Provincia en peligro

El combo explosivo de la macroeconomía, con un dólar demasiado volátil, tasas de
interés por las nubes y la inesperada y resistida vuelta a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), centran la política económica del gobierno de Mauricio Macri. Pero todo tiene una repercusión directa en las provincias, y el territorio bonaerense ya comienza a sufrir las consecuencias de una economía que no logra es-tabilizarse, acosada, además, por una inflación que no se detiene.

En el gobierno de María Eugenia Vidal intentan minimizar los efectos de la crisis, pero la suba del dólar afecta a los cálculos presupuestarios respecto de los servicios de la deuda pública provincial, igual que el au-mento de las tasas de interés perjudica las salidas al mercado de las letras bonaerenses. De todos modos, las consecuencias más severas sobrevendrán tras el acuerdo con el FMI, y las exigencias innegociables del organismo de crédito para soltar los dólares del nuevo blindaje. Y desde organizaciones que nuclean a actividades privadas se asegura que ya hay medidas que las perjudican.

Las últimas incursiones del Fondo Monetario Internacional en Argentina fueron en los años 90, y en el período 2004-2005. Durante el gobierno de Carlos Menem, el país accedió a programas Stand By (como el que se negocia ahora) con metas a cumplir. Una de las condiciones clásicas del FMI, puesta a todos los países, incluso a los que han tomado deuda recientemente, es achicar el déficit fiscal, para lo cual se debe reducir el gasto. Menem, para demostrar una mejoría en la posición fiscal, transfirió la educación y la salud a las provincias; entonces, Nación pudo exhibir equilibrio fiscal. Por entonces no se miraba con tanta rigurosidad el gasto de las provincias.

La mirada hacia las administraciones descentralizadas por parte del Fondo ya se notó en 2005, aunque allí el contexto era otro, y la lupa se posó sobre las cuasimonedas, como el Patacón, que sostuvo financieramente a la caja bonaerense. Esa circunstancia cambió, y ahora habría rigurosidad en la auditoría de las cuentas provinciales que hará el organismo presidido por Christine Lagarde. Las exigencias a Nación se replicarán para los gobernadores.

Ajuste en el gasto público para morigerar el déficit será el punto de partida para los responsables de los estados provinciales. En el caso de Buenos Aires puede haber una implicancia directa en la obra pública, que deberá agregarse al anuncio del Gobierno nacional de reducir la inversión en ese rubro en 30.000 millones de pesos, que para el caso de los bonaerenses significaría un falta de obras proyectadas por alrededor de 7.500 millones (no se conoce aún el número con exactitud). Deberá sumársele la prohibición del FMI de recurrir al crecimiento en infraestructura con Proyectos Públicos Privados (PPP), que requieren de endeudamiento por parte del Estado.

No sólo a quienes ocupan mano de obra con las construcciones estatales perjudicará el acuerdo con el Fondo; otras actividades privadas relacionadas con la administración pública ya advierten consecuencias directas. Desde la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA) se culpa a las negociaciones en Estados Unidos por la prohibición de cambiar cheques y facturas certificadas en los bancos (ver aparte), con lo cual muchas empresas sufrirán ahogos financieros. En tanto, preocupa a la industria y al campo la promoción del libre comercio total que hace el FMI, con lo que podría subir el flujo de importaciones de productos que en sus países de origen están subsidiados.

La suba del dólar también empieza a ser un dolor de cabeza para los gobernadores que deben afrontar pagos de la deuda. Para Buenos Aires, la devaluación es un impacto cuyo costo asciende a medida que el pe-so pierde valor frente a la moneda norteamericana, sobre todo porque los principales vencimientos operan en el todavía lejano mes de septiembre. Nadie se anima a dilucidar con precisión hoy a cuánto cotizarán los billetes verdes cuando florezca la primavera.

“Es evidente que los servicios de la deuda empiezan a tener cada vez más peso en el Presupuesto de la Provincia, que está en pesos. Por lo tanto, eso te saca recursos para hacer otra cosa. Los servicios de la deuda te encorsetan tu presupuesto porque te sacan recursos para tener que aplicarlos a eso obligatoriamente”, aseguró la exministra de Economía bonaerense Silvina Batakis.

Argentina se quedó sin flujo de dólares por los vencimientos extraordinarios de Lebacs (una solución en su momento que ha mutado a problema de dificilísima resolución); además se achican las formas de obtener moneda extranjera para pagar el flujo financiero y el flujo de importaciones, que se calcula en 12 mil millones.

