Sin piso, el empleo asalariado privado cayó a niveles de enero de 2015
Según se desprende de los datos del SIPA, el año que terminó mostró una contracción del 1,6% entre abril y noviembre, mientras que entre octubre de 2015 y junio de 2016 había cedido apenas 0,2%. En ese sentido, remarcan que la diferencia entre un período y otro es que en el segundo la baja del 1.4% fue compensada por la suba en asalariados públicos (0,9%) y cuentapropistas (1,4%).
En cuanto a las cifras registradas entre abril y noviembre de 2018 “no hubo ningún tipo de modalidad de empleo formal que haya crecido para compensar la caída de 2,1% del empleo de calidad (asalariados privados)”, remarca el informe. Los asalariados públicos se redujeron 0,3%, mientras que los cuentapropistas se contrajeron en 2,8%.
Asimismo, si se tiene en cuenta que la caída en la actividad durante 2018 se ubicó en torno al 2,5% interanual puede trazarse un paralelismo con la caída en las contrataciones que se reflejaron en la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL). En la segunda mitad del año, la tasa de ingresos a puestos de trabajo se ubicó en los mínimos desde 2002.
Por otro lado, la caída en el PBI prevista para 2019 continuará impactando en las cifras de contrataciones. Sobre ese aspecto, señalan que es probable que – ante los cambios registrados en el mercado interno y externo – las empresas estén analizando variables para ajustar los factores de producción, lo cual puede generar mayor retracción en el empleo.
“En este sentido, en diciembre pasado, a la caída en las contrataciones se sumó que la tasa de salida (relaciones laborales que cesan) experimentó un fuerte crecimiento, lo que sugiere que todavía la destrucción de puestos de trabajo se puede acelerar durante los meses de verano (descartando que una mayor tasa de salida se corresponda con que los trabajadores dejan un empleo para encontrar otro mejor)”, apuntaron.
A esto se suma que la recuperación de la actividad será lenta y los sectores que impulsarán la economía este año “no son aquellos que utilizan la mano de obra como factor intensivo, por lo que no podemos esperar un significativo arrastre de los mismos en términos de empleo”.
Por último, ante las dificultades económicas que afrontan las empresas y en un intento de reducir costos laborales “es probable que estas opten por pasar a la informalidad a una proporción de sus empleados para mantener (o iniciar) la relación laboral”. La caída en el empleo formal y su consecuente aumento de la informalidad tendrá impacto en aspectos relacionados a la seguridad social y previsional de los trabajadores, lo cual “sería un importante paso atrás en nuestro mercado de trabajo”, concluyen desde Ecolatina.
Fuente. ambito financiero