Arranque color de Russo

Si finalmente Miguel va a tener que hacer un equipo con lo que hay, y si lo que hay es lo que había antes, pues al menos empezó a mostrar que con todo eso se puede hacer algo diferente, ni mejor ni peor, pero sí quizá más apropiado a los jugadores que tiene y a lo que demanda un equipo del tamaño de Boca.

A la idea, lógicamente, le falta aceite y vinagre, además de encontrar las piezas para cada función. Pero mostró cosas interesantes, como un volante central posicional (Campuzano) desde donde se ataca y se defiende, porque tiene buen primer pase y a la vez es la rueda de auxilio para cuando hay que retroceder cubriendo espacios. Delante del colombiano, el trío de Salvio, Bebelo y Villa, que presionan alto para recuperar, pero que también le esquivan al apuro si hay que tocar y volver a empezar. Tuvieron buenos momentos, un poco desparejos en el andar, pero Reynoso está mejor ahí que deambulando por las bandas, porque al tocar mucho la pelota evita que se cuelgue de un arcoiris. Y arriba, es interesante un Tevez jugando en tándem, como lo hacía con Calleri en la época del Vasco. Así, Carlitos puede ir de nueve en momentos puntuales y en otros retroceder para ser nexo, darle desahogo a Bebelo, conectar con Soldano, en este caso. Otra vez: falta coordinación y continuidad, pero al Apache se lo ve cómodo, menos atado y mejor acompañado.

El partido, igual, tuvo altibajos, fue parejo porque Universitario de Perú maneja bien la pelota y no es fácil de presionar. Boca generó un par de situaciones: un desborde de Salvio que de tan veloz no le dio tiempo a ninguno de los puntas a llegar a tocar el centro; y una linda combinación entre Soldano (taco) y Fabra (tres dedos) que no fue gol por poco. Falta, claro, que el juego fluya sin pensar tanto, los movimientos incorporados (no es lo mismo que automatizados) irán apareciendo con los partidos. Falta que se suelte Villa, Soldano está sin ritmo, a Carlitos le falta. Lógica pura.

Después del primer gol -lo más raro fue ver patear el penal a Villa- el cambio de actitud quedó más nítido: Boca siguió igual, no hubo el retroceso acostumbrado de la era Alfaro. Más bien lo contrario, Boca aumentó la intensidad, profundizado por los cambios. Miguel le dio máquina a los que entraron. Y al minuto se dio un lindo centro de Obando y gol de Wanchope.

Por lo demás, importa ahora mismo a qué juega y no tanto cómo lo hace. Para esto último habrá tiempo, hoy es más importante que este Boca se reinvente, empiece a disfrutar un poco más del juego y que deje de contar monedas. El triunfo edulcora, pero el camino no le será fácil y el primero que no come vidrios es Miguel. Lo bueno es que ya juega a algo distinto. Y no es poco…

Fuente. Olé

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