En persona, Macri negocia con EE.UU. para revertir la crisis del biodiesel

El biodiesel representó en 2016 el 25% de las exportaciones argentinas a los Estados Unidos, siendo además este combustible bastante más relevante en la balanza de ventas externas que la carne vacuna. Estos datos, y la preocupación del sector nucleado en la Cámara de Biocombustibles de la Argentina (CARBIO) aceleraron los tiempos en las gestiones argentinas para revertir la decisión del gobierno estadounidenses de aplicar aranceles elevados al ingreso del producto nacional. En menos de 24 horas y obligado por la coyuntura el propio Presidente de la Nación, Mauricio Macri, se puso al frente de las negociaciones directas con el Gobierno de Donald Trump.

Como primera movida, empezaron a elaborar un documento que significará una especie de apelación que tiene plazo máximo de presentación la próxima semana. Notablemente molesto, Macri involucró además en la tarea al Canciller, Jorge Faurie; y al ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile. “Lo que se espera es torcer en algo los aranceles en una instancia superior, que sería la Secretaría de Comercio de los Estados Unidos”, contaron a Letra P fuentes oficiales que están en el minuto a minuto de un tema espinoso para el país. La expectativa es que en octubre –momento en que se pondrán los aranceles definitivos- se reconsidere la suba de las trabas. De todos modos, en el sector auguran una batalla prolongada en años, con un problema: qué hará mientras tanto la producción que se dedicaba a eso.

El martes, Estados Unidos decidió establecer derechos compensatorios provisorios del 57% promedio al producto local, por considerar que el Gobierno argentino subsidia las exportaciones del biodiesel de soja. A poco de conocida la noticia, desde la CARBIO se mostraron sorprendidos por la decisión estadounidense. Y aclararon que esta posición es la paralización total de las ventas a ese país, “con un claro perjuicio a toda la cadena sojera argentina”. Fuentes del sector adelantaron que este contexto generará, en el corto plazo, un alza en los precios del poroto y el aceite de soja, considerando que el mayor comprador de este insumo es la producción de biocombustible, y Argentina es uno de los principales productores del mundo.

El alza provisoria en los aranceles generó impactos fuertes en las provincias que aportan a la producción del combustible. El caso más resonante fue el de Santa Fe: el ministro de la Producción, Luis Contigiani, adelantó que puede haber importantes pérdidas de puestos de trabajo, siendo que allí se aporta el 80% de la producción total. Además, el biodiesel es más relevante que muchos productos típicos argentinos. Y en números, casi el 50% de las exportaciones totales argentinas al mundo son granos, harinas, aceites y otros derivados.

En el Gobierno, que mantienen por estas horas diálogos constantes con CARBIO, son mesurados, aunque están que trinan con lo que consideran una jugada extraña en el marco de una relación bilateral que Macri creía en pleno proceso de restablecimiento. De hecho, desde CARBIO confiaron que la semana anterior, fue el propio vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, quien en su visita a Argentina mencionó la necesidad de una resolución del conflicto de fondo con el diésel verde. Se sienten además defraudados por haber quedado con la venta habilitada de limones  y la compra de cerdos, pero sin el plato fuerte: los U$S 1240 millones que supusieron en 2016 las compras estadounidenses de diésel argentino.

Las negociaciones tienen otra contra. En el país del Norte los productores nucleados en la National Biodiesel Board (NBB), ya celebran el alza de los aranceles. «Estamos agradecidos de que el Departamento de Comercio haya tomado medidas preliminares que permitirán a nuestra industria competir en igualdad de condiciones «, dijo Doug Whitehead, director de operaciones de la NBB.

Fuente: Letra P

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