Pichetto, un compañero que entierra el purismo PRO

Luego de que su enemiga más acérrima tomara la iniciativa con la decisión de ungir al Alberto Fernández como candidato a presidente por el peronismo K, Mauricio Macri sabía que tenía que lograr un golpe de efecto que lo reposicionara en el centro del ring.

Entonces, barajó los nombres y los pedidos. Hurgó entre las mejores opciones que rondaban entre llevar a una mujer o promover a un radical como precandidato a vicepresidente para acallar las quejas de sus principales socios dentro de Cambiemos.

La lista, acotada, giraba en torno a un manojo de nombres. Repetir con Gabriela Michetti, cambiar con Patricio Bullrich, uno de los ministros con mejor imagen, o apelar al radicalismo con Martín Lousteau o algún tapado de boina blanca.El primer dilema de Macri fue romper con uno de sus principales dogmas: el purismo PRO. Es que siempre el Presidente confió en quienes lo acompañaron desde los orígenes en la aventura de construir una alternativa política moderna para la Argentina.Los pasos que fue dando en su carrera política lo encontraron rodeados de persona con espíritu amarillo. Cuando Macri decidió jugar por los porotos en las elecciones a jefe de Gobierno de 2007, eligió a Gabriela Michetti como compañera de fórmula, y juntos se impusieron en el balotaje al binomio del Frente para la Victoria conformado por Daniel Filmus y Carlos Heller por un categórico 60,9% a 39,04%.

Michetti había sido una de las primeras en seguir a Macri, allá por 2002 en el flamante partido Compromiso para el Cambio y un año más tarde consiguió su banca como legisladora porteña. En el 2009, Macri le pidió un gesto de absoluta fidelidad: renunciar a su cargo de vicejefa para ser candidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Aceptó no sin cierto recelo en pos de fortalecer al especio que a esa altura ya era el PRO.

Cuando completó su mandato en la Cámara baja, Michetti fue electa senadora y se constituyó en la jefa de bloque del PRO. En 2015, desafió a su jefe político para ir a las internas del PRO por la jefatura porteña contra Horacio Rodríguez Larreta. Aunque perdió, cuando Macri pensó en su compañero de fórmula para ir por la Presidencia, desempolvó la fidelidad de Michetti y la sumó como su vicepresidenta.

En 2011, para ir en busca de su reelección como jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, también apeló a la muestra de ADN PRO. Eligió como compañera de fórmula a quien era hasta entonces la ministra de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal, a quien también conocía desde el año 2002.

Ya en 2015, cuando Macri sabía que su llegada a la Casa Rosadadependía en buena medida de tener un candidato competitivo en la provincia de Buenos Aires, se volcó por Vidal. Había quienes le llevaban a encuestas en donde Vidal aparecía con una intención de voto de apenas 15 puntos en enero de aquel año, y le pedían elegir a alguien extrapartidario. Macri se ensimismó e insistió en la candidatura de la joven dirigente. El diario del lunes le dio la razón, y la victoria de Vidal contra Aníbal Fernández fue la llave que le abrió el despacho de Balcarce 50.

Ahora, en 2019, Macri enfrenta el dilema de la reelección. Con sondeos que, aunque incipientes y prematuros, lo muestran peleando palmo a palmo con la oposición de cara a las próximas elecciones presidenciales, el Presidente apeló al pragmatismo. Sabe que el gesto de sumar a Miguel Ángel Pichetto va más allá de los votos que le puede traer el senador. Supone la apertura de Cambiemos, una transversalidad que supere el armado que lo llevó a la Presidencia en 2015.

No es la primera vez que Macri apela a sumar peronistas a sus huestes. Desde sus tiempos de armado en la Ciudad, la lista resulta bastante amplia, Emilio Monzó y Cristian Ritondo, son solo algunos de esos nombres. Pero en esta ocasión el líder de Cambiemos juega fuerte y pone a un peronista que conoce como pocos la rosca del Senado. La señal hacia adentro y afuera surtió efecto.

«Estamos muy contentos de que el senador Pichetto haya aceptado acompañar a Mauricio Macri como candidato a vicepresidente de la República en esta elección. Creemos que, como dijo Mauricio en Twitter, tiene que ver con un dirigente que ha mostrado un compromiso con la República, con la institucionalidad y con la democracia desde su rol de opositor durante nuestro mandato y que hoy simboliza y representa una nueva etapa», afirmó Marcos Peña, a pocas horas de conocida la noticia. Justamente, el jefe de Gabinete fue desde siempre un cultor del poder endogámico del PRO y su reflexión trasluce la estrategia electoral.

La flamante fórmula, es la ratificación de la candidatura de Mauricio Macri, lo que entierra definitivamente las especulaciones sobre un Plan B (V). Los mercados festejaron la confirmación del fundador del PRO y la amplitud de la elección a un “compañero”.

Macri ya le mostró las cartas a Cristina. Así las cosas, la polarización será una vez más la única opción de los argentinos en las urnas.

Fuente. ambito financiero

 

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