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Tras la tregua con los rebeldes, Ucrania relanza la ofensiva

«Vamos a atacar y vamos a liberar nuestra tierra», aseguró el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, en un discurso a la nación publicado en la página web de su gobierno.

«No renovar el alto el fuego es nuestra respuesta a los terroristas, rebeldes, saqueadores y a todos aquellos que se burlan de los civiles paralizando la economía» del este de Ucrania, agregó el mandatario en su mensaje.

Antes de difundir su decisión, Poroshenko estuvo reunido con el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, según informó el diario local Kyiv Post.

Sobre Poroshenko y su consejo pesaron las exigencias de las regiones occidentales del país, que reclaman terminar de una vez con el levantamiento separatista en el Este y, especialmente, la presión de los manifestantes y milicias creadas en el fervor de las protestas de la plaza Maidan a fines del año pasado.

Fueron estos grupos, nacionalistas algunos y pro occidentales otros, los que lograron forzar el derrocamiento del anterior presidente, el prorruso Viktor Yanukovich, en febrero pasado.

Algunos de los sectores más extremos que participaron de este movimiento de protesta actualmente forman parte de los nuevos grupos paramilitares creados por oligarcas aliados de Kiev para enfrentar, junto al Ejército, a las milicias separatistas que controlan gran parte de las provincias de Donetsk y Lugansk.

Pese a estas presiones internas, horas antes del fin del cese de fuego, Poroshenko y Putin parecían haber llegado a un acuerdo preliminar para extender la tregua, pese a que nunca llegó a estar claro el compromiso de las milicias separatistas prorrusas.

En tanto, Poroshenko, Putin y sus pares de Alemania y Francia, Angela Merkel y Francois Hollande, mantuvieron una larga conversación telefónica para intentar mantener viva la tregua que mantienen Kiev y las autoridades separatistas de Donetsk y Lugansk desde hace más de una semana.

Durante la conversación, Putin se mostró dispuesto a incluir a las fuerzas de seguridad ucranianas en el traspaso del control de los puestos fronterizos que actualmente controlan las milicias separatistas prorrusas, las mismas que tomaron el control de los gobiernos de Donetsk y Lugansk hace más de dos meses.
La propuesta, detallada por el canciller ruso, Serguei Lavrov, a la agencia de noticias rusa Itar Tass, permitiría a los guardias fronterizos ucranianos participar, desde el lado ruso y en calidad de observadores, en la vigilancia de los tramos de la frontera que están controlados, desde el lado ucraniano, por las milicias prorrusas.

Eso sí, la condición de Putin para alcanzar esta cooperación es que se mantenga el alto del fuego en Donetsk y Lugansk y que la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE) también participe de la vigilancia fronteriza.

De esta manera, el presidente ruso intentó contrarrestar las continuas denuncias de las potencias occidentales y de Kiev sobre su presunto apoyo a los separatistas prorrusos, a través del contrabando de armas y el traspaso clandestino de combatientes a lo largo de la frontera compartida con Donetsk y Lugansk.

Moscú aceptó por primera vez la cooperación con el nuevo gobierno de Ucrania, luego de que las potencias europeas amenazaran con imponerle una tercera tanda de sanciones económicas.

Mientras las potencias europeas demandan que Moscú desarme a las milicias separatistas de Donetsk y Lugansk, Putin reclama, casi diariamente, extender la tregua para abrir negociaciones que incluyan «a todos los actores del conflicto».

Porque pese al teórico alto el fuego que regía desde hace 10 días, los dos bandos continuaron lanzando ataques y enfrentándose.

Fuente: ámbito.com

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