¿Cómo se forma el precio de un producto importado?

El dúo de fotos se volvió viral y no es para menos: en ambas imágenes se puede ver el mismo tipo de termos verdes. En la primera figura a U$S19,82, un precio promocional en un supermercado de Miami, Estados Unidos, y en la segunda está a $3899 en un comercio argentino.

Con un dólar a $38 es necesario explicar cómo el producto cuesta más de $755 en estas latitudes.

La cuestión está en el viaje que hacen los productos hasta la góndola argentina, lo que incluye el pago de una estampilla fiscal aduanera, de las tasas para retirarlos del Puerto de Buenos Aires, del costo de los impuestos correspondientes a cada rubro y del llamado «doble IVA» que suma un 20% al 21% habitual.A ese número se le suman los gastos de los fletes y la posición arancelaria que el Estado impone para evitar el «dumping», es decir, que un producto se vuelva más competitivo que los de fabricación nacional.

«Te da un número que distorsiona toda la economía. La logística, el costo del puerto, la pérdida del ‘forzoso’ (el despacho directo a plaza), hay un montón de cosas», explicó Rubén García, titular de la Cámara de Importadores de la República Argentina.

Después ocurre que no hay quién compre ese bien. «No hay mercado interno, que en un país normal es el 80% del consumo. Hoy las cosas no se ven de esta manera», convino García. De todo lo que Argentina importa, sólo el 15% de los productos llegan directo al público, por ejemplo, un termo hecho en Estados Unidos, China o Vietnam.

«En algunos productos hay una serie de cadenas que intervienen que realmente hacen que el precio tenga un valor ridículo«, reconoció el titular de la Cámara de Importadores. Su apreciación «no es destructiva», aclaró, sino un análisis sobre aquellas cosas que encarecen un bien importado, empezando por la burocracia.

«El valor FOB -del inglés Free on Board, o sea el precio arriba del barco- de un dólar que se paga por cualquier producto que se compra, cuando se lo termina de sacar de la Aduana, cuesta entre U$S 2,20 y U$S 2,30. Eso va al precio, nadie se queda con el costo en el bolsillo», sintetizó García en referencia al costo que tiene un bien al llegar al país, sobre el que se suman los ítems locales.

Entonces, por cada 10 dólares de costo de un producto, para sacarlo del container se deben pagar unos 23.

Así se forman las «distorsiones» que señaló García, que son también las que hacen que haya hasta 30% de diferencia en el precio de un producto entre un supermercado y otro. «¿Qué juega en eso? La desesperación que el comerciante tenga para pagar un contrato en el exterior, un impuesto, la luz o a sus empleados. Depende del tamaño de la empresa es la necesidad que va a tener», expresó.

Claro que en el caso de los termos verdes de tapa plateada y explicación en inglés todavía no llegó la época de oferta.

Fuente: Minutouno

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