Venezuela y Haití las dos puntas del mismo problema

Por Daniel Guerin. Especial para sintinta.com.ar

El ocultamiento de la realidad haitiana impacta. Las refriegas y protestas no solo no cesan, son cada vez mayores. Haití pasó de ser la rica colonia francesa durante el siglo XVIII que en 1804 proclamó su independencia, a ser la hermana más pobre y sometida de nuestra Latinoamérica.

La República de Francia nunca perdonó la ofensa, le exigió una deuda por su osadía que la isla terminó de pagar el 1947, cuando ya estaba sometida al yugo norteamericano.

Es que los colonialistas no perdonan las sublevaciones ni la desfachatez de que los enfrenten. Aquellos que se atrevan, deberán sufrir las consecuencias. Obama, primer Presidente negro y Premio Nobel de la Paz dijo  Estados Unidos «en ocasiones tuerce el brazo a los países cuando no hacen lo que queremos». Y vaya si lo hacen.

Nadie duda de que el apagón que está sufriendo desde el viernes Venezuela es producto de un atentado originado en EEUU. Ni siquiera se preocupan por ocultarlo, al contrario se enorgullecen de ello y mientras cuentan los muertos que el atentado produce, culpan al Presidente Maduro.

Jean Bertrand Aristide fue el único Presidente haitiano en condiciones de ordenar su país, darle una orientación posible a su sociedad. Lo sacaron con un golpe de Estado orquestado desde Washington y no le permitieron regresar de su exilio para presentarse en las nuevas elecciones por la denuncia por violaciones a los Derechos Humanos realizado por USA en foros internacionales. ¡Un sacerdote tercermundista acusado por Estados Unidos de violar los DDHH! mientras “Babee Doc” regresaba para participar de la vida política de la isla.

Durante la asistencia internacional por la tragedia del terremoto de 2010, Bill Clinton, que prestó su nombre junto al de George Bush para coordinar la ayuda humanitaria, reconoció como un error durante su presidencia, el haber obligado a Haiti a importar arroz y azúcar de Norteamérica, para otorgarle un crédito para renegociar la deuda. ¡Arroz y azúcar! Los casi dos únicos productos de Haití con algún excedente exportable. Tal vez alguien pueda creer en la honestidad de Clinton en esta disculpa. Es raro, tengo por norma desconfiar de las excusas que sostienen la estupidez como defensa. Hay muchos adjetivos que le caben a Bill, pero no el de tonto.

Los poderosos no aceptan derrotas y las humillaciones sufridas las recuerdan por siglos, propiciando venganzas que tronen el escarmiento sobre los que osen cuestionarles el poder. De allí que asocian el “transformarse en Venezuela” como un insulto. Si no hacíamos lo que se hizo, nos transformábamos en Venezuela, reza el credo macrista. Creo que Chile no va a ser Venezuela, incluso si gana Alejandro Guillier, dijo Piñera en campaña. Salvamos a Ecuador de ser otra Venezuela, dijo Moreno al defender el acuerdo con el FMI. No podemos convertir Brasil en otra Venezuela, sostuvo Bolsonaro en carrera hacia la presidencia. En las elecciones de medio término, el presidente Trump sostuvo que si los demócratas ganaban la mayoría en el Congreso convertirían USA en Venezuela.

Para recibir estos disparates y aplaudirlos desde las gradas hay que tener una profunda ignorancia y estar preparado para aceptar analizar estupideces como válidas. Lo que esta lógica persigue no solo es reencauzar a los Estados subordinados a la lógica de los poderosos, es poner en escarmiento a aquellos que se atrevieron a contradecirlos y tuvieron éxito.

En la necesidad que tienen de referir a Venezuela como la suma de todos los males y destino manifiesto de los movimientos político-sociales latinoamericanos, se esconde la decisión de que todos nos parezcamos cada vez más a Haití.

2 comentarios

  1. Interesante Nota y, con permiso, humildemente Agregaría La tremenda importancia y gravedad que implica el bloqueo económico impuesto a Venezuela por parte de EEUU en connivencia con Naciones Unidas.Gracias

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