El impacto económico del coronavirus en el deporte

Los efectos de la pandemia de coronavirus en el deporte pueden medirse también por su impacto económico, sin que esto signifique dejar de lado el drama que representa la enfermedad a nivel humano.

Los más de 156.000 casos en 140 países hablan por sí solos, así como los más de 5.000 muertes que provocó en todo el planeta más allá de que algunos se encarguen de alimentar la psicosis colectiva por los distintos intereses en juego.Intereses que en lo que hace al deporte postergaron en muchos casos el cese de actividades más allá de lo recomendable como imponía el sentido común y la emergencia sanitaria que impuso la pandemia del coronavirus.

Muchos reclamaron a viva voz, pero como suele decirse para muestra basta un botón y la frase más categórica salió por estos días de boca del británico Lewis Hamilton, séxtuple campeón mundial de la Fórmula 1. «El dinero manda», afirmaba el de Mercedes horas antes de que la FIA decidiera postergar el inicio de la temporada en Australia tras detectarse un positivo en el equipo McLaren.

La presión de los pilotos terminó jugando un rol clave en la suspensión del primer Gran Premio tanto como la imposibilidad de disputarlo con público por razones de seguridad. Luego se confirmaría también la cancelación provisoria de la cita en Bahrein, donde debía correrse la segunda competencia del año a puertas cerradas, y el frustrado estreno de Vietnam en la máxima categoría por idénticos motivos.

La decisión tardó en llegar, pero llegó y seguramente evitó daños imposibles de evaluar en un plano hipotético, así como pudieron haberse impedido en otras disciplinas que siguieron adelante aún cuando la emergencia ya se había declarado.

Tal es el caso del fútbol, el deporte más popular del planeta que esperó y sigue esperando en algunos casos para parar la pelota. El ejemplo más concreto es Italia, donde sólo un decreto presidencial suspendió todas las actividades. En nuestro país, los pedidos y las respuestas van y vienen, pero el balón sigue rodando.

Este sábado, el sindicato de futbolistas de Italia (AIC) denunció que «algunos clubes que se obstinan en seguir adelante como si nada pasara» en un país que con 1.400 muertos y más de 21.000 casos es el segundo más afectado del mundo y el primero en Europa.

«Indignada» se dijo la AIC frente a esta situación que resulta «realmente vergonzosa, irresponsable y hasta ofensiva para quienes están en la primera línea de batalla contra la enfermedad», como médicos, enfermeros y personal sanitario.

«Parece que vivieran en otro planeta», afirmó en una nota apuntando sus sospechas a la idea encubierta de «demostrar que los jugadores rechazan la orden para luego descontarles dinero de sus salarios».

«Estamos raspando el fondo de la olla de la dignidad», completó la AIC, que al igual que su par española (AFE), cuya Liga está en receso obligado, le exigió a la UEFA suspender los partidos de la Champions y la Europa League.

La UEFA finalmente debió acogerse al reclamo obligada por razones de fuerza mayor, entre ellas la prohibición expresa del gobierno español de viajar hacia y desde Italia, donde debían jugarse algunos partidos o procedían rivales de sus equipos.

Habrá que esperar al martes para saber si, como se supone, la entidad decide postergar para el año próximo la Eurocopa que debían albergar varios países y que moviliza un total de 2.200 millones de euros.

Cerca de 700 millones corresponden a gastos, otros 371 a los premios a repartir entre los 24 clasificados, 200 a compensación a los clubes que ceden a sus jugadores y otros 775 para que las 55 federaciones afiliadas destinen a planes de desarrollo.

La postergación, además, demandaría un incremento del presupuesto cercano a los 300 millones de euros, cifra que en cierta medida se compensaría al permitir que se completen las fases finales de la Champions y la Europa League. A ambas hay que sumarle el dinero aportado por la Supercopa, lo cual da un total cercano a 3.300 millones de euros, parte de los cuales se redistribuyen entre los clubes participantes, necesitados de esos fondos para su supervivencia.

Si la Champions no pudiera consagrar a un sucesor del eliminado campeón Liverpool, el daño económico tendría efectos tan devastadores como los que se harían sentir si las principales Ligas quedasen inconclusas. La Española, la Serie A, la Premier League, la Ligue 1 y la Bundesliga se encuentran en suspenso y la situación podría derivar en demandas por los derechos televisivos ya abonados, un escenario catastrófico, afirman.

Pero la magnitud del daño no sería siquiera comparable con la que ocasionaría una cancelación de los Juegos Olímpicos de Tokio que deberían ponerse en marcha el 24 de julio y que según Shinzo Abe, primer ministro japonés, comenzarán en la fecha prevista.

En juego hay cerca de 3.000 millones de euros, algo así como un 0,2 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) nipón para el tercer trimestre del año, según el economista Kiichi Murushima, del Citigroup Global.

Japón invirtió 12.600 millones de euros en infraestructura a los que hay que sumar (o restar) los 74.000 millones que perdería el sector turístico si los visitantes finalmente no arriban al país con el impacto que eso tendría en la economía.

El COI, que también reiteró su compromiso en que los Juegos se celebrarán tal como estaba previsto (aún cuando la antorcha olímpica debió interrumpir su recorrido en Grecia por la emergencia sanitaria) perdería 4.500 millones en derechos de TV.

Volviendo a la Fórmula 1, la anulación de los primeros Grandes Premios del año redundaría en una pérdida cercana a los 80 millones de euros, a los que habría que sumar 33 millones por la deserción de China y otros 46 millones por el frustrado estreno de Vietnam.

Fuente. ambito.com

 

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