¿Como saber con certeza si sos celíaco?

La Celiaquía no se manifiesta de un día para otro. Quienes la padecen saben que suele provocar una serie de síntomas característicos -que varían en intensidad según el nivel de celiaquía que la persona padezca- que pueden funcionar como primeras señales de alerta.

Uno de ellos es la baja talla en los niños, que suele estar acompañado de hinchazón abdominal y de irritabilidad. Les cuesta crecer o subir de peso, suelen estar hinchados, pueden tener diarrea o estreñimiento y tienden a tener cambios de humor.

También hay problemas ginecológicos que se pueden relacionar a la enfermedad celíaca. Una menstruación tardía, abortos de repetición, menopausia precoz, niños prematuros o con bajo peso al nacer pueden ser señales habituales en las mujeres que no han sido diagnosticadas.

Por otro lado, es importante saber que la celiaquía es mucho más frecuente entre las personas con Síndrome de Down. En caso de tener un hijo o un familiar con esta condición y que comparte algún síntoma de sospecha de celiaquía, es necesario hacer las pruebas diagnósticas para descartar o confirmar la patología.

El neurogluten es otro de las condiciones que pueden brindar sospecha de que una persona es celíaca. Es un término que hace referencia a la relación entre el gluten y el desarrollo de algunas enfermedades neurológicas como epilepsia, Síndrome de Tourette, ataxia por gluten, polineuritis -es la inflamación simultánea de varios nervios periféricos-, migrañas. Cabe destacar que no todos los pacientes que tienen estas condiciones padecen o padecerán celiaquía; pero sí es necesario hacer las pruebas diagnósticas necesarias para descartar la presencia de la enfermedad y asegurarle calidad de vida a la persona.

La anemia ferropénica también es un potencial signo de presencia de celiaquía. Esto sucede porque el gluten daña las vellosidades intestinales e impide la correcta absorción de los nutrientes que llegan al intestino. De este modo, uno de los síntomas extradigestivos de la celiaquía más habituales es la anemia ferropénica, es decir, las bajas cantidades de hierro en sangre.

Por su parte, las manifestaciones cutáneas son muy habituales. La dermatitis herpetiforme -un trastorno que irrita la piel y hace que aparezcan pequeñas manchas y ampollas- es un signo de presencia de enfermedad celíaca. La psoriasis también puede aparecer como consecuencia de la celiaquía sin diagnosticar, por lo que es importante consultar con un especialista si se manifiesta alguno de estos síntomas.

La diarreas y el estreñimiento son dos de los síntomas digestivos de celiaquía. Aunque son los que más se suelen relacionar a esta patología, lo cierto es que las manifestaciones extradigestivas son más frecuentes. De todos modos, si una persona padece episodios de diarreas con episodios de estreñimiento, o diarreas que duran unos días y se van, digestiones pesadas, reflujo, entre otros síntomas, es importante consultar a un profesional de la salud.

Los problemas óseos también forman parte de las afecciones asociadas a la celiaquía, que incluso pueden conducir a su diagnóstico. La artritis reumatoide, la osteoporosis (especialmente cuando afecta a jóvenes), pueden deberse también a una celiaquía sin diagnosticar. Una vez más, la inadecuada absorción, en este caso del calcio, debilita los huesos.

Por último, es importante considerar que los familiares de un celíaco siempre tienen más probabilidades de desarrollar la enfermedad, aunque no presenten síntomas. En estos casos se recomienda que se realicen las pruebas diagnósticas para descartar o confirmar la patología y poder llevar una vida saludable.

Más allá de todos los trastornos y síntomas relacionados que puedan generar sospecha de que un paciente padece celiaquía, la única forma de saberlo con certeza es a través de las pruebas diagnósticas específicas. En ellas se puede analizar los anticuerpos relacionados a la enfermedad celíaca y acercarse al diagnóstico, aunque los resultados no siempre son precisos y pueden equivocarse.

Una de ellas es la que estudia los anticuerpos antigliadina (AA), que están dirigidos a la gliadina que es un componente del gluten, pero no detectan la enfermedad en todos los casos.

La prueba de los anticuerpos frente a péptidos deaminados de gliadina (APDG) es un marcador útil para el estudio de niños menores de tres años, ya que en los adultos suele dar negativo.

El test de los anticuerpos anti-transglutaminasa (ATG) también se usa en la detección de celiaquía.

Por último, también existe la prueba de anticuerpos anti-endomisio (AEM), aunque se utiliza con menor frecuencia porque es más cara y no supera la capacidad diagnóstica de la transglutaminasa. Se utilizan en ocasiones para confirmar la celiaquía sin recurrir a la biopsia, aunque esto solo es posible en edad infantil.

Los marcadores genéticos son otra de las pruebas de diagnóstico de la celiaquía fundamentales. La celiaquía requiere de predisposición genética para llegar a desarrollarse y actualmente son dos genes los que señalan una relación directa con la celiaquía. Sin embargo, los últimos estudios del genoma humano señalan que podría haber muchos más genes implicados en el desarrollo de la celiaquía.

Pero la prueba diagnóstica más precisa y que arroja resultados más confiables es la biopsia. Si hay una sintomatología susceptible de celiaquía, una serología positiva y una genética compatible el siguiente paso es realizar la biopsia intestinal. De todos modos, si uno de los análisis anteriores da negativo pero hay alta sospecha, se puede indicar la biopsia para descartar o confirmar que la persona padece la patología.

Fuente. iProfesional

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