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El Círculo Rojo que no llora

Fueron pocos los que no asistieron, a pesar de que el convite no esgrimía una importancia política ni de negocios de carácter estratégico para el país. Sin embargo, la recepción del presidente de la Nación, Mauricio Macri, a los reyes de Noruega, Harald V y Sonja, estuvo plagada de altos cuadros del establishment nacional. Pero con una particularidad: en el marco de la contienda entre el Gobierno Nacional y los industriales de la UIA, se hicieron fuertes en el encuentro los CEOS Macri friendly, un conglomerado de cuadros del Círculo Rojo que “no llora” y que tiene una mirada más positiva de la marcha de la economía que la de la mayoría de los dirigentes fabriles. El armenio-argentino Eduardo EurnekianJorge Di Fiori, titular de la Cámara Argentina de Comercio (CAC); Alejandro Macfarlane, titular del grupo Disvol (Camuzzi Gas) y de excelente llegada al Gobierno; Claudio Cesario, presidente de la Asociación de Bancos de Argentina (ABA, banca privada extranjera); Adelmo Gabbi, de la Bolsa; Sergio Nardelli, de Vicentín; Marcos y Alejandro Bulgheroni, de Pan American Energy; Martín Cabrales; y el jefe de la FIAT, Cristiano Ratazzi, el único industrial que se coló entre las mesas del agasajo a la realeza. El resto de sus pares de la UIA habían viajado a Salta el día anterior, a una reunión de empresarios del B-20 que organizó el dirigente José Urtubey, uno de los más críticos con las políticas oficiales en materia económica y competitividad fabril.

Hubo mucho intercambio informal entre las mesas de CEOS y el grupo de funcionarios del gabinete nacional presentes. Sobre todo entre un muy activo ministro de la Producción y los popes del empresariado. Francisco “Pancho” Cabrera, el hombre que calificó a los industriales de la UIA como “llorones” por sus críticas a la marcha de la economía, se acercó a casi todas las mesas intercambiando conceptos. Se llevó buenas sensaciones en el marco de una semana caliente con los UIA boys, que terminó con la capitulación oportuna de los dirigentes fabriles, en pos de mantener un vínculo menos conflictivo con el Estado.

Hubo algunos faltazos con aviso y otros sorpresivos. Entre los primeros, las ausencias del ministro de Economía, Nicolás Dujovne; y su par de Finanzas, Luis “Toto” Caputo. La inesperada, la del hombre del momento: el ex titular de la AFIP, Alberto Abad, que fue especialmente participado pero no fue. Su reemplazo, Leandro Cuccioli, prefirió esperar para el debut público, más en un contexto en el que se le ha puesto seriamente el ojo por la tenencia total de su patrimonio en el exterior.

Los principales elogios que surgieron a la gestión Cambiemos poco tuvieron que ver con inversiones extranjeras. Los empresarios ponderaron la dureza en las negociaciones del Gobierno con los docentes y en la necesidad de generar un cambio de paradigma educativo. También hubo tiempo para la política de Horacio Rodríguez Larreta de urbanización de villas y de integración de los barrios a la Ciudad.

El único punto que tuvo que ver con la razón del almuerzo con la realeza fue la consideración positiva respecto al acuerdo firmado por YPF y la noruega Statoil.  La comitiva oficial noruega llegó a Argentina con la plana mayor de la firma energética emblema para el modelo de YPF que pensó en su momento el ex CEO, Miguel Galuccio. La tarde noche del lunes, en la torre de la petrolera de bandera en Puerto Madero, el CEO Miguel Gutiérrez firmó un nuevo MOU con su par de Statoil, para trabajar en nuevas áreas convencionales. Vale decir que en 2017 ya se había rubricado un acuerdo conjunto para el área shale Bajada del Toro.

Para Argentina, la parte de cooperación petrolera con Noruega es central. Para los noruegos, hay dos objetivos, el de Statoil y el de insertar en el país a la aerolínea Norwegian, en el marco del nuevo mercado de vuelos comerciales. Naturalmente, la relación comercial con ese país no supone para Argentina nada extraordinario: Noruega es el octavo inversor extranjero.

Fuente: Letra P

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