Mindfulness: una técnica que ayuda a controlar los olvidos condicionados

Las personas pasan por situaciones de estrés todo el tiempo. Tanto en el trabajo, como en sus hogares, el día a día de la mayoría de los seres humanos incluye algún tipo de momento que genera estrés, independientemente de la intensidad de los cuadros.

A su vez, el estrés puede generar diversas consecuencias en quienes lo padecen, sobre todo si se manifiesta en forma frecuente por el efecto acumulativo que produce. Entre otros síntomas que se pueden desencadenar a partir de un cuadro estresante, los olvidos son uno de ellos; es muy común que las situaciones de estrés puedan llegar a generar fallas en la memoria condicionadas por la falta de atención. De este modo, el estrés se transforma en un elemento que afecta a la persona en forma directa y puede impactar severamente en el desarrollo de su vida cotidiana. Hay alguno olvidos que se presentan de manera más frecuente -como dónde quedaron las llaves o cómo se llaman personas conocidas-, mientras que hay otros que suelen aparecer en forma menos común. Es común escuchar la frase “lo tengo en la punta de la lengua”, como forma de expresar que se quiere decir algo y no se recuerdan las palabras precisas para contarlo. Este tipo de situaciones son muy comunes, pero la realidad es que no existe una única explicación para ellos y para las formas en que se manifiestan.

Por eso, es importante preguntarse por qué se producen los olvidos, qué factores pueden desencadenarlos y cuándo son un motivo de preocupación. De acuerdo a la persona y a su historia clínica en particular, será posible precisar qué provoca este tipo de síntoma en cada uno, dado que se puede presentar como consecuencia del estrés o de una patología específica. Sin embargo, es importante destacar que hay factores -conocidos como estresores- que están en muchas situaciones y que actúan en favor del problema. “Los especialistas los dividimos en dos grupos: los evidentes y los sutiles”, explica el Lic. Juan Pablo Montanelli, coordinador del equipo neurocognitivo del Centro Medicus de Salud Mental. Los primeros son aquellos que se manifiestan claramente para la persona que los padece, es decir, que se da cuenta de que existen y lo afectan. Los segundos, en cambio, son más pequeños y menos evidentes, y resultan más frecuentes que los primeros.

“Es importante considerar que prestar atención a los estresores presentes, tanto los evidentes como los pequeños y sutiles, puede contribuir a sobrellevar el problema de los olvidos”, agrega el Lic. Montanelli, de Medicus.

Por otro lado, el control, la duda y la comunicación son los tres estresores centrales que se encuentran presentes en las personas y, sin que uno lo note, que pueden tener un rol central en la mejora del problema.

El control, es la falla de memoria condicionado por la necesidad de dominarlos eventos. Dicho de otra manera, es el impacto generado por la intención de tener un control sobre una situación en la que la persona puede tener un olvido. “Al mismo tiempo, el temor produce ansiedad y la misma dificulta la consolidación de la memoria”, explica el especialista.

Por su parte, la duda está representada, principalmente, por el miedo a envejecer. Dado que las personas conocen que los olvidos se asocian al paso del tiempo, es común que los mayores manifiesten más dudas ante un evento en el que, en otras etapas de su vida, no se hubieran sentido a prueba. Por esta razón, las situaciones de la vida cotidiana que requieran una respuesta rápida puede exagerar este mecanismo.

Por último, “el tercer factor es la comunicación, que hace referencia a un mecanismo interno que necesita exteriorizarse”, indica el Lic. Juan Pablo Montanelli, de Medicus. Cualquier situación que fije un pensamiento en nuestra cabeza, puede hacer que la atención no sea la adecuada y empeorar así, la participación.

Ante los tres factores mencionados, la palabra central para poder comenzar a mejorar la situación de estrés causada por el olvido es gobernar. “Significa tener las manos en el timón, con la tensión justa y necesaria para redireccionar o corregir el rumbo si es necesario”, explica el experto. En primer lugar, es necesario reconocer y comprender los estresores que intervienen en el proceso personal de olvidos. El control, por su parte, es importante, porque se constituye como un paso intermedio, pero es central tomar el gobierno de las emociones, los pensamientos y las sensaciones físicas.

Para esto, el especialista propone la práctica de una disciplina que busca alcanzar la  conocida como Mindfulness. Este término hace referencia a prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación.  Para las personas que padecen este tipo de problemas, “la intención y tener el coraje de recibir y explorar con apertura y curiosidad cada vez que el control, la duda y la comunicación -interna, claro- se presenten en el olvido es un elemento primordial”, señala el licenciado.

En conclusión, cabe destacar que es muy difícil detener el avance de los síntomas como el olvido, al igual que de la patología de fondo; no obstante, es importante aprender a sobrellevar las situaciones que se presentan y manejar el estrés que provoca, de modo tal que sea más sencillo y llevadero el día a día con los olvidos y estresores presentes.

Fuente. iProfesional

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