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Delitos online: el desvío de fondos es lo que más afecta a las empresas

Los ejecutivos locales esperan para este año un incremento del 30 por ciento en los niveles de fraude por efecto de las malas condiciones económicas que incrementarían las presiones financieras de quienes comenten estos delitos.

Más del 72% de los directivos coincidió en que los casos de fraude aumentan en épocas de dificultades económicas, debido a la presión que causan las necesidades financieras.

Así concluye un informe que realizó BDO Argentina, que presentará en el marco de Tercer Congreso Latinoamericano de  Etica, Transparencia y Compliance Anticorrupción, que se realizará el 10 y 11 de julio en el Four Seasons, donde también se afirma que el 43% de esos encuestados se incrementará en casi un 30%.

Los ejecutivos también observaron un incremento de estos incidentes durante el 2013.  El 67% de los consultados indicaron que sus organizaciones fueron víctimas de fraudes y el 51% de los que respondieron afirmativamente, registraron entre dos y cinco casos dentro de sus compañías.

La encuesta, que se realizó a 186 ejecutivos de empresas instaladas en Argentina, abarcó todas las industrias y el cuestionario fue respondido por gerentes de auditoría, directores y compliance offficers, entre otros.

En cuanto al tamaño de las empresas encuestadas, el 47% cuenta con más de mil empleados y el 41% factura más de 50 millones.

«El fraude es un delito contra la confianza», sintetizó Fernando Gamiz, director de Fraudes & Disputas de BDO, área a cargo del relevamiento y quien dictará un taller sobre investigaciones de fraudes corporativo durante el Congreso.

Y enumeró los principales delitos cometidos en las empresas: conflicto de interés (26.7%), sobornos (20%) y malversación de activos (66%).

Además, entre los fraudes electrónicos el desvió de fondos fue el que más afecto a las empresas (44%), seguido por acceso a información confidencial (25.9%) y phishing (robo de datos a partir de página duplicada) (18%).

«Si bien se reconoce el fraude como un problema creciente –afirmó Gamiz-, sólo la mitad de las organizaciones han implementado planes antifraude».

Un plan de administración de riesgos de fraude comprende tres líneas de defensa: prevención, detección y respuesta.

Algunas empresas han avanzado en planes de este tipo, sin embargo, otras solo han implementado medidas parciales, como ser códigos de ética y canales de denuncias. «Estas medidas son necesarias pero no suficientes», subrayó el especialista.

En cuanto a la resolución de los conflictos, la mayoría de las organizaciones prefieren resolver los casos en forma interna, sin verse involucrada en los costos asociados a una instancia judicial o por temas reputacionales.

Y es que el monto del fraude no es el mayor costo que sufre una empresa. «Para los participantes en este estudio, la principal preocupación está precisamente en el impacto reputacional negativo (58,7%), seguido por el desprestigio de la alta gerencia (34,8%), dejando en tercer lugar el monto de defraudado (32,6%).

La encuesta revela que la mayoría de los fraudes identificados durante 2013 se ubicaron en la franja de hasta US$ 10.000 (44,4%).

«Esto es razonable, explicó Gamiz, ya que los que respondieron identificaron a los empleados como los principales responsables, siendo que éstos tienen menor nivel de decisión financiera dentro de las organizaciones».

En cuanto a la franja mayor de US$ 500.000, presentó un alto nivel de incidentes (13.3%). «Resulta un dato relevante si consideramos que para fraudes por montos tan significativos, los responsables requieren atribuciones financieras amplias, compatibles con funciones de director o alta gerencia», reveló.

De los 300 casos de fraudes cometidos durante 2013 y reportados en la encuesta, 198 (66%) fueron de malversación de activos, incluyendo uso de bienes para fines personales, desvío de fondos, manipulación de compras y contrataciones, y fraude en facturación, descuentos y reembolsos, entre otros. Los casos de corrupción resultaron 87 (29%).

Los fraudes reportados fueron cometidos mayoritariamente por personas con educación universitaria (53,1%), entre 30 y 50 años (74.5%).

Estos sujetos contaban con más de 10 años de antigüedad en el trabajo (36,2%), seguidos por individuos entre 2 y 5 años (29,8%).

¿Qué lleva a una persona a cometer fraude? «Tres factores están presentes en  todos los casos de fraude corporativo: presión, racionalización y oportunidad. El primer factor identificado es la existencia de una presión financiera no compartible u oculta», detalló Gamiz.

La encuesta reveló los motivos que tuvieron en Argentina aquellos que cometieron fraudes durante el año 2013: llevar un nivel de vida mayor a los ingresos ha sido revelado como el principal factor de presión identificado en las organizaciones (42,5%), seguido por debilidades en los controles internos (47,5%).

Fuente: Minutouno

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