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Macri y Barañao buscaron maquillar la crisis en la ciencia

“Este es mi último stand up en la Casa de Gobierno”. Así comenzó su discurso con tono jocoso uno de los animadores del evento, el secretario de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. La cita tuvo al Museo de la Casa Rosada como escenario principal. Se entregaba la Distinción al Investigador de la Nación 2018 y otros reconocimientos. El presidente Mauricio Macri completó el intento reivindicatorio de su gestión en el área: “Invertir en conocimiento es fundamental, la innovación es central para seguir creciendo y para poder integrarnos a un mundo cada vez más desafiante», sostuvo pese a que en su Gobierno el sector quedó desguarnecido, sin peso simbólico y mucho menos material.L

El distinguido fue Conrado Varotto: fundó el Invap, dirigió la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y fue el responsable principal de la ejecución del Plan Espacial Nacional. En su discurso, el científico siguió la receta pautada por Barañao y Macri: “Tiendo a pensar que los gobernantes siempre tienen buenas intenciones, que actúan por el bien común. La sociedad argentina ha perdido mucho tiempo discutiendo sobre posturas ideológicas. Hasta con Domingo Cavallo me fue bien, mi relación con él siempre fue buena, cuando le explicaba las cosas el tipo las entendía”, relató sobre el ministro que en 2002 mandó a los científicos a lavar los platos.
Barañao continuó su autoelogio: “A pesar de la obvia restricción presupuestaria, la curva de crecimiento se mantuvo y la producción científica de los investigadores sigue siendo muy buena. En todo este tiempo hemos visto un incremento importante en patentes, servicios a las empresas y el esfuerzo en la diversificación de la matriz productiva. Es una satisfacción ver empresas nuevas y competitivas, emprendimientos creados por los propios investigadores del Conicet. El principal problema que tenemos es que nuestro modelo de país todavía depende de la exportación de productos de bajo valor agregado”, apuntó.

A su turno, Macri sostuvo que “estos cuatro años nos dedicamos a aplicar soluciones novedosas que provienen del mundo científico y lo vinculamos con el emprendedor. Al mismo tiempo apostamos a la educación, queremos que cada vez más chicos sueñen con dedicarse a la ciencia”.

En realidad, contra todas las promesas que enarboló en su campaña de 2015, el porcentaje del PBI para el sector no solo no alcanzó el 1,5% sino que retrocedió de 0,63 (que alcanzaba en aquel entonces) a 0,4% (en la actualidad); los institutos del Conicet dejaron de recibir el dinero suficiente para funcionar con garantías; la construcción de infraestructuras iniciada durante la gestión anterior se estacionó; se redujeron los ingresos a carrera por lo que se incrementó, como contrapartida, el número de jóvenes desempleados con doctorado y posdoctorado; y se reabrió el grifo de la fuga de cerebros al exterior, mientras los que estaban afuera repensaron su regreso.

Además de la distinción al Investigador de la Nación, se entregaron los Premios Houssay y Houssay Trayectoria, dirigidos a investigadores (menores y mayores de 45 años, respectivamente) que realizaron la mayor parte de su carrera en el país y se destacan en la producción de nuevos conocimientos, en descubrimientos de impacto social, por el impulso de innovaciones tecnológicas así como también por su trabajo en la formación de recursos humanos. Desde aquí, la Secretaría de CyT reconoció en los campos de Química no biológica, Ciencias de la Tierra del Agua y la Atmósfera a Santiago Palma (Premio Houssay) y Juana Chessa de Silber (Houssay Trayectoria); en Ciencias Biológicas y Bioquímica a Marcelo Marti (Houssay) y Lorenzo Lammattina (Houssay Trayectoria). Asimismo en Ciencias Sociales, obtuvieron el galardón Gabriel Vommaro y Alberto Porto; mientras que en el área de Matemáticas, Ciencias Físicas, Computación y Astronomía, recibieron lo propio Fernando Stefani y Conrado Varotto.

Por último, se entregó el Premio Jorge Sabato a Fernando Goldbaum, por su destacado historial en transferencias y desarrollos tecnológicos y el Premio Fidel Roig al proyecto “Aprovechamiento sustentable de la biodiversidad de abejas nativas en Argentina” de la Estación Experimental Agropecuaria Famaillá (INTA, Tucumán). Fue reconocido este equipo porque ha implementado acciones de transferencia en el uso sustentable de la biodiversidad.

Fuente. Pagina12

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