Los negocios de la certificación detrás del ajuste en el INTI

El control de surtidores de combustibles, de alcoholímetros y de medidores de velocidad en ruta son tareas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), un organismo que inició este año en forma turbulenta como consecuencia de un ajuste por el cual serían despedidos unos 250 empleados.

Desde los gremios que representan a los trabajadores denunciaron que la reducción de la plantilla tiene como propósito implícito entregar al sector privado responsabilidades estratégicas que realiza el instituto y que representan negocios millonarios.

Esas tareas, van desde los juguetes a los cementos, pasando por la eficiencia energética de refrigeradores, congeladores domésticos, lámparas eléctricas, acondicionadores de aire y lavarropas eléctricos, además de elementos de protección personal, bicicletas, autopartes de seguridad y componentes de seguridad de ascensores.
El INTI es un ente autárquico creado hace 60 años con el objetivo de mejorar las capacidades científicas y tecnológicas del proceso productivo y promover la utilización de materias primas de origen nacional.

Durante la década del 90, la planta de empleados del INTI se redujo de 1.800 a 1.100 empleados. Pero en los gobiernos de Néstor CristinaKirchner, se logró duplicar esa planta de trabajadores, que alcanzó a sumar 2.200 empleados.

El rol del INTI fue variando acorde a los cambios de la política económica nacional y durante los últimos 15 años atravesó un período en el cual se intentó que, además de sus tradicionales servicios de certificaciones y ensayos, tuviera un papel más activo en el desarrollo de las economías regionales de base mediante el impulso al trabajo de micro emprendedores y cooperativas, entre otros actores de la economía.

El INTI, que tiene presupuestado para 2018 unos $2.400 millones, comunicó el 29 de enero la decisión de “desvincular a 254 trabajadores sobre una dotación de más de 3.000 por ausentismo reiterado, incumplimiento de horarios laborales y de desempeños y para ordenar a la institución, en concordancia con el resto de los organismos del Estado”.

Los directivos de segunda línea del INTI emitieron un comunicado en el que señalaron que “los hechos que están sucediendo son inéditos en 60 años de historia en el instituto y atentan contra la continuidad de líneas de trabajo estratégicas para nuestro país y el futuro del organismo, referente tecnológico de la industria argentina”.

“Si se concretan estos despidos irán por muchos más, sobre todo en la privatización de las tareas de apoyo. Empezaron atacando fuertemente a la organización gremial, ya que 40 de los 250 despedidos son delegados, pero es la punta del iceberg, necesitan que pase esto para que después sucedan otras cosas”, advirtió Francisco Dolmann, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en el INTI.

“Dicen que son ñoquis, pero los compañeros que han sido notificados no tienen problemas de ausentismo ni de presentismo, debe ser por eso que no nos llaman a dialogar”, agregó el dirigente gremial en declaraciones en una conferencia de prensa el 6 de febrero.

Respaldo papal
El conflicto en el INTI cobró relevancia el 7 de febrero, cuando el papa Francisco saludó al final de la audiencia general de los miércoles a Néstor Escudero, un viejo conocido de sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires y uno de los 250 despedidos del instituto.

Escudero no veía al Papa desde 2012, cuando, como arzobispo de Buenos Aires, colaboraba con la fundación La Alameda, que lucha contra la trata de personas, entidad de la que fue uno de los fundadores, junto a Gustavo Vera.

Cuando Francisco lo vio, esperándolo para saludarlo en la primera fila de un corralito del Aula Pablo VI, donde tuvo lugar la audiencia de los miércoles, enseguida lo reconoció. “¡Te veía cara conocida, claro, vos sos de los ‘troskos de Dios‘!”, exclamó, evocando viejos tiempos.

«Cuando con La Alameda empezamos a trabajar con él, nosotros nos autodenominábamos así, ‘troskos de Dios‘ y a él le parecía simpático… Y nos rebautizó con ese nombre», explicó.

Escudero, que viajó por primera vez en su vida a Roma para participar de una reunión internacional de Libera, una red antimafia que preside el sacerdote Luigi Ciotti, contó que ese primer saludo sirvió «para romper el hielo».

En un gesto solidario, el Papa hasta le firmó la pechera a Escudero, de 45 años, quien denunció que detrás de los despidos del INTI traen detrás «una intención de tercerizar y privatizar un organismo muy prestigioso, algo inentendible».

Plan vasco
Según informó el diario Tiempo Argentino, existe un denominado “Diseño del Master Plan de I+D INTI” con recomendaciones de la consultora vasca Tecnalia.

Entre otras acciones, el informe, que no fue desmentido desde el Gobierno, propone la venta de activos del instituto que hoy se utilizan, por ejemplo, para realizar controles de calidad. También recomienda que las verificaciones y certificaciones que están a cargo del INTI sean delegadas a laboratorios externos.

“Tienen un proyecto diferente del INTI, en el que desaparecen los centros de investigación y se transforman en gerencias o subgerencias. Eso significaría más despidos y un INTI no dirigido a lapequeña industria ni a la sociedad en general, sino a grandes empresas que se beneficiarían con la investigación y el desarrollo del instituto”, se lamentó el sindicalista Dolmann.

El negocio de las certificaciones
“El hecho de que el INTI sea un ente público le da prestigio a las certificaciones”, advirtió Enrique Martínez, director del organismo entre 2002 y 2011.

El ex funcionario recordó que esos servicios rutinarios que involucran al consumidor, como el control de surtidores de combustibles, de alcoholímetros o medidores de velocidad en ruta, “siempre han sido seductores para laboratorios privados y tercerizarlos implica quitarle ese ingreso al organismo”.

