Los «chalecos amarillos» vuelven a protestar

Los «chalecos amarillos» han vuelto a manifestarse este sábado en el séptimo fin de semana de protestas en Francia contra la política social y fiscal del presidente Emmanuel Macron, con sólo unos pocos miles de personas movilizadas antes del mediodía.

Este movimiento, que empezó a mediados de noviembre, disminuyó durante las últimas semanas: el 22 de diciembre hubo 38.600manifestantes, la semana anterior habían sido 66.000, mientras que en el primer sábado de protestas, el 17 de noviembre, se manifestaron 282.000 personas, según datos del gobierno francés.

No obstante, según varios miembros de este movimiento transversal, surgido de forma espontánea, la desmovilización se debe a las fiestas de Navidad y predicen una fuerte movilización en enero, a pesar de las concesiones del gobierno.

Unos centenares de manifestantes, con globos amarillos, se concentraron por la mañana en Marsella, en una de las primeras manifestaciones en grandes ciudades.

«Queremos recuperar poder adquisitivo y que nuestra palabra cuente en la toma de decisiones», aseguró Priscillia Ludosky, una de las figuras del movimiento tras impulsar una exitosa petición contra el aumento del precio del combustible.

Convencida de que la movilización no se detendrá en 2019, Ludosky considera que los anuncios de Macron resultan «insuficientes» y pide un «referéndum sobre la convocatoria a un referéndum de iniciativa ciudadana», y una «reducción de los impuestos para los productos de primera necesidad».

En otras ciudades, los «chalecos amarillos» prefirieron no desvelar sus acciones para sorprender a las fuerzas de seguridad.

En París, los participantes fueron invitados a trasladarse con un «chaleco amarillo escondido» y con los «labios pintados de rojo y/o un tapón de corcho». No obstante, ningún grupo de manifestantes se desplegó en los Campos Elíseos durante la mañana.

También habían convocado protestas en Burdeos (suroeste), donde también hubo numerosos incidentes, en Toulouse (sur) o Lyon (centro).

El presidente Macron sigue concentrando las críticas de los «chalecos amarillos». Decenas de ellos intentaron el jueves entrar en el Fort de Brégançon, la residencia de verano de los presidentes en la Costa Azul, en el sureste del país.

Macron anunció el 10 de enero una serie de medidas, valoradas en 10.000 millones de euros, para aumentar el poder adquisitivo y reducir la presión fiscal, así como una subida de 100 euros de los ingresos de aquellos que cobran el salario mínimo, y una reducción de las cotizaciones sociales a los jubilados con una pensión inferior a 2.000 euros.

Fuente: ámbito.com

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