Boinas blancas agrandados: avance radical ante la caída del PRO
De todos modos, hay vasos comunicantes entre los escenarios distritales y el nacional, más sutiles que “la grieta” o “la polarización entre Macri y Cristina”. Por ejemplo, se repiten tendencias en las elecciones de Neuquén, en las Primarias Abiertas (PASO) de San Juan, en las internas de La Pampa y en el conventillo entre radicales de Córdoba. La marca Cambiemos perdió predicamento y arrastre comparando con las votaciones de 2015 y 2017. Y dentro de Cambiemos, el PRO ha retrocedido más que la Unión Cívica Radical (UCR). Las correlaciones de fuerza mutan al calor de las coyunturas. El radicalismo pugna por “más espacio” no tanto en el Gobierno, que es una brasa ardiente, sino en las listas nacionales o locales.
El reclamo para que un correligionario sea candidato a vicepresidente encaja en esa lógica. El manual del gurú Jaime Durán Barba y el Jefe de Gabinete Marcos Peña establece que la fórmula debe ser toda de PRO con una mujer en segundo término. Repudia una intromisión boina blanca (varón para colmo) en el esquema tradicional.
El macrismo vuelve a concederles audiencia, reuniones que se divulgan, medias palabras que, a la luz de la experiencia, no deberían ser muy tomadas en cuenta.
Los gobernadores radicales de Corrientes y Santiago del Estero ya refrendaron títulos. El jujeño Gerardo Morales amuralló el feudo, adelantando las elecciones, no muy solidario con la Casa Rosada pero sí bastante astuto. Los mendocinos hacen otro tanto, mientras el gobernador Alfredo Cornejo (foto), sin posibilidad de reelección, presiona para estar en la boleta presidencial.
Los gobernadores atienden su juego, los “sin tierra” se explayan a través de los medios, se reúnen y despotrican. Quizá el único entre ellos que probó contar con votos propios es el ex ministro Martín Lousteau a quien sus operadores ofertan como poli rubro: desde prospecto de vicepresidente hasta opositor al Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad Autónoma, sin agotar la lista.
Cuando la marea sube, todo flota y los aliados minoritarios se subordinan. Cuando “ocurren cosas” emergen disensos. Difícil que haya ruptura en una coalición gobernante, opina este cronista, aunque el derrumbe de la economía real puede hacer temblar cualquier profecía. La historia, entonces, continuará.
Fuente. Pagina12