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Grecia y el temor a un corralito: el lunes no abren los bancos

Tras el fracaso de las negociaciones con sus acreedores internacionales, los griegos vivieron hoy una jornada de incertidumbre, marcada por largas colas frente a cajeros automáticos por temor a un posible corralito y el inicio de una campaña para definir en un referéndum el próximo domingo si el país aceptará o no más ajuste. Además se conoció que el lunes lo bancos no atenderán al público.

El presidente de Grecia, el conservador Prokopis Pavlopulos, promulgó hoy la convocatoria al referéndum, después de que el Parlamento aprobara ayer el llamado a las urnas en una maratónica sesión que duró más de 15 horas y demostró el clima de tensión que se vive en el empobrecido país del sur de Europa.

Pese a que el Eurogrupo había rechazado ayer la decisión del primer ministro griego, Alexis Tsipras, de dejar la decisión final sobre un acuerdo en manos de la sociedad, el Banco Central Europeo (BCE) anunció hoy que mantendrá los fondos de emergencia para garantizar la liquidez de los bancos helenos.

Ayer el Eurogrupo respondió al llamado a referéndum rechazando cualquier prórroga del acuerdo vigente con Grecia y dejando a Atenas a un paso del default el próximo martes, cuando vence el plan de asistencia financiera de los acreedores y desaparece la posibilidad de recibir los 7.200 millones de euros que le quedaban por recibir al país en crisis y con los que podría pagar los próximos vencimientos de deuda.

Esto provocó una fuerte corrida bancaria en Grecia y reavivó los rumores sobre una posible salida de Atenas de la euro zona.
Medio locales estimaron que una multitud de personas y empresas sacaron hasta unos 400 millones de euros desde el viernes pasado, cuando se hizo público el fracaso de las negociaciones en Bruselas, informó la agencia de noticias EFE.

El presidente del BCE, Mario Draghi, prometió hoy «continuar trabajando estrechamente con el Banco de Grecia y respaldar con firmeza el compromiso de los estados miembros de prometer actuar para afrontar las fragilidades de las economías de la zona del euro».

Pese a que el anuncio trajo algo de tranquilidad, el BCE -uno de los tres acreedores que detenta una gran parte de la enorme deuda externa griega- sólo se comprometió a mantener el nivel de préstamos de emergencia del viernes pasado, es decir, antes de que comenzara la mayor corrida bancaria.

Durante la última semana, el BCE fue ajustando sus préstamos de emergencia a Grecia casi de manera diaria, para adaptarse a los vaivenes que provocaban los momentos de optimismo y pesimismo después de cada reunión entre el gobierno de Tsipras y los acreedores en Bruselas.

Por su parte, el gobernador del Banco de Grecia, Yannis Stournaras, se comprometió hoy a que «el Banco de Grecia, como miembro del eurosistema, tomará todas las medidas necesarias para asegurar la estabilidad financiera para los ciudadanos griegos en estas difíciles circunstancias».

Según publicaron varios diarios, el BCE le pidió al gobierno griego que introduzca controles de capital a partir de mañana o de lo contrario interrumpirá la provisión préstamos de emergencia para garantizar la liquidez de los bancos locales. Estos controles podrían ser una medida como el corralito que Argentina conoció durante la crisis de 2001 o un freno para la salida de euros del país.

Horas después de conocerse la decisión del BCE, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, se reunió con los principales banqueros del país en la sede de su cartera para discutir cuál será el próximo paso.
Poco antes, el ministro había escrito en su cuenta de Twitter: «Los controles de capitales dentro de una unión monetaria son una contradicción en si misma. El gobierno griego se opone a ese concepto».

Mientras Varoufakis negocia el próximo paso del gobierno griego, dentro del país los ciudadanos se preparaban para una campaña que será muy breve y, seguramente, muy intensa.

El referéndum será vinculante y para que su resultado defina el futuro del país al menos un 40% de la población debe votar.

Aún no hay encuestas que pronostiquen cuál será la opinión pública el próximo domingo. Lo único que se sabe es a qué llamarán a votar cada partido político. Mientras el gobierno pidió apoyar el No, los principales partidos de derecha y centro-derecha llamaron a apoyar el Si.

Si se tiene en cuenta los resultados de la elección anticipada de enero pasado, la misma que llevó al poder a Tsipras, los partidos que apoyan el No a las propuestas de ajuste de los acreedores sumarían más de un 52%, mientras que las fuerzas que reclaman votar por el Sí y quedarse dentro de la euro zona como sea se acercan a un 40%.

En la calle no se percibía aún ninguna señal de la campaña, pero en los cafés, los comercios, las plazas y, por supuesto, en las colas para sacar dinero de los cajeros automáticos no se hablaba de otra cosa.

«Que no cunda el pánico, debemos defender nuestra dignidad», pidió un hombre ya mayor a un pequeño grupo de personas, en su mayoría mujeres, que se encontraban delante de dos cajeros vacíos, según relató EFE.

«Pero si yo no digo que no se trate de dignidad. Yo estoy aquí porque tengo que dar de comer a mis hijos», contestó una mujer, mientras que otra explicó, casi excusándose por querer sacar dinero: «Mire, yo lo único que quiero es sacar dinero para mis compras de la semana».

La cuestión de fondo del referéndum es, por tanto, «decidir si se opta por la dignidad o por el dinero», se planteó una tercera mujer en alusión a que un ‘Sí’ en la votación del próximo domingo volvería a abrir el grifo de los acreedores internacionales.

«¿Pero quién dice que firmar el acuerdo signifique que vayamos a tener dinero?», respondió otra, recordando que la prórroga de cinco meses propuesta por los acreedores básicamente contempla fondos para poder pagar los próximos vencimientos la deuda externa y no para invertir en desarrollo ni construcción de empleo.

Fuente: Infonews

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