“En la primera década de este siglo se peleó por contar con esos atributos porque se pensaba que iban a financiar las actividades en las que el INTI no puede ni debe cobrar honorarios, que son aquellas que involucran una porción significativa para el desarrollo y la innovación”, dijo Martínez.

El ex director del instituto se refiere, por ejemplo, a las tareas de capacitación e investigación y desarrollo que se llevan a cabo a través de los más de 50 centros de servicios distribuidos en todo el país, desde los cuales se brinda apoyo y asesoramiento a todo tipo de empresas, desde grandes corporaciones hasta emprendedores y productores locales.

“El INTI tiene delegaciones en todas las provincias y en algunas incluso hay varias, pero es un hecho nuevo que comenzó en el año 2007 y son ámbitos muy jóvenes que pueden deteriorarse seriamente si pierden sus recursos”, advirtió ante TSS el ingeniero.

“Ese intento de estar en los extremos del conocimiento, desde los procesos en los que se requiere el respeto por el conocimiento de la población hasta aquellos más sofisticados, es algo que nunca se había intentado al interior de una misma organización y en el INTI lo transitamos con éxito”, destacó Martínez, ex decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Con respecto a la política de despidos que busca implementar el Gobierno, Martínez aclaró que “el personal ingresó bajo el régimen de Ley de Contrato de Trabajo –LCT–, como si estuviera ingresando a una empresa privada»

Y agregó: «Nosotros dictamos resoluciones apenas tomamos nota de esa necesidad, en 2005 y 2006, que establecieron una autolimitaciónal gobierno del INTI, para que toda persona que trabajara bajo esa forma de contratación y que fuera sancionada o despedida, se lo hiciera a través de un mecanismo equivalente al de planta permanente”.

Unidades en riesgo

Según datos de ATE, están en riesgo el trabajo y la continuidad de diversas unidades técnicas o de extensión en ciudades como Viedma, Tandil y Cruz del Eje.

El gremio que convocó a un paro nacional, para el 15 de febrero, con motivo de los despidos y recortes presupuestarios en otros organismos públicos como el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el hospital Posadas, la central de Río Turbio y Fabricaciones Militares, entre otros.

“Esto forma parte de un escenario más complejo en el que está en crisis el conocimiento como valor público, porque no es casualidad que primero haya sido el Conicet, luego el Senasa, la restricción presupuestaria del INTA, la destrucción de la innovación en Fabricaciones Militares y ahora el INTI», se lamentó Martínez.

«Es una acción sistemática en la que se considera que el capital es lo único importante y que si no tiene conocimiento se lo puede comprar donde sea en el mundo. Por lo tanto, los ámbitos locales de generación de conocimiento son secundarios”, añadió.

Según Dolmann, en el INTI se produce un “lock out” patronal desde el 29 de enero, “pero las autoridades no lo pueden llamar así y lo denominan asueto”.

Luego de dos semanas la dirección del orghanismo tuvo que abrirlo y convocar al gremio a una mesa de diálogo para resolver el conflicto por los 258 despidos.

«Esto no significa de ningún modo que el INTI retoma sus tareas ‘de forma habitual’, como señala el comunicado de las autoridades, ya que la permanencia, el paro y la movilización continúan hasta tanto el último de las y los despedidos sean reinstalados en sus puestos de trabajo», advirtió la comisión interna en un comunicado enviado a iProfesional.

Antecedentes
En 2017 el Gobierno nacional habilitó el ensayo de laboratorios extranjeros para productos de medición importados, con el argumento de una saturación de tareas en el INTI.

El decreto 960/2017, de Simplificación del Sistema Métrico Legal Argentino, estableció que se busca agilizar la aprobación de los instrumentos de medición para favorecer la creación de empleo y el cuidado del consumidor.

Agregó que a fin de seguir cuidando al consumidor, pero sin generar trabas innecesarias, se permitirá que la Secretaría de Comercio habilite a otros laboratorios públicos (de universidades, por ejemplo) o privados para realizar los estudios.

Un presidente polémico
El actual titular del INTI es Javier Ibáñez, un ingeniero y emprendedor inmobiliario. Técnico proveniente del grupo Techint, colaboró con Néstor Grindetti en el Ministerio de Hacienda porteño, fue jefe de Gabinete del ex ministro de Desarrollo Económico porteño, Francisco Cabrera (hoy ministro de Producción de la Nación), y del Ministerio de Modernización porteño, entonces a cargo del actual ministro nacional de esa área, Andrés Ibarra.

Estuvo desde 2010 a cargo de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) porteña. Cuando dirigía ese organismo, donde también trabajaba su esposa, Paula Pocovi, sucedió el derrumbe del entrepiso del boliche Beara, en el que murieron dos jóvenes en septiembre de 2010.

De esa tragedia, Ibáñez salió indemne, ya que el funcionario procesado fue el jefe de Habilitaciones, Martín Farrell. Tras un fallo de la Cámara del Crimen, se confirmó que había habido coimas para habilitar el boliche pese a que no cumplía con los requisitos legales.

Fue removido de la AGC en diciembre de 2012 y Macri lo designó en la administración del Teatro Colón, donde Ibáñez también nombró a su esposa.

Al final fue trasladado al Ministerio de Modernización. En diciembre de 2015, cuando Macri asumió la Presidencia de la Nación, Ibáñez fue designado en el INTI.

Fuente: iprofesional

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