Las corporaciones que abandonan Reino Unido por el Brexit

El plan A sobre el Brexit de la premier británica Theresa May permanece en suspenso por las divisiones en el Partido Conservador, refractario a sus llamados a la unidad, y también el plan B, del líder laborista Jeremy Corbyn, puede fracasar debido a una escisión interna opositora.

En tanto, Honda, el coloso automotriz japonés, anunció que se apresta a cerrar en 2022 su establecimiento de Swindon, sumándose a una lista de importantes firmas internacionales, cuyas deserciones tienen que ver con una posible salida sin acuerdo de Reino Unido de la Unión Europea.

Se trata de las tres noticias salientes de la jornada de hoy en Londres que sintetizan el temor al caos por el Brexit que reina por estos días. Un caos por desentrañar, con la esperanza todavía de un acuerdo de divorcio aceptable, tanto para los 27 como para el Parlamento de Westminster, cuya negociación en Bruselas retomaron por estas horas los ministros Jeremy Hunt, Stephen Barclay y Geoffrey Cox, aún sin señales de cambios.

La novedad del paso atrás de Honda que se formalizará mañana implica el desmantelamiento de una planta modelo, en la que se arma el modelo Civic, y la pérdida de 3.500 puestos de trabajo. Los responsables ligan la determinación al «mercado global» y a la necesidad de volver a concentrar las actividades en Japón, se apresuraron a explicar fuentes políticas británicas. Sin embargo todo indica que son medidas preventivas ante la incógnita del Brexit, tal como sucedió recientemente con Nissan que no producirá en Sunderland la nueva Suv X-Trail o como el traslado de Panasonic y Sony de parte de sus oficinas en suelo británico hacia Amsterdam. En el ámbito político las divisiones no son patrimonio de los conservadores, pues el laborismo fue escenario hoy de una primera defección colectiva menor entre sus representantes.

La ruptura, cualquier cosa menos inesperada, pero a la vez histórica, fue consumada por siete diputados del ala centrista y liberal, en discordancia con el liderazgo de Corbyn, que tildan cercano al socialismo. Todos ellos son europeístas irreductibles y firmes en la línea de impulsar una nueva consulta popular sobre el divorcio de la UE.

Los disidentes son Chuka Umunna, que tuviera una efímera referencia en los medios británicos como un «potencial Barack Obama», Chris Leslie, Angela Smith, Mike Gapes, Gavin Shuker, Ann Coffey y Luciana Berger. Un pequeño partido en ciernes que por ahora se presentará como bloque independiente en la Cámara de los Comunes.

A Corbyn los siete rebeldes le reprocharon de todo un poco: desde la posición sobre el Brexit considerada no suficientemente proeuropea, hasta la inacción contra «el antisemitismo institucionalizado», denunciado por sectores del partido o desde la ideología a su entender «restringida y de vieja data» hasta su giro hacia «la extrema izquierda». También le cuestionaron el pacifismo de una política exterior considerada poco intervencionista respecto de «Rusia, Siria y Venezuela» hasta las posiciones «intimidatorias», casi de culto a la personalidad, imputadas a activistas cercanos a Corbyn. El líder laborista se limitó a manifestarse «desilusionado», recordando como su línea fue aprobada por varios congresos y produjo un aumento de votos en las elecciones políticas de 2017 que no se veía desde 1945. Mientras el Partido Laborista se dividió entre las reacciones indignadas de quienes, como los radicalizados jóvenes de la Juventud Laborista o del Movimiento Momentum, tildaron a los escindidos como «partidarios de (Tony) Blair fracasados» y como «traidores», hasta las voces más contemplativas.

Por ejemplo, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, muchas veces crítico con Corbyn, también deploró la fractura como un favor indirecto a los conservadores, una ayuda para que permanezcan en el poder.

Por cierto la división parece colocarle palos en la rueda a Corbyn, esperado justamente este jueves en Bruselas para conversaciones paralelas a las del gobierno de May con los negociadores de Bruselas sobre un plan B alternativo, más suave, que deje a Londres al menos dentro de la unión aduanera. Algunos analistas, como Robert Peston, consideraron que paradójicamente estas escisiones podrían volver todavía más improbable el nuevo referendo que los laboristas díscolos pretenden.

Fuente: elintransigente.com

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