Pese a todo, funcionarios del gobierno de Vidal prefieren tener una visión optimista del acuerdo con el Fondo, y esquivan hablar de las consecuencias que la crisis tendría para la administración bonaerense. “Nosotros teníamos dos opciones. Una era la que venía, que íbamos a un proceso de desabastecimiento, sin producción local, a ser Venezuela. Y la otra, que era lo que nos pedía el mercado, era ha-cer un shock de ajuste. Pero no podíamos hacerlo, no estaba el clima social ni político, y por eso optamos por este gradualismo. Pero esto es nada más que un sobresalto; hoy, Argentina tiene solvencia, que hace que esta crisis no im-pacte”, aseguró a La Tecla un ministro.

Agregó que “nosotros (por el Gobierno nacional) tenemos que buscar financiamiento externo para este gradualismo, y podemos hacerlo en parte por la solvencia y la confianza. El otro gobierno no se endeudó porque no podía, le daban tasas a 16 por ciento; nosotros conseguimos a 4 por ciento”.

Desde calle 6 aseveraron que “con la inercia que tomó la Provincia, el impacto no se va a sentir. Hoy estamos funcionando bien, las obras que están en marcha no van a bajarse, ni a perder ritmo. Lo que va frenarse son las que están proyectadas, pero ni siquiera están en proceso de licitación, son obras que nosotros queríamos empezar a hacer”.

Insisten cerca de Vidal que, por ahora, se trata sólo de un “sobresalto”, pese a que el combo explosivo en el cual se ha metido la macroeconomía argentina trastocará de ma-nera directa e indirecta las proyecciones provinciales. Desde la oposición, obviamente, son menos optimistas, y remarcan que el acuerdo con el FMI tendrá un impacto in-mensamente mayor que el que el Gobierno quiere transmitir. En la calle, la sensación se acerca mucho más a la visión opositora, que ve al Fondo como un diablo desafiante e insensible.

Las situaciones que eran malas pasaron a ser dramáticas (por Silvina Batakis)

El Presupuesto nacional tenía previsto un crecimiento de la actividad económica dado por el aumento de las inversiones, que iban a venir, la mayoría, por el proyecto de inversión público privada (PPP), pero el Fondo Monetario ya dijo que ese sistema no se puede aplicar, porque la obra pública es endeudamiento, y si es endeudamiento, aumenta el déficit.

A la caída de los PPP debe sumarse que el Gobierno ya anunció un recorte en la obra pública de 30.000 millones de pesos.

Según el Presupuesto, los PPP y la construcción llevarían a un crecimiento de la inversión en un 18 por ciento para Argentina este año. Si eso no va a estar, el producto bruto del país, prácticamente no va a crecer, y si eso pasa, la provincia de Buenos Aires no va a tener una mayor recaudación. Está todo conectado y, ob-viamente, la Provincia va a ser afectada, más que nada la gente.

Yo no digo que dejamos una provincia de Buenos Aires brillante, no era Disney, pero las situaciones que eran malas pasaron a ser dramáticas, y las que estaban en el borde pasaron a ser malas. Hay mucha gente que está viviendo situaciones complicadas, porque el Estado se va ausentando de los servicios que te debe brindar, porque la deuda hay que pagarla sí o sí.
Concurrir al Fondo es una decisión muy mala. Que no haya financiamiento en el sector privado para Argentina revela el fracaso de las políticas del Gobierno, que hoy estaría pagando tasas del 12 o 13 por ciento, porque el Riesgo País aumentó.

Y el Gobierno no quiere exponerse y mostrar que paga esas tasas. Por otra parte, también dijeron que iban a dejar librado al mercado el precio del dólar. Pero claudicaron en esa idea original, empezaron a intervenir fuertemente y perdieron ocho mil millones de dólares en dos meses. Esa pérdida implica más de lo que les sacaron a los jubilados, que significan 4.500 millones de dólares. También podría compararse con los subsidios que les sacaron a las familias en las tarifas.

En el mundo, también se usan trabas burocráticas, que en Argentina mal llamaron cepo. Por ejemplo, no vas a Inglaterra y comprás dólares libremente sin justificar cómo los podés comprar. También se le pueden poner trabas a la importación, para evitar un déficit comercial de 12 mil millones de dólares, que no hay cómo pagarlo. Entonces, toda-vía quedan opciones antes de llegar al Fondo Monetario Internacional.

Fuente. La Tecla

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