Esclerosis Múltiple: todas sus formas tienen tratamiento

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica inflamatoria con un mecanismo de daño basado en la autoinmunidad. Esto quiere decir que parte del sistema inmunológico del paciente se convierte en autoagresivo, dañando su sistema nervioso central (SNC). Dentro de éste, la principal víctima del daño es la mielina, una estructura de naturaleza lipoproteica que envuelve las terminales nerviosas del cerebro y la médula.

Hoy es la segunda causa de discapacidad neurológica en adultos jóvenes, ubicándose detrás de las lesiones traumáticas secundarias de encéfalo y médula causadas por accidentes vehiculares, y afecta a unos 2,5 millones de adultos jóvenes a nivel mundial.

A pesar de ser más frecuente en otras áreas del mundo como en el norte de América y de Europa, donde su prevalencia es de 250 por 100.000 habitantes, en nuestro país un estudio de 2016 estima que hay unos 15 mil argentinos que la padecen.»Como la mayoría de las enfermedades autoinmunes, esta es una patología que se da con mayor frecuencia en el sexo femenino, estableciendo una relación de tres mujeres por cada hombre afectado, y comienza generalmente en la segunda o tercera década de la vida. Si bien la causa de la enfermedad aún no está aclarada se sostiene la importancia de una predisposición genética individual que se suma a la exposición a un determinado factor ambiental aún no identificado»,explicó el doctor Fernando Cáceres, médico neurólogo especializado en EM y Director General de INEBA.

Entre sus síntomas se pueden enumerar visión doble, disminución de la visión, falta de fuerzas, alteraciones en la sensibilidad, falta de equilibrio y alteraciones esfinterianas, entre otras; aunque en los comienzos se suelen dar recaídas y remisiones, observándose síntomas varios y transitorios alternados con períodos de calma sintomática.

La forma clínica de recaídas y remisiones es la más frecuente pero también hay formas progresivas como la primaria progresiva (la versión más agresiva) y secundaria progresiva (con recaídas y remisiones que se espacian con el tiempo).

Factores ambientales y hábitos de vida vinculados a la Esclerosis Múltiple

“Si bien existe una predisposición genética para el desarrollo de esta enfermedad, la presencia de ésta por sí sólo no alcanza. Cada vez se identifican más factores ambientales – tanto infecciosos como no – y de hábitos de vida como coresponsables para la aparición de la EM así como su posterior actividad y progresión”, manifestó la doctora María Laura Saladino, médica neuróloga de la Clínica de Esclerosis Múltiple de INEBA.

Mientras que el déficit de Vitamina D está relacionado con un aumento en la prevalencia de la enfermedad, se ha comprobado que el fumador, tanto activo como pasivo, tiene más riesgo que la población general de desarrollar Esclerosis Múltiple. Además, hay otros factores de riesgo que se relacionan con un peor pronóstico: la obesidad, el estrés, la ingesta elevada de sal y el exceso en el consumo de alcohol y cafeína.

“Por otra parte, hay investigaciones que han puesto el foco en la relación de la microbiota intestinal – que son los millones de bacterias que conviven con nosotros en nuestro intestino – con el desarrollo y evolución de la Esclerosis Múltiple. Según estos hallazgos, parecería que existe una conexión entre el intestino y el cerebro, ya que la presencia de determinadas bacterias intestinales estaría asociadas con la enfermedad. Esto se está demostrando a nivel de estudios en animales y en personas enfermas y abriría una nueva alternativa para su control en el futuro”, relataron los especialistas.

Avances en los tratamientos farmacológicos

Durante muchos años, desde que Jean-Martin Charcoten describiera la enfermedad en 1868, no hubo ningún tratamiento considerado eficaz. Fue recién en 1993, 125 años más tarde y con los avances de la medicina, que apareció una medicación que disminuyó la frecuencia de las recaídas y con ello la acumulación de discapacidad en el paciente.

A partir de entonces y hasta ahora hubo una verdadera explosión en investigación y aprobación de nuevos medicamentos en el mundo – la mayoría de ellas presentes en nuestro medio – para el tratamiento de la EM a recaídas y remisiones.

“Actualmente el espectro terapéutico se ha ampliado ya que se han aprobado medicamentos para las formas progresivas de la enfermedad. El primer medicamento – un anticuerpo monoclonal llamado Ocrelizumab – se utiliza para las formas primarias progresivas de la enfermedad, es decir, para los casos más agresivos, que hasta ahora no tenían tratamiento farmacológico alguno”, comentó Cáceres.

Otra novedad está relacionada con la aprobación de una droga para la EM secundaria progresiva, es decir, para aquellas personas que inicialmente tenían recaídas y remisiones y luego de varios años de enfermedad adquieren un patrón de progresión pero ya sin recaídas o mucho más espaciadas en el tiempo.

Asimismo, para las formas “en recaídas y remisiones” (la forma más común de ésta enfermedad) también han aparecido medicamentos nuevos. “Se trata de drogas que tienen como objetivo la ´restauración del sistema inmune’ del paciente. Sería como resetear al sistema inmune como quien reinicia una computadora para intentar una remisión de la enfermedad por períodos prolongados. Lo novedoso de estos tratamientos es que no requieren de una dosis de mantenimiento crónica como los otros medicamentos disponibles”, amplió el especialista.

Como conclusión entonces hoy podemos decir que todas las formas clínicas tienen tratamiento.

Fuente. ambito financiero

 

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