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Tras cumbre que fue “no positiva”, la CGT madura (sin apuro) el paro general

Salvo el oficialismo y algún que otro seguidor entusiasta, ya para mitad de año nadie negaba la recesión ni su impacto en el empleo. Sin embargo, los sectores de CGT con mayor convocatoria y poder de decisión resistían los reclamos de paro general que llovían desde las periferias de la dirigencia obrera, donde la demanda de una medida contundente existe desde los primeros días de la presidencia de Mauricio Macri. Esa resistencia parece haber empezado a dar sus primeras señales de distensión. Desde el mediodía de este viernes, la posibilidad del paro general circula en la central sindical con una intensidad que hasta 24 horas antes no tenía. Un poco por el fiasco de la reunión que mantuvo el triunvirato de conducción con el Gobierno en el Ministerio de Trabajo, un poco por el calor de la Marcha Federal, que movilizó a unos 200 mil trabajadores.

Antes de la reunificación, los candidatos a integrar la conducción colegiada condicionaban toda chance de lanzar una decisión de ese calibre a una reunión con el titular del Ejecutivo. Con la CGT reunificada el 22 de agosto, la entidad solicitó el encuentro pero la reunión con Macri no pudo ser. El Presidente viajó a China para asistir a la cumbre del G20 y, a cambio, los tres secretarios generales se tuvieron que conformar con un puñado de ministros: el de Trabajo, Jorge Triaca; el de Producción, Francisco Cabrera, y el de Salud,Jorge Lemus. Además, por las filas gubernamentales estuvo el coordinador Mario Quintana.

Pero la reunión desilusionó a los sindicatos. Los ministros escucharon los reclamos por la recesión, las subas de precios, el impuesto a las Ganancias, las importaciones y las paritarias pero, según los dirigentes gremiales, como tímida contrapartida obtuvieron nuevas promesas de solución a mediano plazo y condicionadas a la aprobación de algunos proyectos de ley en danza.

Los secretarios generales y otros miembros del consejo directivo que asistieron a la reunión en el Ministerio de Trabajo esperaban más. Era temprano pero desde la calle -y desde los medios- se hacía escuchar el barullo de la Marcha Federal, que unas horas después sería masiva. Muchos gremios nucleados en la CGT estaban participando. Muchos de esos gremios pertenecían a la Corriente Federal, que había anticipado su participación, pero otros se habían sumado a último momento, entre ellos, los liderados por los hermanos Facundo y Pablo Moyano (trabajadores de peajes y camioneros). Este último anticipó que los gremios “van a consensuar un paro general”.

A la salida de la cumbre con Triaca y compañía, el secretario general Juan Carlos Schmid aseguró que el encuentro fue “casi neutro” y advirtió que “hay una falta de resultados concretos que están a la vista por la situación económica que estamos atravesando”.

Las declaraciones de Schmid sucedieron a una conferencia de prensa en la que los ministros destacaron la reunión como positiva. Sin embargo, para el dirigente moyanista, “fue un alerta temprano y se verá en la lapicera del Ejecutivo cuáles son los instrumentos que pone en marcha para que haya una solución más palpable y que no signifique solamente la vocación al diálogo, sino resultados visibles”.

Entonces, ¿el paro? ¿Está más cerca? No tanto. El dirigente aclaró que, en última instancia, cualquier determinación se tomará recién en la reunión del  Comité Central Confederal de la CGT, el 23 de septiembre, donde «vamos a hacer las evaluaciones que corresponden».

Fuentes del entorno de Schmid aseguraron que “el camino va a un paro general pero todavía no lo van a decir porque hay pasos formales que cumplir. Si continua el mismo proceso económico, el paro va a estar cada vez más fuerza. La medida se va a realizar, pero quieren esperar hasta el 23”.

El hombre de Dragado y Balizamiento fue el único de los secretarios generales que habló tras la cumbre. Héctor Daer y Carlos Acuña no atendieron sus teléfonos.

A LA TRIBUNA. No obstante, una fuente del consejo directivo reconoció que, para la dirigencia sindical, “la reunión no fue buena”, porque, en términos generales, no hubo ninguna respuesta concreta: “Pedimos un plus para los jubilados y quedaron en verlo; pedimos obras públicas y más de lo mismo; por lo de Ganancias, quedamos en volver a juntarnos, pero la CGT pide que se resuelva antes de fin de año para que impacte favorablemente en los aguinaldos”, alistó.

El dirigente consultado lamentó también que el Gobierno insista con un proyecto de ley de ART que tiene eje en el nivel de litigiosidad, pero no contempla la perspectiva de la prevención de la siniestralidad. “Nuestra impresión es que patearon la pelota para adelante. La reunión no fue positiva”, reafirmó.

¿Y el paro? ¿Está más cerca? ¿Madura?: “Empieza a darse con más firmeza el diseño de un plan de lucha”, señaló el interlocutor, como quien no salta del todo a la laguna. “La paciencia se está agotando. Había expectativas, pero la respuesta fue muy floja”, agregó en la misma línea.

La cuestión es qué haría la CGT en caso de que el Gobierno saque una medida de la galera antes del 23: “No creo que tengan en carpeta una medida con esa fuerza. Y no creo que el paro sea antes de octubre”, sumó.

Los que conocen la relación de fuerzas interna de la central obrera aseguran que, en el triunvirato, el más cauteloso frente a la idea de un paro es Acuña, el hombre de Luis Barrionuevo. “Lo que no quieren es que les vengan a imponer desde afuera los tiempos de las medidas de fuerza. El otro tema es que no quieren hacer un paro en diciembre, que es un mes caliente en lo social”, alistó el contacto consultado: “Eso ya le pasó al kirchnerismo y, con el escenario actual, podría ser un disparador de un conflicto social grosso”. La CGT, agregó la fuente, no quiere “quedar como la impulsora de una medida así”.

Los críticos de la CGT atribuyen su indefinición a supuestas negociaciones para cobrar la deuda de cerca de 28 mil millones de pesos que el Estado mantiene con las obras sociales. Al mismo tiempo, cuestionan el rol de la central a la hora de reclamar la reapertura de las paritarias. Sobre el primer punto, una de las fuentes consultadas defendió que “la CGT no negoció nada con Macri. La verdad es que el macrismo tiró 2.700 millones que, para todo el sistema de obras sociales, no es nada. La dirigencia sindical agarró porque esa deuda estaba en el aire. Además, con ese pago se hicieron cargo de que la deuda existe”.

En cuanto al reflotamiento de las paritarias, reconoció que “está difícil que se reabran. Depende de cada gremio. Los que cerraron por un año es posible que vayan por arreglos de subas fijas y bonos, para compensar. Y los que cerraron por seis meses van a negociar sí o sí, como UOCRA y Comercio”.

QUIÉN ES QUIÉN. Dentro del propio triunvirato conceden que Barrionuevo yGerónimo Venegas, de la UATRE, “son los partidarios de darle más tiempo al Gobierno” y aseguran que el camionero Hugo Moyano no forma parte de ese grupo: “Está afuera de la CGT”, afirman. Los gremios del MASA, donde militan sindicatos como el SMATA y los taxistas de Omar Viviani por ahora se mantienen al margen, si bien dialogan con la CGT reunificada. Venegas “directamente juega para Macri”, resumió un vocero.

Fuente: Letra P

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