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Por internas en el Gabinete, Peña salió a respaldar a Aranguren

Peña admitió que Aranguren intenta «mitigar el impacto (de los aumentos) en comercios y sobre todo en lo que respecta al del gas en la Patagonia», al tiempo que reconoció que a pesar de estos aumentos «el 70% del costo de la tarifa eléctrica domiciliaria es subsidiada por el Gobierno». De donde se infiere que serán necesario aplicar más aumentos aunque ya se descartó que vayan a ser aplicados este año a pesar de que el titular de Energía a veces lo relativiza generando inquietud en el gabinete económico.

El Gobierno se defiende de las críticas a la gestión de Aranguren y no solo eso considera que es un«funcionario idóneo que plantea los temas con profesionalidad». De hecho se sostiene que el propio presidente Mauricio Macri respalda su gestión a pesar de saber que los temas que maneja son «antipopulares».

Los detractores (tanto internos como en la oposición) cuestionan la «objetividad» de Aranguren respecto del sector. Explican que tomo medidas que «han favorecido al sector petrolero en más de una oportunidad» como asimismo que los ajustes tarifarios no contemplaron la problemática de diversos sectores de la sociedad que se ven impedidos de pagar los servicios. Ponen por ejemplo, que el precio de los combustibles es muy alto, porque equivale a unos 75 dólares por barril de petróleo, cuando en el mercado internacional está a 45 dólares. «Hubiera sido mejor subsidiar directamente a todos los trabajadores en vez de generar sobrecostos a toda la economía», se quejan en algunas áreas del Gobierno. Concretamente en lo que va del año la nafta subió 31% y «esperemos que sea el último aumento», lanzaron por lo bajo aunque no se sienten muy seguros al respecto.

Es que Aranguren tiene buena llegada al oído presidencial, argumentan, al tiempo que recuerdan que «es el propio Macri el que arbitra cuando surgen discrepancias en el gabinete económico». Según comentan en los pasillos oficiales estas diferencias de criterios se están produciendo con bastante frecuencia, por ejemplo, entre el Ministro de Hacienda hacia su par de Energía e Interior y viceversa.

Desde Hacienda se cuestionan la generosidad «fiscal» con las provincias en el último acuerdo por la compensación de los descuentos para Anses. También el tema de los subsidios a sectores productivos. En la oposición, en tanto, algún memorioso deslizó no sin ironía que «se parecen a los planes de productividad». Pero donde hay coincidencias entre otros miembros del gabinete es que las mayores críticas se las lleva Aranguren.

Argumentan que el aumento de tarifas no tuvo el suficiente análisis del impacto en diversos sectores. «Por eso hay tanta marchas y contramarchas», cuestionan.

Marcos Peña explicó que no fue un tarifazo porque «el esfuerzo que se está haciendo es buscar un camino intermedio a un ajuste de un día para el otro después del 700% de la inflación acumulada en 10 años sin modificación de las tarifas». Para luego advertir que «dejar todo como esta para seguir teniendo cortes de luz y de gas en todo el país como ocurrió en los últimos años. Es el camino del medio que estamos trabajando tratando de ver los casos que requieren atención especial consientes de la dificultad que significa para muchos argentinos enfrentar esto», afirmó el jefe de Gabinete.

Aunque resulta difícil que los argentinos comprendan que los aumentos tarifarios fueron graduales aunque sea cierto. Es que, el aumento llega en momentos que el consumo está en baja, por ejemplo, un pequeño comerciante del conurbano bonaerense que tras 40 años de trabajo y habiendo enfrentado todos los desajustes económicos que tuvo la Argentina hoy ante una tarifa de 3.000 pesos de agua se ve ante la disyuntiva de cerrar. «Bajaron las ventas, tengo que hacer frente a los impuestos y las cargas laborales de 4 empleados más los impuestos provinciales y los aumentos tarifarios, me es imposible seguir», explicó el comerciante a este medio.

Marchas y contramarchas

Desde el anuncio de ajuste en las tarifas el Gobierno se vio obligado a revisar su medida ante los reclamos de diversos sectores. Tales fueron los casos de:

Pymes: se anunció la financiación del 50% de la tarifa de gas para pymes, es decir que el Estado financiará el 50% de la tarifa que deberá ser abonada en cuotas en los períodos de bajo consumo.

Se determinó que los usuarios del servicio eléctrico en las provincias del noreste argentino que no tienen acceso al sistema troncal de transporte de gas natural (Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones) y que cumplen los requisitos para recibir la Tarifa Social Federal verán duplicado su umbral de consumo gratuito de 150 KwH/mes a 300 KwH/mes a partir del 1 de junio de 2016.

Este lunes el ministro de Energía y el de Interior, Rogelio Frigerio, mantuvieron una reunión con las provincias y aceptaron fijar un tope a la suba de tarifas (ver aparte) dando marcha atrás con el ajuste previamente anunciado. Justamente, gobernador de Chubut, Mario Das Neves afirmó al término de la reunión que en la fijación de tarifas «hubo bastante improvisación».

En tanto continúan los reclamos de los sectores culturales ante la imposibilidad de hacer frente a las altas tarifas. Más de 50 teatros independientes de la ciudad de Buenos Aires realizaron «un apagón cultural» contra los aumentos de los servicios de luz y agua. No fueron solo los teatros también los centros culturales. Además las entidades culturales rechazaron el ofrecimiento del gobierno porteño el aumento de 50.000 pesos en subsidios para cubrir estos gastos por considerarlo insuficiente. «La calle Corrientes no puede estar a oscuras», criticó Mirtha Legrand.

En síntesis, con una economía en recesión los aumentos tarifarios en muchos casos terminaron siendo el certificado de defunción de numerosos establecimientos.

Fuente: ámbito.com

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