Guzmán a cara de perro con los acreedores

Un clima de tensión se vive entre el gobierno argentino y los principales fondos tenedores de la deuda externa del país por las diferencias en cuanto a nivel de descuento que deberían tener los títulos argentinos para alcanzar un acuerdo “amigable”, según trascendió tanto en fuentes oficiales como en medios financieros.

Los representantes de los fondos no dudan en calificar de “muy dura” a la oferta verbal que habría hecho el ministro de Economía, Martín Guzmán.En esos encuentros el titular del Palacio de Hacienda les habría manifestado que esperaba un exit yiel (tasa de descuento tras la reestructuración de la deuda) de 3%. A juicio del Gobierno este sería el nivel que el país podría afrontar para tener un sendero “sustentable” para el pago de la deuda externa.

El problema es que esta tasa se ubica a considerable distancia del 8% a 12% que esperan los fondos que son acreedores de la Argentina. Al respecto, asesores internacionales señalaron que “una oferta al 8% conseguiría la adhesión de los acreedores”.

Sin embargo, comentan que el ministro Guzmán en los primeros encuentros reservados que tuvo con acreedores se mantuvo firme en este nivel 3% de descuento e inclusive habría manifestado que preferiría ir a un default antes de cerrar un acuerdo no conveniente para el país.

En medios de la Casa Rosada se señala también que la posición del Gobierno frente a la negociación de la deuda presenta matices. Así, desde el ala del presidente Alberto Fernández se insistiría en la necesidad de llegar a un acuerdo con los acreedores, mientras que algunos sostienen que la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner tendría una posición más dura que no descarta de ser necesario el default.

Cabe señalar que esta postura oficial fue anterior al derrumbe sostenido de los mercados por el avance del coronavirus en el mundo.

Si bien el país sigue cumpliendo, aunque con cierto retraso, las formalidades para la renegociación de la deuda, se especula con que la negociación se presenta difícil y posiblemente demande más tiempo que el esperado por el gobierno argentino.

Complicaciones

La turbulencia que afecta a los mercados internacionales, en tanto, torna más difícil la negociación. Según algunas interpretaciones, el derrumbe de los activos en el mundo podría facilitar un acuerdo más rápido para la Argentina, un país obligado a ofrecer rendimientos muy por encima del promedio del mercado. Pero también hay quienes interpretan que en este contexto de desvalorización generalizada, para los fondos será más difícil aceptar las pérdidas que supone la renegociación de la deuda argentina.

Otro de los peligros es que el deterioro de las paridades de la deuda argentina lleve a los llamados “fondos buitres” a posicionarse en papeles del país para después litigar intentando obtener el recupero del 100% del valor original de la deuda.

En esta materia también las opiniones están divididas, ya que algunos analistas consideran que las turbulencias de los mercados internacionales también torna más riesgosa la inversión en papeles como los argentinos.

En cualquier caso si se demorase la resolución de la deuda el problema sería doble, ya que el Ministerio de Economía se vería frente a la disyuntiva de utilizar reservas para pagar los vencimientos en divisas a partir de abril o caer en el incumplimiento. Y desde ya que un panorama incierto con los acreedores externos complicaría también las posibilidades de reestructurar la deuda en pesos.

Y como si todo esto fuera poco, la irrupción del coronavirus complica la gestión gubernamental. En medios empresarios se teme que en los próximos días se tengan que cerrar fábricas y que se acentúe la recesión. La mayoría de los analistas privados están corrigiendo a la baja los pronósticos de caída del producto bruto interno para el año y se tiende a proyectar un retroceso superior 2%.

Fuente. ambito.com

 

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