el complejo agroexportador ingresó 1.399.333.280 dólares, un 15% por encima de los 1.214.824.393 dólares de igual mes (completo) de 2019. Sin embargo, ese aumento responde a precios, ya que en toneladas se liquidó menos que doce meses atrás, pasó de 2.581.224 toneladas en lo que va de este mes a 3.552.109 en octubre completo de 2019, un 27% menos (resta computar los datos de la última semana de octubre pero no se esperan cambios en la tendencia).

En un relevamiento realizado también por el Laboratorio de Economía Nacional e Internacional, del total ingresado hasta el momento se reparte en aceite de soja (565.839 toneladas y 513.782.320 dólares), soja (14.307 y 7.096.272 respectivamente), subproductos de soja (1.764.525 y 875.204.648) y soja desactivada (6.552 y 3.250.040).

La mejora no llega a recuperar ni siquiera el recorte en la liquidación de septiembre, previo a la aplicación de la medida, cuando se supone que se retuvo a la espera de la baja en las retenciones. Datos de la cámara aceitera revelan que en septiembre previo el complejo ingresó 1.787.449.659 dólares, un 14,6% por debajo de igual mes de 2019. La entidad, que negoció con el Gobierno a través del denominado Consejo Agroexportador la reducción de retenciones, reconoce en sus informes técnicos que «luego de las PASO de agosto (2019) se registró una inusual venta anticipada ante la previsión de incremento en las retenciones, lo cual finalmente ocurrió».

Salir a comprar

Con la presión sobre el dólar viene el aprovechamiento. El último informe de intercambio comercial arrojó una particularidad en sus cifras, en medio de la pandemia, con un fuerte incremento de importaciones del rubro alimentario. En septiembre la importación de alimentos y bebidas básicos, fundamentalmente para la industria, sumó 242,5 millones de dólares, un 384% por encima de igual mes del año pasado, de los cuales 230 millones fueron poroto de soja para procesar.

«Las importaciones de bienes intermedios se incrementaron 12,6%, producto de un aumento de 12,5% en las cantidades, y un leve aumento de precios (0,1%). La gran categoría económica alimentos y bebidas básicos, fundamentalmente para la industria, comprende las importaciones de poroto de soja, excluido para siembra, que se realizaron bajo el régimen de importaciones temporarias con el objetivo de ser industrializadas, por 230 millones de dólares», señala el informe del INDEC.  La importación de granos se utiliza para momentos de escasez temporal del producto, ya que la cosecha gruesa se extiende de septiembre a mayo. No deja de ser contradictoria la aceleración en la compra externa mientras se mantiene silo-bolsas buena parte de la cosecha por vender. 

 

 

El régimen temporario fue aplicado por el macrismo en 2018, bajo la conducción de Luis Etchevehere en el Ministerio de Agroindustria. por el plazo de cuatro años. A través de la Resolución 26, Agroindustria creó un “manual de procedimiento para otorgar autorización comercial a los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) con el objetivo exclusivo de ser utilizados como materia prima para su procesamiento agroindustrial y con fines de uso alimentario humano y animal”. Con este mecanismo el sector aprovecha la baja capacidad de molienda de Paraguay para comprarles generalmente el excedente de porotos de soja. Además de aprovechar el tipo de cambio, obtienen ventajas impositivas que habilitó el macrismo hasta que en 2022 deba ser habilitada una revisión.

Un informe de Bolsa de Comercio de Rosario explica que el sistema de importación temporaria habilita a la industria a deducir el costo de la importación de la base imponible de los derechos de exportación, calculada a partir de la cantidad declarada para embarque multiplicada por el valor FOB oficial informado por el Ministerio de Agroindustria. «De este modo, el exportador solo paga al fisco por el valor agregado local, y no por el valor total de la harina o el aceite que está exportando. De alguna manera, concede un tratamiento diferencial al industrial que tuvo que originar la materia prima a precios internacionales«, destaca la entidad.

Desde el Banco Central aseguraron que «se tomaron medidas como regular cuándo se paga (desde puerto de embarque) y que no se anticipen pagos comerciales (tienen que mantener la misma carta de crédito que tenían a principio de año)«. Desde esta semana el organismo obliga a los bancos a informar inconsistencias en operaciones cambiarias para evitar que pagos de importaciones que son rechazados en una entidad se concreten en otra. En Economía se inclinan por volver a aplicar las restricciones sobre la importación de granos, como se hizo en 2009, mediante la reincorporación del Registro de Operadores de Soja Autorizados (ROSA), cuando se dispararon las compras externas a razón de 10,5 toneladas (2007-2009).

Fuente. CRISTIAN CARRILLO para eldestape.com

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