Internas que preocupan en Cambiemos

Desde su nacimiento, Cambiemos buscó contraponerse al fantasma de la Alianza, y la primera medida fue presentarse a las PASO de 2015 con tres fórmulas, cada una de ellas como representación de las principales fuerzas de la coalición: el PRO, la UCR y la Coalición Cívica-ARI.

El resultado estaba cantado, pero no mezclar banderías para la fórmula presidencial era una manera de anular la puja por la vicepresidencia y evitar una posible pelea posterior que derivara en sangrías capaces de afectar a la gobernabilidad. Todavía estaba fresca en la memoria la renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez en el 2000.

Ahora, ninguno de sus socios puede amenazar con dejar al PRO rengo en el Ejecutivo. No obstante, la crisis económico-financiera dejó muy desnuda la rispidez interna. Los radicales y Elisa Carrió reclaman ser escuchados. Lo mismo que pedía Emilio Monzó. El presidente de Diputados se anticipó demasiado en anunciar que no continuará en esa silla al final del presente mandato porque se sentía excluido de las decisiones políticas que centralizan el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el consultor Jaime Durán Barba.

El principio de esta semana marcó un cambio rotundo en el esquema, cuando Mauricio Macri convocó a Monzó y al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, a su mesa chica, junto a María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Peña. Un regreso que desde el propio entorno de Monzó festejaron, aunque no alcanza para apagar las diferencias ni para conformar.

Dicen los monzonistas, y en eso son acompañados por radicales y hasta algunos otros dirigentes del PRO, que “Macri debe tomar la decisión de hacer cambios profundos”. No sólo apuntan al equipo económico, las miradas se ciñen sobre Marcos Peña. Por estas horas, el jefe de Gabinete es foco de las críticas políticas y mediáticas.

Las razones por las que Ernesto Sanz ya no concurre tan seguido a hablar con el Presidente son idénticas a las que apresuraron la decisión de Monzó, quien, como un prestidigitador, se distanció antes de la crisis financiera; y ahora volvieron a llamarlo.

En el PRO están seguros de que los radicales se quedarán a su lado porque “no tienen a dónde ir”. Pero hay quienes empiezan a darle a esa frase un sentido reversible: “¿El PRO en soledad, puede ganar una elección?”. O, lo que es peor: “¿Solos pueden gobernar?”. La respuesta está en el Congreso. Allí, el oficialismo recibió una dura derrota cuando la oposición unida sacó su despacho para frenar las tarifas. Los radicales, con disciplina partidaria, recibieron estoicos el embate, aunque, por lo bajo, la mayoría concuerda con que las facturas de servicios llegaron demasiado lejos. Tampoco les gusta el acuerdo con el FMI, aunque, por ahora, lo disimulen.

El Ejecutivo tiró demasiado de la cuerda que une, a través de la avenida de Mayo, la plaza homónima y la plaza de los Dos Congresos. El lunes tuvo un gesto al sentar en la mesa alrededor del Presiente a los senadores que deberán votar o rechazar el proyecto de tarifas que sacó Diputados.

Párrafo aparte para “Lilita”. Más allá del enfrentamiento con Durán Barba, que supone una crítica directa al Presidente, Carrió dijo que no habría más aumentos de tarifas en el año; pero el ministro Juan José Aranguren la desmintió, y, además, ninguneó su rol en Cambiemos. Una patada al hígado para la diputada. Por ahora, ella juega adentro y defendiendo el acuerdo con el FMI. A Carrió, el Presidente busca contenerla, aunque en el gabinete ya no soporten sus planteos mediáticos.

Cambiemos cruje menos que la economía, pero si el Gobierno no sale rápido de esta crisis, puede pagarlo caro políticamente dentro de la propia casa.

“Carrió es un personaje menor en este proceso”

Julio Burdman, a diferencia de otros analistas, disminuyó la influencia de la diputada nacional y máxima referente de la Coalición Cívica. “Elisa Carrió es un personaje absolutamente menor en este proceso. Su relevancia es en los medios, pero para este momento no juega ningún papel; su bloque es mínimo, ella se está atribuyendo un peso que no tiene”, apuntó.

En tanto, sobre el rol de los radicales y el detalle de que no hayan sido consultados sobre la vuelta del FMI, Burdman consideró: “No creo que tomen distancia en este momento clave. Si quieren hacerse cargo del rol partidario que tienen, deben asumir costos y réditos. La UCR no puede ingresar en un proceso de valuación de intereses como partido en este contexto. No hay posibilidad de que el radicalismo se mueva un centímetro de al lado del PRO”.

“No creo que el radicalismo tire mucho de la cuerda en Cambiemos”

Para el consultor político Federico Aurelio, el anuncio de la vuelta al Fondo Monetario Internacional no modifica demasiado los engranajes internos en el oficialismo. En ese sentido, consideró que “como fuerza política, los dirigentes que están alineados con el Gobierno nacional no creo que tiren de la cuerda hasta romper con Cambiemos”. Agregó: “Hoy, ninguna fuerza política, ni el radicalismo, ni el Pro, tienen la suficiente fortaleza como para desestimar a una parte de ellos”.

Acerca de las diversas manifestaciones de Elisa Carrió, el analista apuntó que “cuando eleva una voz crítica hacia el Gobierno nacional, lo hace porque la mayoría de la gente piensa como ella; sabe que hay un reclamo masivo y mayoritario de la sociedad que está detrás de lo que está diciendo”.

Por fuera de las roscas propias de Cambiemos, Aurelio sostuvo que el principal problema del Gobierno está fuera de su conformación, no adentro. “No existe una recuperación del malhumor económico, y eso hace que se aumente la negatividad de la gente cuando hace una valoración del país. El Gobierno tiene que explicar mejor para qué se toman cada una de las medidas que se toman”, finalizó.

Fuente: La Tecla

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