Aprueban terapias contra dos tipos de cáncer: el más mortal y el “olvidado”

Dos nuevos tratamientos de este tipo acaban de aprobarse en Argentina para al cáncer de pulmón (el más mortal que existe en el mundo) y el de vejiga metastásico, para el que desde hacía 30 años no había novedades terapéuticas. Se trata de la terapia target alectinib y la inmunoterapia atezolizumab.

Las opciones terapéuticas actuales buscan cronificar el cáncer de pulmón, y si bien se consiguen grandes éxitos, esta variante sigue siendo la más mortal. Se lo clasifica según el tamaño de las células bajo el microscopio y el tipo más común es el “cáncer de pulmón de células no pequeñas” (CPCNP) que representa el 85% de los casos.

A partir de 2004, la biología molecular revolucionó el conocimiento de esta enfermedad al hallar que el cáncer de pulmón de células no pequeñas era causado por múltiples y diversas alteraciones genéticas, tales como ALK (el 7% de los casos), el EGFR (12% de los casos), ROS 1 (1,2%) y BRAF (1,2). Para los tres primeros ya habían terapias dirigidas y para el último las habrá en breve. Para los pacientes ALK + se lanzó el alectinib, aprobado como tratamiento de segunda línea destinado a quienes generaron resistencia al crizonitnib, la alternativa que hasta el momento era la más novedosa.

El doctor Claudio Martin, a cargo del área de Tumores de Pulmón del Instituto Alexander Fleming y del Hospital María Ferrer, explicó que “en la actualidad es posible diferenciar muchos tipos de tumores en base a sus modificaciones genéticas, y hay que hacer un test genético que permita establecer cuál es el tratamiento que tendrá más impacto” ya que cada vez se encuentran “más vías o ‘calles’ por donde va el tumor, y tenemos más medicaciones; anteriormente, tratábamos a todos los pacientes con quimioterapia y no podíamos individualizar el abordaje”.

Con las terapias dirigidas, en cáncer de pulmón, “el beneficio es mayor que con quimioterapia, la toxicidad es mucho menor, y lo que ha cambiado es que ahora hay una tendencia a la cronificación de la enfermedad, mientras que antes la expectativa de supervivencia era muy pobre, aún con quimioterapia”, aclaró el especialista.

¿Pero por qué aparece el cáncer? “El cáncer es un  fracaso del sistema inmune porque el cuerpo lo deja crecer”. Lo dijo  la doctora Rosa García Campelo, médica oncóloga responsable de patología toráxica del Hospital Universitario A. Coruña y miembro de la Junta Directiva Sociedad Española de Oncología (SEOM).

Es que el sistema inmunitario es el mecanismo de defensa natural contra invasores, como virus y bacterias,  que detecta y destruye todo lo que no deba estar en el cuerpo para mantenerlo sano, incluyendo a las células normales que se vuelven cancerosas. Es capaz de reconocer cambios sutiles (mutaciones) que se producen en las células anormales y, por lo general, lo hace mediante los linfocitos T, un tipo de células que buscan y eliminan toda amenaza potencial. Sin embargo, en algunos casos, esas células con mutaciones logran evadir la respuesta inmunitaria, lo que les permite desarrollarse hasta convertirse en tumores potencialmente peligrosos.

Las inmunoterapia contra el cáncer tienen como objetivo ayudar al sistema inmunitario a reconocer y atacar células cancerosas, pero no todas funcionan igual, algunas buscan y ‘sobreescriben’ los mecanismos que evitan la respuesta inmunitaria, mientras que otras apuntan a estimular una respuesta de los linfocitos T.

“El uso o el intento de que sea nuestro propio organismo el que se encargue de reconocer y destruir a las células cancerosas lleva años siendo investigado en distintos tumores, pero recién en estos últimos tiempos, por fin, hemos comprobado y validado su uso en la práctica clínica, convirtiendo a la inmunoterapia hoy, una de las piedras angulares del tratamiento oncológico”, indicó García Campelo.

Y explicó que con la quimioterapia se atacan las células con una alta capacidad de reproducción o división, tanto células tumorales como células normales, lo que lleva a toxicidades no específicas por el daño en tejidos normales; con las dianas terapéuticas se ataca casi en exclusiva a células tumorales con una determinada característica molecular o genética; mientras que con la inmunoterapia se estimula o se inhiben mecanismos que bloquean la actividad del sistema inmune y que le permiten detectar y destruir a la célula cancerígena. “Podría decirse que despertamos a nuestro sistema inmune para que sea capaz de reconocer y atacar a la célula neoplásica”, compraró.

La inmunoterapia recientemente aprobada, llamada atezolizumab, es anti-PDL1, una proteína que, cuando se une con otra proteína de la superficie de los linfocitos (PD-1) en una célula cancerosa, evita que los linfocitos T la destruyan. Así, la célula tumoral se “disfraza” y pasa inadvertida frente a nuestras defensas.

Las inmunoterapias para el cáncer anti PDL1 restauran la respuesta inmunitaria. Dentro de esta familia se encuentra este nuevo anticuerpo monoclonal, que logra este efecto frente al cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPCNP) como frente al cáncer de vejiga.

Este medicamento demostró eficacia en cáncer de vejiga metastásico, y un aumento de la supervivencia global en comparación con la obtenida con quimioterapia en cáncer de pulmón de células no pequeñas.

El doctor Juan Pablo Sade, a cargo del área de Tumores Urológicos del Instituto Alexander Fleming explicó que desde la década de 1970 el tratamiento del cáncer de vejiga con metástasis era “insuficiente, ineficaz y con un gran número de importante de efectos adversos. La aprobación de esta inmunoterapia “mejora muchos de estos problemas, ya que es un tratamiento excelentemente tolerado, muy efectivo en un número considerable de pacientes, con larga duración, así que sin duda ha cambiado la situación del tratamiento esta enfermedad”, concluyó.

Fuente: docsalud.com

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