El pizarrón del Gran DT

Los que acompañan a Mauricio Macri desde que arrancó recuerdan en estos días lo que siempre dijeron: además de todo, tiene suerte. La victoria de Lionel Messi ante Ecuador y la clasificación de Argentina para Rusia 2018 generó la euforia de millones, pero a nadie le dio tantos motivos para festejar como a Macri, el primer presidente parido por el negocio del fútbol. El ingeniero gritó el triunfo de la Selección y respiró aliviado por la importancia que -su caso lo atestigua- le otorgan los argentinos al más popular de los deportes. Fue la frutilla del postre para lo que, se supone, será un gran triunfo electoral de Cambiemos, el 22 de octubre.

Los tres goles de Messi no sólo les devolvieron la sonrisa a las mayorías: además, abrieron la puerta a una batería de ingresos extraordinarios para la AFA y le extendieron la supervivencia política a su jefatura hasta 2019. Ungida como resultante de la tensión entre distintas facciones de poder, la conducción de Claudio “Chiqui” Tapia tambaleó hasta que, el martes a la noche, el genio se decidió a frotar la lámpara.

Sin ser un delegado de la Casa Rosada, el yerno de Hugo Moyano es el mejor presidente al que podía aspirar el macrismo en la AFA, en la primera etapa de su gobierno. Su candidatura se impuso después de que los tentáculos de Macri vetaran a dos rivales que podían convertirse en una amenaza más allá de las fronteras del fútbol: Marcelo Tinelli primero y el propio Moyano después. Para Cambiemos, la ganancia es inestimable: tener al operador presidencial Daniel Angelici en la mesa de decisiones y haber recluido a reuniones futboleras -por un tiempo más que considerable- al sindicalista más poderoso de las últimas dos décadas. Mientras Tapia y Moyano se ocupaban de tejer en la AFA, el mercado de trabajo se sacudía, el poder adquisitivo caía y la Casa Rosada comenzaba a diseñar la reforma laboral por sectores que ya empezó a ejecutar.

EL EMPODERADO. Después de los desvaríos que marcaron el interregno de Armando Pérez, el presidente de Barracas Central ganó legitimidad en base a un trabajo paciente en busca de consenso. Primero le ganó la batalla a Tinelli y después, a fuerza de asados con la dirigencia de los clubes, fue logrando el respaldo de todos los sectores. No sólo el de Angelici, el radical nosiglista que rige los destinos de Boca. Con la guía de Moyano, a quien considera un padre, logró reconstituir un sistema de poder -que la mayoría reconoce equilibrado- para salir de la orfandad en que había quedado tras la muerte de Julio Grondona. Con el impulso de los clubes de ascenso, el “respeto a las reglas” y una muñeca considerable, la AFA de Tapia evitó caer en manos de dos agentes que consideraba externos: la dependencia plena del gobierno de Macri y la intervención de la FIFA. “Angelici no podía ser y tenía que empoderar a un candidato. Primero quiso que fuera (Matías) Lammens, después terminó cerrando con Moyano”, opinó un dirigente de un club de Primera. “Chiqui” -aquel barrendero que se inició en Manliba– superó el primer veto de la Casa Rosada y consiguió, además, sortear la grieta entre el Ascenso y los clubes de Primera.

LA ADAPTACIÓN. La Superliga y la reprivatización del fútbol dejaron conformes a todos. River y San Lorenzo, que se habían parado en la vereda de enfrente, también entraron a ser parte del nuevo esquema que quedó a cargo de Marcelo Elizondo, reconocido delfín de Tinelli de paso fugaz por el grupo de Cristóbal López. Dos dirigentes consultados coincidieron en que, con la extinción del Fútbol para Todos, los clubes comenzarán a percibir entre un 30 y un 40% más en promedio, más aún si se tiene en cuenta que, en su debut, el macrismo cerró el grifo que había abierto el kirchnerismo. Según esa estimación, a partir de ahora, los fondos a repartir entre 28 clubes pasarán de 1.900 a 3.000 millones de pesos por año.

La mano de Macri también se hizo sentir en la vertiginosa adaptación del fútbol al modelo de Cambiemos. Javier Tebas Llanas, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional de España, llegó para promocionar la Superliga con el antecedente de haber atendido, con su estudio jurídico de Buenos Aires -Tebas Coiduras-, al Grupo Macri. Según publicó Tiempo Argentino, antes de desembarcar de la mano de Angelici ante la comandancia de la AFA, Tebas acreditaba, además, negocios con Boca y Tinelli.

En paralelo, con el ingreso de Turner y Fox al botín de la televisación, la AFA puso en marcha una moratoria para que los clubes saldaran sus deudas. El Independiente de Moyano fue uno de los primeros que se puso al día. Todo se fue ordenando en un tiempo relativamente acotado, pero no dejaba de ser una comunión precaria que -sin la clasificación para Rusia- podía venirse abajo en cuestión de segundos.

LO QUE VIENE, LO QUE VIENE. Aunque hoy se concentre en la tarea ambiciosa de transformar la Argentina y llevarla hacia un norte más amable para los intereses empresarios, el Presidente nunca deja de mirar lo que pasa en el fútbol. No sólo puede observarse en los llamados frecuentes a Guillermo Barros Schelotto y el contacto permanente con Angelici. Más aún, en la reunión de la semana pasada en Casa Rosada con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y los presidentes de Uruguay y Paraguay en busca de quedarse con la organización conjunta del Mundial 2030. Macri -que trituró su promesa de campaña y sepultó al FPT por oneroso- ahora quiere que Argentina se haga cargo de la Copa del Mundo, un rarísimo privilegio que sólo tuvo durante la última dictadura militar. Se supone que será todo ganancia.

Mucho antes de eso, Cambiemos intentará forzar otro cambio en la lógica del deporte que Messi acaba de salvar: el pasaje de los clubes a las sociedades anónimas, un anhelo del Presidente que hasta ahora no pudo concretarse. El ingeniero que convirtió a Boca en su trampolín hacia el poder lo dijo en julio pasado, en una entrevista en Córdoba, donde su popularidad es abrumadora. “Si un club decide transformarse en sociedad anónima, ¿por qué no lo vas a dejar?”, se preguntó con ese lenguaje que mamó en el sector privado y no abandona. En la AFA, ya se sabe que el Gobierno va por todo. Un dirigente ligado a Moyano dijo que el macrismo volverá a la carga con el proyecto de que los clubes se transformen en empresas. ¿Cuándo? Después de que su modelo de país sea refrendado en las urnas, el 22 de octubre. Si las encuestas no fallan, será la segunda vez en el mes que la suerte se pondrá de su lado.

Fuente: Letra P

 

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