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Barrionuevo, una historia de plagada de exabruptos, violencia y cuentas poco claras

El secretario general de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteles y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA), Luis Barrionuevo, apostó este lunes una vez más a ganarse un lugar en los titulares de los diarios apelando a exabruptos. Esta vez calificó al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, de «pelotudo caro» porque antes el funcionario había dicho que hay «gremios, opositores y medios financiados por los fondos buitre».

El líder de la CGT Azul y Blanca, que impulsa un nuevo paro nacional junto al referente de los Camioneros y cabeza de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, sumó así un capítulo más a su historia cargada de bravuconadas, violencia y cuentas poco claras.

La «carrera» de Barrionuevo comenzó en 1975 cuando tomó por asalto la sede de la Unión de Empleados Gastronómicos de Catamarca. En aquella oportunidad la aventura duró poco. Apenas 48 horas después  la justicia lo obligó a devolver la sede a la conducción encabezada por Ramón Elorza.

En 1983 fue tercero en la lista del PJ que encabezaban Herminio Iglesias y Jorge Triaca y seis años más tarde trabajó denodadamente para imponer la candidatura de Carlos Menem, por sobre la de Antonio Cafiero, para las elecciones presidenciales de 1989.«Soy un recontralcahuete de Menem» confesó sin ambages alguna vez y hasta admitió haber aportado un millón de dólares a la campaña del riojano.

El respaldo tuvo su recompensa. Ya presidente, Menem puso a Barrionuevo al frente del Instituto Nacional de Obras Sociales (INOS) que pasaría luego a llamarse Administración Nacional de Seguro de Salud (ANSSAL) cargo desde el que admitió que «nadie hace la plata trabajando» al tiempo que reconoció que «un dirigente accede a otros ingresos. Uno le encarga un trabajo a un abogado del gremio, por ejemplo, y él le deja un porcentaje de sus honorarios. Es lícito, es como una comisión para gastos».

La más célebre de sus frases sin embargo fue «en la Argentina hay que dejar de robar por lo menos dos años».

Fue investigado dos veces por enriquecimiento ilícito y por su vínculo con la barrabrava de Chacarita, club del que llegó a ser presidente entre 1993 y 2005. «No estamos eligiendo la cúpula de la Iglesia, así que hubo algunos sopapos» dijo socarronamente luego del congreso de la CGT de octubre de 1989 cuando hinchas de Chacarita se trenzaron en una batalla campal con los seguidores de Saúl Ubaldini.

En 2003, vedado por la justicia para ser candidato a la gobernación de Catamarca, Barrionuevo mandó quemar urnas el día de las elecciones hecho por el cual estuvo cerca de perder la banca en el Senado a la que había accedido pocos años antes.

En 2008 provocó una escisión en la Confederación General del Trabajo (CGT) ante la imposibilidad de resultar elegido secretario general de la central obrera, controlada por el aquel entonces oficialista, Hugo Moyano. Así creó la CGT Azul y Blanca.

Cuando no fue protagonista directo de exabruptos que acapararon la atención de la prensa, éstos corrieron por parte de su entorno más cercano. El más recordado es el que protagonizó su esposa y diputada nacional, Graciela Camaño, quien en 2010 propinó un golpe de puño aCarlos Kunkel durante un debate de comisión.

Hoy, cercano al Frente Renovador Barrionuevo trabaja para la candidatura presidencial del diputado y líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien según él «está en condiciones de ser presidente».

Fuente: Minutouno

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