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Matriarcado político

La elección del pasado domingo dejó en claro un dato en el que no hay grieta y tanto el kirchnerismo como Cambiemos coinciden sin dudarlo: los principales liderazgos políticos del país son representados por mujeres.

De Cristina Kirchner a María Eugenia Vidal, disputándose voto a voto la Provincia; a Elisa Carrió arrasando en la Capital Federal. Cómo y por qué las mujeres se apoderaron del protagonismo electoral.

De uno y otro sector coinciden la representación política está en manos de mujeres que se quedaron con la mayoría de los votos. Si bien Vidal no fue candidata, se puso al hombro la campaña en tierras bonaerenses, sobre todo en las dos semanas previas a las PASO. En Cambiemos reconocen que el voto a Esteban Bullrich y Gladys González es, en verdad, un respaldo a la gestión de la gobernadora.

Visto de ese modo, Cristina y Vidal se quedaron con el 70 por ciento de los votos de los bonaerenses, clave en toda elección. En la Capital, los datos fueron más claros: casi el 50 por ciento de los porteños eligió a la diputada Carrió, la “arquitecta” de Cambiemos a nivel nacional.

“No estoy acostumbrada a ganar”, se sinceró la diputada en el búnker de campaña el domingo. Tal vez recordó que apenas seis años atrás obtenía su peor performance en su historia, cuando cosechó apenas el 3 % de los votos en las presidenciales. Ese día, Cristina era reelecta con el 54 %.
Dirigentes de todos los sectores lo reconocen: es el tiempo de las mujeres en la política. El tándem CristinaVidalCarrió es sólo una mirada, a la que se podrían incluir otras mujeres de la política, aunque más alejadas, como Graciela Ocaña -fue la más votada en las PASO- o Margarita Stolbizer, aliada del relegado Sergio Massa, que no alcanzará una banca en el Senado y se quedará afuera del Congreso desde el 10 de diciembre. Otra líder con un rol clave podría ser Verónica Magario, la intendenta del distrito clave en toda elección bonaerense: La Matanza, donde se disputan 1.200.000 votos.

“Las mujeres tenemos más credibilidad”, resume la diputada de Cambiemos Silvia Lospennato -apodada tiempo atrás como “Lopilato” por su colega Sandra Mendoza-. La legisladora, remarca que esta elección “como ninguna otra en la historia” fue liderada por mujeres. “La gran ganadora es Carrió, la elección de ella en Capital es histórica”, dice.

En todo el espectro político no hay dudas de que las verdaderas protagonistas de las primarias fueron estas tres mujeres. Además de quedarse con la mayor cantidad de votos en todo el país, en la Provincia le sacaron 20 puntos al tercer candidato, Massa. “La voz electoral fue de las mujeres”, agrega Lospennato.

La diputada del Frente para la Victoria Diana Conti atribuye ese respaldo a la “larga lucha de las mujeres en lograr la igualdad”. “Eso nos permitió tener visibilidad. Resultamos atractivas, no sólo para cargos gerenciales, sino para la gestión pública”, remarca la histórica dirigente del peronismo.

“Lo vivo como un logro importante, la lucha por obtener igualdad permitió visibilizar a cuadros políticos femeninos de indudable trayectoria y mérito”, analiza.

Guerra de liderazgos 

Para el analista político y consultor Ricardo Rouvier, Vidal tiene características propias de su personalidad que “encajan muy bien en la vida pública”. “Es una dirigente que no se parece al resto”, indica, y agrega, “Viene del trabajo social, es una militante social en lugares postergados. Se muestra como una mujer común”, señala.

En cambio, dice que Cristina “tiene otra formación y otra experiencia”. “Hay una Cristina líder de su sector, muy carismática; y una Vidal que es carismática pero a la que le falta rodaje para ser líder. Puede ser que llegue, o puede ser que no. No hay duda de que está en camino a serlo”, suma el consultor.

Rouvier señala que Carrió es más parecida a la ex presidenta en un aspecto clave: la militancia tradicional en la política. “Creo que tienen una diferencia central en términos de carisma. Carrió es menos carismática, por el perfil que asume de ‘fiscal’, muy duro”, asegura.

“Necesita circunstancias favorables para ser buena candidata, depende mucho más de eso que de su personalidad, ese carácter explosivo en algún momento es bueno y en otros es malo. Funciona dentro de un esquema en un momento en el que la sociedad reelabora lo que representó el kirchnerismo”, dice el consultor.

Para el politólogo Andrés Gilio, de Opina Argentina, la única encuestadora que acertó el resultado electoral del domingo pasado, no se trata de una “guerra de liderazgos” entre mujeres. “El componente femenino es importante, pero no es el único que determine el desempeño electoral. Eso sería restarle mérito a las mujeres: no sólo son mujeres, sino que además representan una agenda de problemáticas”, analiza.

