Crece la cantidad de empresas en concurso o con quiebra
La crisis argentina muestra un nuevo síntoma de su profundización: cada tres días hay un nuevo concurso preventivo. En la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, donde está el 52% de las empresas de la Argentina, la cifra aumentó 62% el año pasado con respecto a 2017 (368 contra 227), mientra que la la de quiebras, un 11% (795 contra 716).
Para el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que elaboró estas estadísticas sobre la base de lo publicado en el Boletín Oficial, para encontrar niveles similares hay que buscar en el período 2001-2002.
«Solamente en marzo de 2002 se registraron 243 quiebras y concursos de acreedores, casi un 50% superior al valor de marzo de 2001. Si se calcula el promedio diario, se registraron 7,8 personas jurídicas o humanas que entraban en quiebras o concurso», indica.
El proceso de concurso preventivo se refiere a la solicitud judicial para lograr un plan de propuesta y reestructuración que le permita acordar con sus acreedores la cancelación de los compromisos que lo llevaron a esa situación, continuando así su actividad. Por su parte, la quiebra tiene como fin el «desapoderamiento» de la empresa al quebrado y su cesión a terceros oferentes.
Según los expertos, durante un concurso de acreedores se aconseja al empresario que piense estratégicamente las medidas que se utilizarán para pasar el tiempo que dure el concurso. Allí, se racionalizan los egresos y se potencian los ingresos.
Una vez que la mayoría de los acreedores estén de acuerdo con la propuesta del empresario, el juez deberá homologarlo. Durante ese período, la firma deberá funcionar normalmente.
Según Javier Alegría, socio del Estudio Alegría, Buey Fernández, Fissore & Montemerl, lo que «se les hace insostenible a la mayoría de las empresas que se presentan a concurso» es la deuda con la AFIP, porque una vez que ve que incumplen los planes de pago te embarga las cuentas».
«Por eso se presentan a concurso. Y llegan a esa deuda tan grande porque lo que estuvieron haciendo hasta ese momento fue financiarse con la AFIP, que tiene un interés más bajo que las tasas de mercado (un 4% mensual contra un 7% de los bancos)», explica Alegría a La Nación.
«Las empresas no venden porque la recesión pega en el consumo y, al mismo tiempo, las altas tasas de interés impiden que se financien como para pasar el mal momento», afirma Camilo Tiscornia, economista y director de C&T Asesores Económicos.
«En las crisis generales, las más afectadas son las pymes. Muchas veces hay un problema coyuntural que complica a determinados negocios y eso arrastra al concurso o la quiebra a los proveedores o a quienes trabajan con ellos», remarca Alegría.
Por su parte, Hernán Letcher, director de CEPA, señala que «la actividad industrial está siendo agredida por tres factores centrales: altas tasas de interés fuera de cualquier lógica en el mundo, caída del mercado interno por la pérdida de poder adquisitivo del salario, y el cambio de precios relativos en favor de las actividades extractivas, cuya consecuencia más visible es el aumento de tarifas inviables para producir».
Fuente. iProfesional