FMI: Gobierno descuenta aval por desvío fiscal de adelanto AUH
Para esto fue fundamental la entrevista que durante la misión mantuvieron Cardarelli y el embajador del FMI en el país, Trevor Alleyne, con la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, una funcionaria a la que los técnicos del Fondo le tienen amplia confianza en cuanto a los números que les muestra cada vez que se reúnen. Según los nuevos estatutos políticos internos que quiere manejar el FMI desde que la francesa Christine Lagarde llegó al organismo, las misiones que fiscalicen las cuentas de los países miembros no deben basar los objetivos fiscales en reducciones drásticas y lineales de los planes de asistencia social. En otras palabras, los países que aplican las políticas recomendadas por el Fondo no pueden mostrar menor contención de los sectores postergados por la aplicación de los ajustes fiscales recetados desde las oficinas de Washington. Si para fin de año el Gobierno muestra una distorsión de no más del 0,4% en el déficit fiscal, y si ese porcentaje contiene los planes de ayuda social, confían tanto en el macrismo como en la cúpula amiga del FMI que se podrá negociar un waiver y que el país continuará con la vigencia de su stand by durante 2020, año en que, además, y de no mediar una renegociación, no habrá nuevos desembolsos del FMI. Esto implica que el país debería someterse a cumplir lo firmado en septiembre del año pasado. O, como deslizan algunos dirigentes opositores (comenzando por el kirchnerismo), llamar a una renegociación con el Fondo, un escenario que desde Washington es hoy visto como el averno.
El problema que se vislumbra de parte de los visitantes no es el nivel de gasto público y su evolución, donde el Ministerio de Hacienda está mostrando resultados importantes, acompañados por las restricciones monetarias que se ejecutan desde el Banco Central. Las dudas del FMI se concentran en un capítulo particular: la evolución de la actividad económica en el resto del año y sus consecuencias directas en la recaudación impositiva. Lo que ve el FMI es que los ingresos tributarios (especialmente los previsionales) en los dos primeros meses del año se mantienen 10 puntos por debajo de la inflación. De continuar la tendencia, habría problemas para conseguir los pesos suficientes para sostener el nivel de gastos comprometido. Si esto se confirma, y si la recaudación no comienza a dar mejores noticias cerca de junio, Argentina debería comenzar a trabajar en nuevas fuentes de ingresos. Para el macrismo, pensar en más impuestos (con una presión tributaria insostenible y un año electoral) es una utopía. Le quedaría entonces al país esperar por una recuperación fuerte del nivel de ingresos de dólares, fruto de la mejora competitiva de las exportaciones luego de la devaluación del año pasado. El FMI conoce la situación.
Fuente. ambito financiero