¿Hipertensión pulmonar?: qué es y cuáles son los síntomas

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión arterial es uno de los problemas más importantes que tiene actualmente la salud pública mundial. Según sus datos, alrededor del 18% de las muertes por cualquier causa están relacionadas a esta patología. Debido a las diversas campañas de concientización y a la vasta información que circula en internet, es posible afirmar que la mayoría de las personas están al tanto de la gravedad y de las consecuencias que puede traer esta enfermedad.

Sin embargo, es probable que la gran mayoría de la población mundial no esté al tanto de otra patología similar que también puede tener efectos adversos en el organismo: la hipertensión pulmonar. La OMS la incluye en la lista de las diez principales patologías causantes de muertes a nivel global -se encuentra dentro de la lista de afecciones respiratorias, junto con el asma, las alergias respiratorias y las enfermedades pulmonares de origen laboral-.

Se trata de una enfermedad que tiene cinco subtipos, aunque los que se presentan más frecuentemente son dos.

El tipo más común es la hipertensión arterial pulmonar (HAP), que se presenta con una elevada presión sanguínea en las arterias que se dirigen del corazón a los pulmones, conocidas como arterias pulmonares. Este aumento ejerce presión sobre el corazón y, en los peores casos, puede derivar en un colapso del lado derecho del órgano cardíaco y de los vasos sanguíneos que transportan sangre a los pulmones.

Por su parte, la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica (HPTEC) es otro de los tipos de esta patología que se suele presentar en los pacientes. Se desencadena por una oclusión de los vasos pulmonares por coágulos de sangre y es una complicación a largo plazo de la embolia pulmonar sintomática.

¿Cuáles son los síntomas de la hipertensión pulmonar?

El problema central es que la mayoría de las personas siente los síntomas cuando la enfermedad ya se ha desarrollado y se encuentra en un estado avanzado. El primer síntoma suele ser la “falta de aire” durante el esfuerzo físico, que puede ser una actividad deportiva o simplemente subir las escaleras. Asimismo, la fatiga, los mareos y desmayos también son síntomas comunes en casos de hipertensión pulmonar, en cualquiera de los subtipos.

Por otro lado, como consecuencia del aumento del esfuerzo del corazón, el paciente puede presentar edema en los tobillos, en abdomen y piernas, además de la piel y labios de color azul, junto con un dolor de pecho.

Es importante tener en cuenta que los signos de la hipertensión pulmonar pueden ser similares a otros relacionados a patologías diversas. Es por eso que se dificulta el diagnóstico, dado que en muchas ocasiones se confunde con patología cardíaca o pulmonar por sí mismas.

La hipertensión pulmonar se suele desencadenar como consecuencia de otras enfermedades, en general relacionadas a los pulmones, como el enfisema, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la fibrosis pulmonar.

No obstante, las enfermedades del corazón, incluyendo la enfermedad de la válvula de la aorta, insuficiencia cardiaca del lado izquierdo, enfermedad de la válvula mitral, o la congénita del corazón, también pueden causar hipertensión pulmonar.

Por último, cabe mencionar que hay otros factores que también pueden repercutir negativamente en la salud del paciente y provocar el desarrollo de esta enfermedad. El bajo oxígeno que hay en algunos lugares, vivir en zonas altas, la obesidad y la apnea del sueño son algunos trastornos que pueden estar relacionados a la hipertensión pulmonar.

Al igual que la mayoría de las enfermedades, la prevención es clave. Si bien en la mayoría de los casos se desencadena como consecuencia de otras patologías, los chequeos regulares de la salud de los pulmones son necesarios y realmente beneficiosos al momento de prevenir el desarrollo de enfermedades. Asimismo, los análisis del estado de salud del organismo en general también resultarán útiles, tanto para prevenir como para diagnosticar este tipo de patologías. Por último, evitar el tabaquismo también es una de los principales factores de prevención de la hipertensión pulmonar.

Fuente: iprofesional

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *