El mismo juego, las mismas oportunidades

“¡Betty, Betty, Betty!”. Niñas y adolescentes de entre 10 y 15 años aplauden y corean el nombre de una referenta –Betty García–, aquella delantera que jugó en All Boys, participó del Mundial (no oficial) en México y junto con la Selección argentina logró la hazaña de ganarle a Inglaterra 4 a 1 ante 90 mil personas en el estadio Azteca el 21 de agosto de 1971. La historia de haber hecho patria goleando a las inglesas, incluso antes que Maradona, permaneció (casi) en la oscuridad por más de cuarenta años. La investigación periodística de Ayelén Pujol para su libro ¡Qué jugadora!, publicado en un contexto de proliferación de movimientos feministas que recorren América Latina, y la organización del colectivo “Pioneras del Fútbol Femenino”, acompañado de otras asociaciones locales, contribuyeron a repensar, visibilizar y resignificar una disciplina subdesarrollada e históricamente marginada en Argentina. En países como el nuestro, donde el fútbol ha sido construido como un espacio de y para varones, el desafío es desnaturalizar los roles de género y los estereotipos, y saldar aquel estigma de que el fútbol femenino es un mundo de “lesbianas machonas” o una práctica de segunda categoría. De una reunión informal con la legisladora porteña Andrea Conde donde las jugadoras del 71’ repasaban las anécdotas de haber viajado a México sin botines, recursos ni entrenador, surgió la idea de reconocer el 21 de agosto como el Día de las Futbolistas. Así nació el proyecto –aprobado el 4 de julio en la Legislatura Porteña, con media sanción de Diputados en provincia de Buenos Aires y también en el Congreso nacional– que se transformó en una bandera de reivindicación que va más allá de revisar la historia, para promover el derecho al juego y el acceso pleno a todos los deportes sin distinción de géneros: “Lo impulsamos no solamente por un reconocimiento hacia ellas, sino como reparación a la historia, a la historia del fútbol y las mujeres, que de tan invisibilizada, nos hicieron creer que no existía. La hazaña de las jugadoras también es desear tanto el fútbol como para lidiar con el olvido de las asociaciones, la discriminación en la cancha, con una historia de recursos negados. Este proyecto es un aporte para que las pibas sepan que también tienen derecho a ir y pararse en una cancha y disfrutar de esta pasión, el fútbol”, señala Conde que desde la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud viene trabajando para sacar al fútbol femenino del closet.

“Quiero ver que ustedes siguen jugando, no se olviden de eso. Pongan perseverancia que ustedes también pueden llegar a estar en la Selección”, les dice la invitada especial Betty García a las 50 niñas y adolescentes que participaron del campeonato de futsal en la sede de All Boys en el barrio de Monte Castro. La iniciativa del encuentro, en el marco de una serie de celebraciones que se vienen desarrollando en homenaje al Día de las Futbolistas, fue impulsada por el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires (MPT) y el Albo. Sebastián Sgarra, el coordinador que inició el futsal hace ocho años en la institución, hizo extensiva la convocatoria a otros clubes con desarrollo de la actividad, incluso los clásicos con quienes mantienen el lema “Somos rivales no enemigos”: Nueva Chicago, Vélez Sársfield, General Lamadrid y Argentinos Juniors.

Más allá de conmemorar el Día de las Futbolistas, hacer protagonistas a todas las generaciones y visibilizar la actividad, Yael Bendel –asesora General Tutelar– indica que el MPT viene reuniéndose con instituciones deportivas y educativas hace tiempo, y que encontraron en esta fecha una oportunidad para acercarse a las jóvenes: “El objetivo es ayudar a detectar si alguna chica está siendo vulnerada, para asegurar la protección de sus derechos, charlar y que sepan que hay un organismo que es la justicia que está para protegerlas. A partir de ahora empieza un camino de más talleres y de estar más cerca. Las acciones del Ministerio contemplan desarrollar capacitaciones, con los adultos y con los niños. Para esto, la escuela y los clubes son fundamentales”. En nuestro país, a pesar de los avances del gobierno actual por transformar a los clubes en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), éstos siguen siendo asociaciones civiles sin fines de lucro que promueven espacios de formación social y cultural, contención y encuentro. Bendel sostiene que más allá de esta particularidad jurídica es necesario intervenir: “Hay una confusión entre la gestión privada y el espacio privado. No existen espacios privados. Existen espacios públicos, de gestión privada y de gestión pública. Somos todos responsables como Estado de cuidar a los niños, de generar espacios para que los chicos puedan contar los abusos y maltratos”. En relación a la violencia simbólica que genera seguir referenciando a los varones como los únicos portadores de la sabiduría en el campo futbolístico, dice que “a través de actividades como estas promovemos cambios culturales, es necesario que la sociedad pueda entender que no existen deportes masculinos y deportes femeninos, existen personas con los mismos derechos y oportunidades, somos todos iguales ante la ley, los deportes, la educación, la salud”.

Ya ningún 21 de agosto será igual a partir de este año. Las próximas generaciones sueñan con vivir del fútbol profesional y se referencian en mujeres. Porque las niñas, adolescentes y adultas ocupan la cancha, pisan la pelota, la paran de pecho, gambetean, se tiran al piso, van al choque, barren, no tienen miedo. Se paran en la cancha como en la vida. Si bien el lema del torneo organizado en All Boys es “Jugamos con las mismas oportunidades”, aún quedan a la vista desigualdades históricas y estructurales por seguir transformando. Desde los costados al campo de juego, quienes dan las órdenes y las instrucciones técnicas, quienes tienen el conocimiento legitimado, son (casi) en su totalidad varones, y esta es una de las deudas trascendentales del fútbol y el deporte en general. Entre los DT y los preparadores físicos de los cinco clubes participantes, llama la atención una única mujer: Julieta Rojas, quien juega desde 2012 en Nueva Chicago y es la Coordinadora de futsal femenino (desde 2018) y masculino (desde mitad de este año). “La figura femenina es medio extraña en el fútbol, tenés que cuidar mucho la imagen, cómo hablás, cómo te dirigís”, dice, pero destaca que el director deportivo del club haya confiado en ella para trabajar en conjunto y desarrollar ciertas acciones. “La bajada de línea que yo tengo es que todo lo que es para el masculino es para el femenino. Antes sólo masculino de primera no pagaba la cuota, a partir de este año es para ambos”. Si bien Nueva Chicago no es de las instituciones que ha incorporado comisión de género bajo su estructura organizativa, reconoce que hay diálogo con la dirigencia y hacen hincapié en la igualdad.

El organismo que regula el fútbol en Argentina históricamente ha sido conducido y conformado por varones, y de tradiciones conservadoras. Verónica Rivero, que es la titular de la Comisión de Futsal Femenino en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), afirma que esto está cambiando, no sólo por la apertura e ingreso progresivo de mujeres a la institución, sino también gracias al apoyo que reciben desde la dirigencia, en especial desde las políticas impulsadas por “Chiqui” Tapia, el autoproclamado “presidente de la igualdad de género” y encargado de anunciar la profesionalización del fútbol femenino en marzo pasado. No obstante, destaca que en el caso del futsal aún queda un largo camino por recorrer: transformarlo en una práctica popular, hacerla extensiva, “probablemente profesionalizando primero el futsal masculino y luego el femenino”.

La teoría dice que es el Estado el que debe acercarse a los territorios más vulnerables para asegurar el cumplimiento de los derechos de las personas. En un contexto electoral tenso, con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como único distrito y bastión de “Juntos por el Cambio” con posibilidades (amenazadas) de retener el poder, mientras la gestión del Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta despliega diversas estrategias, el acercamiento de órganos estatales que previamente no atendieron estas problemáticas puede leerse en clave de oportunismos y de usos estratégicos de demandas populares. Lejos de las intenciones del gobierno anterior de empoderar a los sectores marginados con herramientas e iniciativas que brinden acceso a los derechos y políticas públicas –como el “Estar ahí” del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación a partir de 2014–, habrá que preguntarse si la decisión de María Eugenia Vidal de renombrar el programa en la provincia de Buenos Aires como “Estado en tu barrio” (y luego nacionalizado por Mauricio Macri) no es un medio para un (otro) fin y, en consecuencia, cuál es el efecto real de estas prácticas sobre los actores involucrados.

Yael Bendel, asesora General Tutelar del MPT, señala que “el objetivo más importante del campeonato de fútbol es poder acercarnos a las chicas, trabajar con ellas sus derechos, contarles que pueden acudir a nosotros, que pueden pedirnos ayuda, que la justicia está para protegerlas y defenderlas, y también para que los adultos puedan detectar cuando los adultos y adolescentes que vienen a jugar están siendo víctimas de algún delito. Las funciones del Ministerio Público Tutelar, como órgano del Poder Judicial, se circunscriben al control de la legalidad de los procedimientos, la promoción del acceso a la justicia, y el respeto, la protección, la promoción y la satisfacción de los derechos y garantías de niñas, niños, adolescentes y personas con padecimiento en su salud mental. “Las niñas y adolescentes son doblemente vulnerables, tanto por su edad, por las asimetrías de poder en las que cualquier niña está, como por el género que es una condición más de vulnerabilidad”. Según índices del Ministerio de Justicia de Nación, de cada 100 abusos denunciados contra niñas, niños y adolescentes sólo uno tiene condena. Otro dato escalofriante es que el 80% de los abusos y las violencias contra estos sectores son ejercidos por familiares y/o personas que ellos conocen. Asimismo, y de acuerdo a la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) son las mujeres las más vulnerables, y dentro de estos colectivos, las niñas y adolescentes

Fuente. Pagina12

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