“Para conducir a un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo. Quien se dedica a la conducción debe ser profundamente humanista: el conductor siempre trabaja para los demás, jamás para él«, (Juan Perón).
Una vez más, el dirigente massista, Dámaso Larraburu, usó su cuenta de Twitter para referirse a los cartoneros que realizan su trabajo diario en carros tirados por caballos.
En esta oportunidad, el referente del Frente Renovador, le pidió al Ejecutivo comunal no ceder a los reclamos de los recolectores informales, que insisten con poder trabajar en horarios diurnos y nocturnos con sus carros y caballos en el macro y microcentro.
“Demos el ejemplo en Bahía, no a la tracción a sangre. Imitemos a municipios que lo lograron, en un trabajo conjunto”, reclamó en la red social.
Lejos de aquel peronista que se preocupaba por las clases más débiles, que levantaba la bandera de los pobres y marginales, el actual director del Banco Provincia, fue más allá y escribió: “Hay que acostumbrarse que en una ciudad se Gobierna pensando en intereses generales, no en intereses sectoriales. Y sino, no hacer nada”, manifestó el dirigente, a quien sindican como uno de los responsables de querer ocultar la pobreza en el centro de la ciudad.
«Sensibilidad e imaginación es base para ver, Ver base para apreciar, Apreciar base para resolver, y Resolver base para Actuar” (Juan Perón).
En otro tuit, Larraburu indica que pueden trabajar, pero sin caballos: “Si a la ganancia y al trabajo digno de un recolector informal. No a la Tracción a Sangre”, expresó.
«Donde existe una necesidad nace un derecho.» (Eva Perón)
Ayer, mientras los “cartoneros” ocuparon calle Alsina, frente a la municipalidad, se escuchaba como queja reiterada que el intendente y sus funcionarios solo apuntan a esconder una realidad que pasea su pobreza por el centro de la ciudad.
En una calle que dibujaba un paisaje de otras épocas, con bosta en el asfalto, caballos comiendo alfalfa u otros alimentos, olores poco acostumbrados en sitios donde el perfume caro alegra las narices, los cartoneros se mostraban como son: Pobres, con olor a pobre, laburantes que llevan a la mesa de comida lo que logran tras horas de tomar frío o calor, con caballos que, en algunos casos están mejor alimentados que sus hijos. Pero con la dignidad de saber que lo mucho o poco que obtienen en fruto de su esfuerzo, “¿Qué quieren, que salgamos a robar?”, preguntaba una mujer a la que le faltaban la mayoría de sus dientes, con lágrimas en los ojos y un bebe “colgado” de sus brazos.
Si bien alrededor de las 20 horas, decidieron levantar el acampe, los cartoneros decidieron mantenerse en estado de asamblea durante el fin de semana y el lunes volver al municipio para retomar el diálogo, pero con la condición de que, por un tiempo a establecer, puedan continuar su tarea arriba de esos carros tirados por caballos.
Por las declaraciones del secretario de Gobierno, Fabián Lliteras, quien tras la decisión de los recolectores de rechazar los puntos propuestos por la municipalidad, dijo que el 1° de Agosto se acaba la tracción a sangre en Bahía, y sobre todo, por los tuits publicados hoy por Larraburu (quien fue el que disparó la necesidad de sacar de circulación del centro a los carros), todo parece indicar que los bahienses deberán a acostumbrarse a seguir viendo el paisaje que ayer tuvo, por horas, calle Alsina.
¿Qué pasará el 1° de agosto? Habrá que esperar que ambas partes lleguen a un punto de acuerdo para evitar conflictos.
¿Qué les pasa a algunos peronistas que escondieron las banderas de los pobres en algún viejo baúl?
“Lo que se esconde no desaparece”, decía un cartel que levantaba, desde un carro, una cartonera. ¿Este gobierno municipal, Dámaso Larraburu, solo buscan eso, “esconder” la pobreza?