El nuevo perfil del ministro de Economía

El ministro de Economía, Martín Guzmán, es cultor de un perfil que para la política es una rareza: comparte con muy pocos personajes de su entorno las cuestiones sensibles de la gestión. Como el primer día, todo lo importante lo comunica primero por escrito y no especula con respuestas de cuestiones que no conoce. Una de sus primeras premisas al desembarcar en la cartera fue alinear a su equipo para que nadie de pronósticos a mediano plazo de ninguna variable. Él mismo se negó en toda conferencia a no hacer previsiones inflacionarias.

Cuentan en su entorno que, además de traer esa reserva en los genes, la imperiosa necesidad de resolver con los bonistas privados una negociación dura lo cerró aún más. Pero con ese convenio ya aceptado, se aflojó la corbata y empezó la reconversión del ministro de la deuda al ministro de la economía real.

Según supo Página I12, la inmersión de Guzmán en la cuestión doméstica tuvo su cénit en el cambio de cariz de la Secretaría de Energía que, tras la salida de Sergio Lanziani, comanda el neuquino Darío Martínez. La cartera salió además de la esfera del ministerio de Desarrollo Productivo para ser controlada por Economía, con un secretario de mayor nexo y diálogo con el ministro, un punto no menor si se considera que se venía de un escenario de aislamiento total de Lanziani en su vínculo con el Ejecutivo.

“Para nosotros, es un tema estratégico”, contaron en el entorno de Guzmán, refiriendo a que la obsesión estará puesta no sólo en incrementar los niveles de producción de hidrocarburos sino además en tener controlado el descongelamiento tarifario. De un tiempo a esta parte, el ministro pensó cada paso en relación a la factibilidad fiscal, considerando el nivel de degradación de las arcas del Estado tras la gestión de Mauricio Macri. Por eso, mirará con lupa el tema de las tarifas de los servicios esenciales.

El segundo paso para robustecerse en el frente interno será el Presupuesto 2021. Se presentará el 15 de septiembre y, según Hacienda, se verá allí el esquema de proyecciones y prioridades del Gobierno. No es el tan mentado plan económico que se exige desde algunos sectores, pero sí mostrará una fuerte impronta hacia el desarrollo y, sobre todo, el impulso de la obra, vía un Procrear potenciado y trabajos en Vialidad y obra pública.

Guzmán, pupilo del Nobel Joseph Stiglitz, trajo consigo un bagaje de formación política más vinculado a la inquietud y a los diálogos fuera del poder. Cada vez que visitó el país como economista, tuvo contactos con dirigentes del peronismo para hablar de la situación socio económica de Argentina. Pero el curso acelerado de gestión en pandemia lo moldeó más rápido de lo esperado.

Con la confianza del presidente Alberto Fernández, se ganó en silencio el apoyo de Cristina Fernández de Kirchner, que siguió sus movidas para terminar de valorarlo en aquella conferencia de Olivos en la que se hizo la primera oferta para los bonistas privados. Desde ese entonces, charlaron en repetidas ocasiones. La más reciente cuando le mostró a la vicepresidenta el principio de acuerdo con los acreedores.

EL FONDO Y PARÍS

El ministro tiene, en este escenario, cuadros de confianza propios que jugarán un rol preponderante de ahora en más. El principal, el responsable de la relación con el Fondo Monetario (FMI), Sergio Chodos, que está desde el inicio en charlas políticas con el organismo que comanda Kristalina Georgieva. El cronograma oficial es terminar esta negociación el primer trimestre del 2021, para luego encarar la del Club de París.

En el equipo que encarará el tema no se confían en un esquema de resolución cómodo y creen que será una negociación dura la llevada adelante con el FMI. Otra de las características del team Guzmán es no confiarse, ni siquiera a la luz de antecedentes de un vínculo más positivo que en los años de Christine Lagarde al frente del organismo.

Parte del éxito de la negociación con los privados radicó en una construcción de alianzas geopolítcas, todas con terminales en el Papa Francisco. Desde líderes europeos como Francia, Alemania y España, a la relación que, vía Stiglitz, se trazó con la propia Georgieva. De ese think tank a medida se instaló globalmente la inconveniencia para los acreedores de seguir litigando con Argentina en un mundo en crisis y con un país que nunca declinó su voluntad a pagar.

Guzmán seguirá y apoyará esas charlas, pero el pedido oficial es que se meta de lleno en la economía doméstica, en línea con un gobierno que pretende que el frente sanitario no sea el único, y que esa gestión en otros frentes le permita retomar la agenda. Algo de esto se verá la próxima semana, con anuncios en materia de seguridad y con altas chances de que luego de la alta adhesión al canje comunicada el viernes, se comuniquen finalmente las tan mentadas 60 medidas para la reactivación.

LA BALANZA

Guzmán tiene en la cabeza un modelo para salir de la crisis que ya charló con Fernández, una visión práctica que además comparte con la otra cabeza económica activa, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Un esquema de crecimiento económico basado en el equilibrio de mercado interno y exportaciones.

En Hacienda entienden que la época del crecimiento a tasas chinas se esfumó casi en forma definitiva, y que el perfil actual exige cuidar el mercado interno, pero profundizar las exportaciones más allá del crudo y la semilla sin procesar. De allí surge la prioridad para un proyecto de exportación de porcinos a Oriente. Además de la iniciativa para redactar una ley de exportación de alimentos terminados que se discute con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA).

Para el ministro, el capítulo del financiamiento es clave para el despegue. Admitió en reuniones con empresarios que la idea es que la compra de maquinarias y capital de trabajo tenga tasas competitivas y que la generación de empleo se apalanque desde el sector privado.

También en silencio, como al inicio de su gestión y después de resolver el frente de deuda privada, Guzmán trabajó alianzas en el frente interno y hasta logró que su teoría penetre con éxito en sectores del establishment muy disímiles. Pero como también dice un alto funcionario de su entorno, los puntos se cuentan cuando el partido está terminado.

Fuente. Pagina12

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *