Cada año mueren 10 mil personas en Argentina por accidentes de tránsito

Por lesiones sufridas a raíz de accidentes de tránsito, en Argentina mueren cerca de 10 mil personas por año, siendo este tipo de siniestros la principal causa de Traumatismos Encéfalocraneanos (TEC) en el país, seguidos por caídas y agresiones físicas.

A nivel mundial, la cifra asciende a más de 1.2 millones, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). A su vez, entre 20 y 50 millones de accidentados padecen traumatismos no mortales, aunque suelen sufrir en su mayoría consecuencias físicas, cognitivas y conductuales, por lo que los TEC se posicionan como la primera causa de discapacidad neurológica en adultos jóvenes.

Este tipo de traumatismo “es el daño cerebral causado por una fuerza externa, evidenciado por una alteración de conciencia y compromiso de las funciones cerebrales de grado variable”, explican desde el Instituto de Neurociencias Buenos Aires (INOBA).

Estos pueden ser abiertos, cuando se produce una fractura o perforación de la bóveda craneana, generando una herida en el tejido cerebral y exponiendo la masa encefálica, o cerrados, cuando sólo afectan al tejido cerebral.

Ante este tipo de casos, la rehabilitación suele ser motora y presentar resultados rápidamente, ya que la mayoría de los lesionados son personas jóvenes con los mecanismos de neuroplasticidad intactos.

Sin embargo, -erróneamente, aclaran desde INOBA-  no se hace hincapié en lo cognitivo y conductual y se aguardan mejorías motrices para adentrarse en otros aspectos. De este modo, el paciente recupera su movilidad pero no su capacidad de trabajar, estudiar, relacionarse.

“Es muy común recibir pacientes que llegan luego de años de haber sufrido un accidente sin haber sido evaluados desde el punto de vista cognitivo y/o psiquiátrico. Cuanto más tarde se inicia esta recuperación, menos resultados generan porque los mecanismos de neuroplasticidad cerebral se agotan con el paso del tiempo”, advierte la doctora María Laura Saladino, médica neuróloga y coordinadora de la Unidad de Neurorehabilitación del organismo.

Entre las funciones cognitivas que puede afectar un TEC se encuentran la memoria, el lenguaje, la atención, las funciones ejecutivas, la viso-construcción, el reconocimiento y la ejecución de actos con un determinado fin.

“De no abordar estos tres aspectos en simultáneo se logra bajar la mortalidad, recuperando la vida del paciente, pero se aumenta la morbilidad en términos de número y severidad de secuelas, lo que genera consecuencias devastadoras en la vida de la persona y su entorno ya que se pierde independencia, participación y actividad, y se disminuye la calidad de vida”, explica la especialista.

Fuente. Infocielo

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