Fiebre Amarilla: ¿Cómo se manifiesta y diagnostica esta enfermedad?

Desde hace algún tiempo, los turistas que quieren viajar a ciertos países -como algunos lugares de Brasil, por ejemplo- saben que deben darse la vacuna contra la fiebre amarilla. Este verano hubo un brote más grande de la enfermedad, lo cual provocó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizara la lista oficial de zonas de riesgo.

Por su parte, el Ministerio de Salud de la Nación publicó recientemente un Boletín Epidemiológico, donde informa de manera detallada la situación de diversas patologías en toda la región y donde también se encuentran datos referidos a la fiebre amarilla.

Entre enero de 2016 y diciembre de 2017, se registró el mayor número de casos humanos en la Región de las Américas en décadas. En este período,siete países y territorios de la región de las Américas han notificado casos confirmados de fiebre amarilla: El Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Perú y Suriname. Sin embargo, desde la actualización epidemiológica que publicó la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en diciembre pasado, solo Brasil notificó casos nuevos de fiebre amarilla.

Es importante destacar una advertencia que señala el documento: “considerando que una década atrás, el brote de fiebre amarilla que había afectado el sudeste y sur de Brasil alcanzó posteriormente a Argentina y Paraguay; es necesario dar seguimiento al comportamiento de la fiebre amarilla en el sur y sudeste de Brasil durante el periodo 2017-2018”.

Dentro del país existen zonas específicas donde la enfermedad es endémica, es decir, que se presenta en momentos o etapas específicas en ciertos lugares. Por eso, para aquellas personas que vivan o vayan a viajar a las provincias de Misiones y Corrientes se recomienda la aplicación de la vacuna contra la fiebre amarilla. Por otro lado, la provincia de Buenos Aires también se considera zona endémica de esta patología, aunque no hay casos confirmados recientemente.

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La OMS la define como una enfermedad vírica aguda y hemorrágica, que se transmite por algunas especies de mosquitos infectados. ¿Por qué amarilla? El término alude a la ictericia -coloración amarillenta de la piel y las mucosas- que presentan algunos pacientes.

Las grandes epidemias de fiebre amarilla se producen cuando el virus se introduce en zonas muy pobladas -siempre a través de personas infectadas- con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados transmiten el virus de una persona a otra.

La enfermedad tiene un período de incubación de 3 a 6 días. Muchos casos son asintomáticos, es decir, que no presentan síntomas, pero cuando los hay los más frecuentes son fiebre, dolores musculares, sobre todo de espalda, cefaleas, pérdida de apetito y náuseas o vómitos. En la mayoría de los pacientes los síntomas desaparecen en un período corto, de 3 a 4 días.

Sin embargo, un pequeño porcentaje entra en una segunda fase de la patología, más grave que la primera. Vuelve la fiebre elevada y se ven afectados varios órganos, generalmente el hígado y los riñones. En esta fase son frecuentes la ictericia (color amarillento de la piel y los ojos, hecho que ha dado nombre a la enfermedad), el color oscuro de la orina y el dolor abdominal con vómitos. Puede haber hemorragias orales, nasales, oculares o gástricas. La mitad de los pacientes que entran en la fase tóxica mueren en un plazo de 7 a 10 días.

El diagnóstico de la enfermedad es difícil, sobre todo en las fases tempranas. En los casos más graves puede confundirse con otras patologías, como el paludismo grave, la leptospirosis, las hepatitis víricas (especialmente las formas fulminantes), entre otras.

Fuente. iProfesional

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