Por qué y para qué la grieta

Todo parece indicar que fue un avispado periodista –llamémosle así– quien estipuló que una insalvable “grieta” separaba los modos de proceder del actual gobierno nacional de la corrupción predominante en el período anterior. A partir de allí, la “grieta” alcanzó tal difusión que llegó a ser un hábito mediático tener por sinónimos kirchnerismo y corrupción. Vale, por lo tanto, el intento de ubicar algo del por qué y el para qué de esta noción.

Los sistemas religiosos como el cristiano necesitan, para sustentar al Dios del Bien, de la Transparencia y de la Justicia, la contraparte del corrupto Demonio, depositario del Mal. Para expresarlo del modo más simple y contundente, la promesa de un Cielo virginal funciona por contraste con el Infierno tan temido.

Quienes quedaron como redactores oficiales de la Biblia no se atrevieron a volverlo del todo explícito, no obstante, la interpretación de los midrashim –plural de Midrash (investigación), colección de textos judaicos que mezclan rigor e inventiva– coloca una lupa en un momento del Génesis: cuando se menciona que al culminar el ciclo creativo al Supremo se le ocurre que haya seres a su imagen y semejanza y… “macho y hembra los creó”. No obstante, de inmediato margina a la hembra para quedarse con Adán y hacer que luego, sólo luego, Eva resulte de una ensoñación del primer hombre. Sagrada contradicción.

Una digresión antes de ir al Midrash: entre el inicial “macho y hembra” y la instancia posterior de Eva surgiendo desde el costado adánico, Dios le advierte a Adán que no debe comer el fruto del árbol del conocimiento, del Bien y del Mal. Por poco que nos detengamos, advertimos que lo maléfico no sería otra cosa que un efecto de la desobediencia. Es decir, no es el Mal lo prohibido sino a la inversa, la prohibición lo habilita como posibilidad. En rigor, el Mal se genera en la ruptura del pacto con la implacable bondad de Dios. Visto de modo herético, la creencia en Dios se sostiene en la grieta, en la radical dicotomía que sustenta su ilusorio poder. Se necesitó de Nietzsche para vislumbrar un más allá del Bien y del Mal.

Vayamos ahora al tiempo anterior: con toda lógica, un Midrash del siglo XII ubica en el momento del “macho y hembra” a Adán y a la mujer originaria, Lilith, quien sería una trasgresora que resistiendo el mandato de yacer bajo el hombre prefirió, demoníaca engendradora de demonios, copular con Satanás, cuyo encendido erotismo superaba con creces al del insípido Adán. Este dilema se mantiene en el núcleo de los adánicos celos masculinos, en tanto la sempiterna Lilith está en la desdicha tanguera: las mujeres siempre son… Lo de sempiterna le cabe, se trata de lo que habiendo tenido principio carece de fin. La figura de Lilith proviene de la mitología mesopotámica, judíos exiliados en Babilonia llevaron, al retornar a su tierra de origen, la creencia en esta criatura; sospecho que Ishtar, diosa babilónica del erotismo, ha de estar en su genealogía. El nombre Lilith quizá proviene del parónimo hebreo laila, noche, asociado a li-lith, que denota un movimiento de torsión, algo retorcido, con lo que se daría a entender que su noche envuelve al mundo. En la Biblia es mencionada por el profeta Isaías (34) en lo que se conoce como Pequeño Apocalipsis (pequeño sólo por su extensión). Contiene los terribles embates de Yhaveh contra Edom, una suerte de Infierno —edom significa rojo–, ubicado al sur de Judea y del mar Muerto, donde Lilith habría sido confinada. Leamos la verba inflamada del profeta, según consta en la autorizada Biblia de Jerusalén (donde también consta que la autorización es de Él): “Acercaos, naciones, a oír, atended, pueblos, oiga la tierra y cuanto hay en ella… La espada de Yahveh está llena de sangre porque tiene gran matanza en Edom… se emborrachará su tierra con sangre… porque es día de venganza para Yahveh”. Luego, el profeta anuncia el caos y se explaya en la zoológica morada de Lilith, resumida para esta cita: “De generación en generación quedará arruinada… tenderá Yahveh sobre ella la plomada del caos y el nivel del vacío… Será morada de chacales y dominio de avestruces. Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilith y en él encontrará descanso. Allí anidará la víbora, pondrá, incubará y hará salir del huevo. También allí se juntarán los buitres”.

¿Se ha pensado suficientemente que el monopolio del Bien Mediático y sus acólitos del grupo Cardenal (Newman), Hada Buena mediante, necesitan encarnar lo ruin en una Yegua –pesadilla, en inglés, es nightmare, yegua de la noche–, tenebrosa como la ancestral Lilith, sin la cual serían nada?

Fuente. Carlos D. Pérez. Psicoanalista, autor de Huérfanos de Adán (Historias de diván y aledaños), editado por Letra Viva y El absurdo acto de matar (Crimen del psicoanalista), Topía, para Pagina12

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