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En guerra con los sindicatos, Macri abrió la temporada de caza de brujas

Luego de la amenaza de paro sin fecha que hizo la CGT, la administración del presidente Mauricio Macri decidió incrementar la tensión en la relación que mantiene con los gremios, mediante algunos gestos que, en rigor, ya estaban consumados desde hace algunos meses. El primero fue la eyección del secretario de Trabajo, Ezequiel Sabor, virtual número dos del ministro Jorge Triaca. Sin embargo, el funcionario había sido alejado desde hace meses de la sede principal de la cartera de la avenida Alem y enviado a la sede Callao, donde está el sistema de conciliación laboral y los cargos de carrera, repartidos en direcciones nacionales y subsecretarías.

Sabor fue removido junto a Luis Alberto Scervino, superintendente de Servicios de Salud. Apenas la Rosada anunció las designaciones de Horacio Pitrau ySandro Taricco para reemplazarlos, procuró comunicar los cambios como una ofensiva para rastrear a los funcionarios «sospechados» de tener relaciones con el sindicalismo. La versión, que busca sobreactuar una presunta caza de brujas sobre funcionarios afines a la CGT, no se condice con el perfil de Sabor.

La cercanía con la CGT no es ninguna novedad en el currículum de Sabor, como tampoco lo han sido los aportes que hicieron distintos sindicatos cegetistas a las campañas de Cambiemos y también del PRO, especialmente, dicen en la calle Azopardo, a favor de las candidaturas de Triaca, «cada vez que se postuló para diputado nacional» y del actual Presidente, en sus distintas elecciones a jefe de Gobierno porteño.

En el caso de Sabor, la interlocución con los sindicatos tiene un historial que incluye ocho años como subsecretario de Trabajo del Gobierno de la Ciudad, cargo que detentó bajo la órbita del actual ministro de Producción Francisco Cabrera, por entonces titular del Ministerio de Desarrollo Económico. Aunque algunos  le adjudican a Sabor un muy buen vínculo con el gastronómico Luis Barrionuevo, la relación del funcionario también se extiende al ex titular del gremio de Camioneros Hugo Moyano.

Detrás del intempestivo «rastrillaje» de funcionarios «sospechados de sindicalismo», avanza un giro en la relación con los gremios, especialmente sobre áreas que habían acordado ceder a la influencia de un diálogo con la CGT.

El otro despedido es Scervino, también de estrecha relación con el sindicalismo, especialmente con el histórico titular del Sindicato de Obras Sanitarias, José Luis Lingieri, que mantiene un diálogo de fluida cercanía con el ministro del Interior y Obras Públicas, Rogelio Frigerio, que tiene a su cargo la estratégica empresa de Aguas y Saneamientos (AySA), encargada de la provisión de cloacas y agua potable en el conurbano, un tema sensible para la campaña electoral, pero también de alto impacto en el gremio de Lingieri por la dinamización del sector.  Scervino fue director médico de la obra social de ese gremio.

La superintendencia que controló Scervino tiene en sus manos el desembolso de 29 mil millones de pesos retenidos por el gobierno anterior a las obras sociales sindicales, cuyo desembolso, hasta ahora, no ha sido materia de reclamos por parte de la CGT.

En lugar de Scervino, quedó Taricco, que fue ascendido dentro del organigrama que ya ocupaba como gerente. En el caso de Pitrau, que reemplazará a Sabor, ocurre lo mismo: ya estaba dentro del gabinete de Triaca, como director nacional de Asociaciones Sindicales de la Secretaría de Trabajo, otro cargo históricamente controlado por el cegetismo.

Fuente: Letra P

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