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El estrés también puede ser positivo

Lo que ocurre que esos cambios en el organismo implican un esfuerzo, y no pueden sostenerse en forma continua ni excesivamente intensa, porque el desgaste que producen es perjudicial.

El ser humano responde como cualquier ser vivo parecido, a través de los sistemas nervioso autónomo y  hormonal, que regulan todas las funciones orgánicas, tales como la digestión, el funcionamiento del corazón o los pulmones entre otros. Básicamente, el estrés prepara al organismo para la acción, a través de su activación y nos habilita a correr, estudiar, trabajar, o cualquier otra cosa.

¿Por qué entonces la mala prensa? Es que si el estrés es muy intenso o sostenido, la activación desgasta al organismo y deja lugar a patologías orgánicas y psíquicas o a conflictos interpersonales. Comprender qué es y para qué sirve nos ayudara a ponerlo de nuestro lado, a utilizarlo a nuestro favor. Sin estrés, nuestra vida sería inmóvil y efímera.

¿Cómo hacer esto, entonces? En primer lugar debemos tener en cuenta que en el ser humano la activación se produce luego de una valoración de estímulos. Y esa valoración puede ser la causa de los problemas, o de las solucionesPor ejemplo, valorar una situación de examen como una amenaza es muy diferente que hacerlo como un desafío. Y esa valoración debe ser tan realista y optimista como sea posible. También se valoran los recursos personales para hacer frente a la situación. En el ejemplo, el conocimiento del que se dispone. En este caso, además de valorar de forma realista el recurso, este podrá incrementarse y aprender a utilizarse mejor en caso de ser necesario, con más horas de estudio, mejor organización del tiempo y mejor método o lo que sea necesario.

Por otro lado, si la activación física es excesiva, es importante aprender a disminuirla, para lo cual las técnicas de relajación y de respiración son muy útiles. Pero también la actividad física ayuda a que esa especie de aceleración no sea en falso. Comparemos estas acciones con el funcionamiento de un automóvil: si se acelerara para ir más rápido, esto tendrá sentido si está en una marcha adecuada, pero será muy malo para el motor si está en punto muerto.

En síntesis, a la activación del estrés hay que acompañarla de actividad física. Y al cansancio que produce la activación psíquica hay que contrarrestarlo con el descanso psíquico. Este descanso también puede proporcionarlo el ejercicio, un cambio de actividad mental o una actividad recreativa, por ejemplo. Y no una seguidilla de estímulos tecnológicos, noticieros o conversaciones sobre temas negativos.

También, una dosis excesiva de cafeína o de alcohol, así como comidas «pesadas» generan más activación, o más esfuerzo del organismo para metabolizarlas, y son contrarias a un buen manejo del estrés.

Todo esto nos sirve para dejar de pelear contra él, y tratar de descubrir su significado y así, utilizarlo a favor, con buscar mejores hábitos de vida por un lado, y dirigir nuestros esfuerzos con mayor eficiencia por el otro.

El estrés bien dirigido nos ayuda a alcanzar los logros que nos planteamos. Por eso, no nos enojemos con él, desentrañemos su sentido, y aprovechémoslo.

Fuente: ámbito.com

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