Clubes de barrio: miles pueden desaparecer por los tarifazos

Las entidades deportivas barriales son más de 20.000 en todo el país y componen una histórica red de contención social, inclusión y desarrollo fundamental para la Argentina. El avasallamiento de las políticas de ajuste y tarifazos que impuso el macrismo las pone en una situación límite, donde se enfrentan a pagos imposibles por cientos de miles de pesos.

El triángulo cierra perfecto. Cerrar escuelas nocturnas, bajar la edad de imputabilidad y la pieza que faltaba: abandonar a los clubes de barrio que trabajan por el futuro de miles de pibas y pibes. “Los tarifazos y la situación económica en general nos pone al borde del abismo, está en riesgo la estructura esencial del deporte social”, alerta el secretario de la Confederación Argentina de Clubes de Barrio, Daniel Pacín.

Desde el advenimiento de Mauricio Macri y Cambiemos, la resiliencia y la tenacidad de las instituciones barriales en defensa de la identidad local fue llevada a los límites y los Luna de Avellaneda, aquel club ficticio de la película dirigida por el ultramacrista Juan José Campanella, están a un paso de ser miles.

“Ya hay clubes que adelantan turnos para no tener actividad por la noche y no gastar luz”, relata Pacín, quien está al frente de Franja de Oro, un club barrial de Pompeya. “Le prestamos la cancha a otro club que no puede pagar la luz y hace una año y medio no tiene gas”, dijo.

Pese a la solidaridad entre las instituciones, el ahogamiento del macrismo es infranqueable y de a poco va cortando el “oxígeno” que aún les queda. “En noviembre nos llegaron $80.000 de gas y nos dicen que lo podemos pagar en cuotas», comenta y cuenta cómo se las arregla para combatir los tarifazos. «En verano bajamos el consumo porque no tenemos la climatización de la pileta y usamos esos meses para mejorar las instalaciones, pero ahora tenemos que juntar peso por peso para pagar el gas y hacer rifas para pagar la luz”, ejemplifica.

El impacto de los tarifazos se hace insostenible y afecta alrededor del 90% de los recursos económicos de los clubes, según explica Juan Ignacio Bruera, secretario del Observatorio Social y Económico de Clubes de Barrio y afines. El constante aumento de las tarifas agrava la situación mes a mes y desde el Observatorio estiman que el 50% de los clubes enfrenta deudas por más de $ 150.000, mientras que el 20% (unas 4000 entidades) acumula compromisos impagos por más de $ 300.000 y no puede cumplir con los planes para ponerse al día, por lo que corren un serio peligro de cierre. “Hay clubes que desistieron de tener pileta en verano por los gastos”, resalta Bruera.

La historia de los clubes de barrio está asociada a las familias. Desde los niños y niñas que van a realizar deporte hasta los abuelos que se reúnen en clubes o comisiones de jubilados. Siempre en movimiento, las entidades barriales son un espacio de identificación y contención para millones de argentinos. Más en tiempos difíciles, como los de ajuste macrista o la época del trueque de principios de los 2000, aunque hoy los motivos para estar en el club son muy distintos.

Los padres ya no vienen a preguntar por el horario de natación, fútbol o patín, “cada vez son más las consultas sobre si hay comedor”, subraya Pacín; los buffetes se llenan, pero para “sentarse” porque la gente “no consume” ya que no lo puede hacer; los centros de jubilados que funcionan puertas adentro crecen, pero es “porque muchos ahí reciben la taza de leche o el almuerzo”.

“Los clubes absorbemos todos los problemas sociales”, sostiene Pacín e ilustra: “En Franja de Oro la cuota del grupo familiar es de $200, $50 por persona». Pese a esto, agrega, tienen «una merma del 38% en el pago de la cuota porque la gente en su casa también junta peso por peso para pagar las tarifas».

Dolorido por la actualidad y con el anhelo de que la situación económica mejore, desea: “Quiero que los abuelos vengan al club a divertirse no a comer por necesidad y que los pibes vengan a practicar deportes”.

Por último, hace una denuncia que se repite en cada colectivo social que sufre los embates del gobierno de Cambiemos. “Hay una desidia total del Estado, no estamos en la agenda. Al 80% de los funcionarios del Gobierno les tenés que explicar que Megatlon no es un club de barrio. La situación es muy agobiante”, advierte.

Fuente: El Destape

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