Macri- UCR: favores cruzados y una candidatura irrisoria
De ahí que resulte casi ridículo pensar que la idea de un sector del radicalismo de pedirle (obviamente en una paupérrima posición de poder) a Roberto Lavagna que habilite un lugar en su fórmula, haya preocupado seriamente tanto al macrismo como inclusive al radicalismo orgánico y oficial.
Esa chance, que giró por los alrededores de Ricardo Alfonsín y que lo tiene como protagonista para esa “epopeya”, olvidó quizás que uno de los episodios electorales más luctuosos que registró el radicalismo (otro fue el 2,34 % que sacó Leopoldo Moreau en la presidencial del 2003 como candidato del partido) fue precisamente la fórmula presidencial de Lavagna con el jujeño Gerardo Morales. No solo terminó mal por el 16, 85 % que sacaron en el 2007, sino por cómo siguió luego la relación entre esos socios. El propio Morales dijo seis meses después de la elección: “Lo de Lavagna fue lamentable y patético”.
Por lo tanto, ese ensayo de acuerdo hasta parece más un favor a Macri vía campaña para dividir más al PJ, que una estrategia seria. Curiosamente Lavagna está produciendo un efecto parecido también dentro de la interna del peronismo.
Los problemas reales entre el radicalismo y el Gobierno se dan en los distritos donde la UCR tiene votos y candidatos competitivos inclusive para jugar solos, que no es el caso hoy de la provincia de Buenos Aires. De ahí que el macrismo decidiera dar marcha atrás con los aspirantes del PRO a las listas en varias provincias para no alimentar más ese fuego que si podía ser peligroso.
Macri avanzó en ese sentido para mantener también la ventaja relativa importante que tiene en las provincias a pesar de la crisis económica. No existe ningún gobernador hoy (peronista o de Cambiemos) que haya tenido problemas serios en los últimos tres años para pagar los sueldos. Si lo tuvieron en el final del gobierno de Cristina de Kirchner. No es un tema menor en las provincias, sino todo lo contrario: es la medida esencial del mantenimiento de poder de cada cacique y Macri se los dio a través de asistencia financia y mejoras en los ingresos con el pacto fiscal. Son dos datos que mira atentamente el propio PJ para saber cómo se van a mover sus gobernadores en el momento de la elección, sobre todo cuando van divididos con la nacional.
En territorio bonaerense Salvador aún no sabe que hará María Eugenia Vidal con el binomio para la reelección. El radical se replegó allí sobre su grupo más íntimo y eso hizo que los radicales de la provincia no estén contentos con él. De ahí que Alfonsín con cuatro o cinco dirigentes haya armado el ruido con la candidatura de Lavagna, subiéndose a una estrategia de Eduardo Duhalde. Otra historia que se repite.
Fuente. ambito financiero