Acreedores aceptarían quita de capital pero quieren altos intereses

Como si se tratara de un trabajo en equipo, el ministro de Economía, Martín Guzmán, tomó en cuenta todas las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional para diseñar la oferta de reestructuración de la deuda pública. Para ello presentó un documento titulado «Lineamientos para la sostenibilidad de la deuda», en el que planteó los puntos principales de la propuesta a los acreedores privados.

Allí se contempla un conjunto de ideas que incluyen un período de gracia, la reducción de los intereses, la extensión de las fechas de vencimiento y una quita sobre el valor nominal. Lo que se busca es reducir los pagos «a niveles razonables en el mediano y largo plazo», y de esa manera «abrir el espacio necesario que permita la recuperación de la actividad real».

En las previsiones del Palacio de Hacienda ingresa la pandemia de coronavirus. La «economía (…) ya se encontraba en el medio de una crisis cuando fue golpeada por el shock global del Covid-19», dice el documento, que agrega que «aún están siendo elaboradas» las estimaciones del impacto económico.

Lo que esperan los acreedores es saber en qué dosis se combinarán esos ingredientes para calcular el resultado de la oferta final. Eso es lo que se está cocinando en reuniones muy discretas entre el equipo económico y los representantes de los fondos de inversión internacionales que nuclean la mayor parte de los U$S 83 mil millones en títulos en moneda extranjera sobre los que quiere negociar Economía. «Estamos dialogando de manera constructiva con los bonistas», dijo Guzmán, sin dar más pistas.

El punto central de la discusión es el rendimiento que tendrán los bonos que reemplazarán a los actuales. Los fondos pretenden un rendimiento de los nuevos bonos (exit yield, en la jerga financiera) bastante alto para compensar la quita sobre el capital. Esta última, se descuenta, será elevada: en los hechos, tras el derrumbe global de los mercados, algunos de esos papeles cotizan a menos del 30% de su valor nominal. La pretensión de Guzmán es que los nuevos títulos rindan entre un 4,5% y 5% anual, en línea con la brusca caída en las tasas en todo el mundo, pero lejos de las pretensiones de los acreedores.

El esquema que planteó Guzmán es muy similar a las conclusiones del informe técnico del FMI del 20 de marzo, que afirma que «no hay margen para el servicio de la deuda en el corto y mediano plazo» y aconseja recortar pagos por hasta U$S 85 mil millones en los próximos años. «Prestamos atención a las sugerencias», dijo el ministro. Quizás en retribución a esa ayuda, Guzmán blanqueó que se formalizará un nuevo acuerdo con el FMI para reprogramar la devolución de los U$S 44 mil millones prestados durante la presidencia de Mauricio Macri. «No estamos en condiciones de cumplir aquel stand by», reconoció.

Moody’s, la pandemia y los bonistas

La calificadora de riesgo Moody’s rebajó las calificaciones de emisor a largo plazo en moneda extranjera y en moneda local de la Argentina, con perspectiva negativa, de acuerdo con el proceso de revisión iniciado el 30 de agosto.
La rebaja de calificación de la expectativa de Moody’s contempla que «los acreedores privados probablemente incurrirán en pérdidas sustanciales en el actual proceso de reestructuración de la deuda del gobierno».
Para la calificadora, el shock económico y financiero derivado de la pandemia «agrava el estrés financiero que obliga al gobierno a reducir sus obligaciones de pago de deuda en los próximos años».
A la calificadora le preocupa que los acreedores privados tengan pérdidas de hasta el 65% del valor de sus tenencias durante el proceso de canje de deuda por una combinación de quitas de capital, reducción de intereses y plazos de gracia. Con todo, le da la derecha al gobierno al señalar que, «debido a la falta de acceso al mercado, se hace imposible pagar su deuda según lo programado actualmente».

Fuente. Tiempo.ar

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