Un dato no menor que aporta está vinculado a los “modelos culturales”, en el contexto de una sociedad machista, en la que hubo un crecimiento del 8 % de losfemicidios en el último año, según datos de la Corte Suprema. La brecha salarial ronda el 27 % entre hombres y mujeres, según datos del Banco Mundial; y la participación en el mercado laboral es de apenas el 47 % de las mujeres, contra el 58 entre los hombres.

Ese machismo también quedó expresado entre las dirigentes con mejor imagen, lo que le suma un condimento más para el análisis. En el caso de Cristina, las acusaciones de que en verdad era su esposo quien manejaba los hilos del país, o el apodo de “yegua”, y en el caso de Vidal, el mensaje previo a su asunción sobre cómo sería su relación con los barones del conurbano o cómo manejaría a la Policía Bonaerense, la fuerza de seguridad más cuestionada del país.

El distrito clave

En La Matanza se disputan 1.200.000 votos. Es el lugar clave en cualquier elección, y un terreno históricamente cómodo para el peronismo. Allí, según cuentan desde Unidad Ciudadana, restaron contar alrededor de 45 mil votos. Dicen que el kirchnerismo arrasó allí y que obtuvo más del 45 por ciento. La intendenta K, Verónica Magario, tampoco lo duda: “Es un tiempo de las mujeres, no me cabe ninguna duda”, argumenta.

La dirigente peronista reemplazó a uno de los barones del conurbano más pesados, Fernando Espinoza, una pieza clave del PJ bonaerense. Magario gobierna en un distrito complejo, con realidades diversas: sectores acomodados, barrios industriales, villas de emergencia y zonas rurales. “La mujer cobró un rol protagónico, los liderazgos políticos son femeninos”, dice sin dudar.

Atribuye la victoria femenina a un “cambio sociológico” que se expresa no sólo en la Argentina, sino en todo el mundo; y que alcanza no sólo a la política, sino también a los gremios y las gerencias de empresas. Destaca a Cristina por sobre Vidal y Carrió, aunque reconoce que la gobernadora mantuvo una imagen positiva muy alta en la primera etapa de su gobierno. “Llegó con una imagen positiva del 60 por ciento, ahora alcanzó al 34 % de los votos. Eso demuestra que tendrá buena imagen pero que su gestión está calificada de otra manera”, remarca Magario.

Sobre Carrió, la intendenta es mucho más enfática: “Siempre fue una denunciante desde el Poder Legislativo. Se dedicó los últimos veinte meses a denunciar y no a construir para la Argentina. Por eso tiene protagonismo”.

La campaña de las mujeres

Cristina, Vidal y Carrió protagonizaron de uno u otro modo y cada una con su estilo la campaña electoral. La ex presidenta, reduciendo sus apariciones en público. Vidal, con un tono más endurecido por momentos – la pelea con Brancatelli fue un eje clave, sobre el cierre -, y más “Heidi” por otros. Sin ser candidata, buscó “acompañar” a los candidatos, en muchos casos con niveles de conocimiento demasiado bajos. Y Carrió, como un factor importante para el Gobierno, que no se redujo a caminar la Ciudad, sino que acompañó a Vidal en zonas de la Provincia.

La clave, insisten los analistas y reconocen los dirigentes, fue la polarización. La guerra no era sólo por los nombres, sino, y sobre todo, por los modelos. En otras palabras, lo que en el Gobierno dejaron en claro en cada discurso de campaña: “El cambio” versus “el pasado”.

De cara a octubre, el futuro parece incierto: en el kirchnerismo no descartaban una Cristina distinta a la de los últimos dos meses. Creen que fue clave insistir con “los problemas de la gente”. Pero también podría haber un giro de 180 grados en el rol de Cristina, con más apariciones en público y algunas entrevistas a medios.

En Cambiemos dejarán pasar estos próximos días y recién la semana que viene comenzarán las definiciones sobre el modo en que se encarará la campaña de los próximos dos meses. Se muestran confiados en que en los sesenta días venideros llegarían índices agradables de la economía: se entusiasmaban con repuntes en la industria y la finalización de obras públicas, así como la insistencia en la recuperación de los créditos hipotecarios. Por eso, no descartaban volver a “nacionalizar” la campaña.

Un dato clave, que miran atentos tanto en Cambiemos como en Unidad Ciudadana: aún no finalizó el escrutinio definitivo, que podría modificar el 0,07 de diferencia en favor de Bullrich sobre Cristina. Son poco más de 6.900 votos, cuando aún falta escrutar alrededor de 400 mil. En el Gobierno reconocían que el kirchnerismo se podría imponer por una diferencia mínima; y en el kirchnerismo creen que será de entre un punto y un punto y medio.

Como sea, una mujer de Cambiemos y otra de Unidad Ciudadana coinciden en una frase que pinta de cuerpo entero la expectativa por los resultados y hacia octubre: “No es para dormirse en los laureles”.

Fuente: bigbangnews.com

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