El sector lácteo transita una situación crítica. La crisis que lo atravesó en estos últimos años radica en el modelo de producción sectorial, con una realidad empresarial que no se adaptó a la retracción de ventas y a la fuerte inflación de los costos, según advierte un informe de la Universidad de Avellaneda.
Aumento de los productos lácteos y derivados
En 2018, el yogur firme fue lo que más se encareció: 73,1%. Le siguió la manteca con un 51,6% de aumento, la leche en polvo con 49,6% y el dulce de leche con 47,9%. Estos cuatro productos subieron por encima de la inflación general, que cerró el año pasado con un 47,6% según el INDEC. La leche fresca, en tanto, se incrementó un 47% y el queso cremoso un 45,1%.
Caída de las ventas en 2018
Leche en polvo (-8,4%), leche chocolatada (-6,4%), postres lácteos y flanes (-6,2%), yogures (-5,5%), crema (-4,2%), manteca (-3,3%) y leche fluida (-1,3%), yogures (-5,5%), crema (-4,2%), manteca (-3,3%) y leche fluida (-1,3%).
Según el informe de la Universidad de Avellaneda, el rebote del 2018 no llegó a compensar la retracción inicial de leche, en una industria que procesaba $12.061 millones en 2015, y en 2018 produjo poco más de $10.500.
Esta retracción del sector determinó una fuerte disminución en la cantidad de tambos, que se redujeron un 8,1% en tres años, pasando de casi 11.500 a poco más de 10.700 en el último año.
Esto también se tradujo en una disminución en los puestos de trabajo en el sector, que cayó 4,1% (1.400 empleos destruidos).
A pesar de la retracción del sector, la alta concentración en la comercialización y la inflación de costos, determinaron aumentos promedios en lácteos del orden del 170% acumulado.
Fuente: Minutouno