¿El fin del atraso cambiario?

Sin dudas, el dato más saliente del último mes ha sido ¿el fin del dólar barato? En un momento marcado por el clima político pre-electoral, lo que localmente llamamos “el dólar” (técnicamente el valor del peso respecto de la divisa extranjera) comenzó a “desatrasarse”, si cabe el neologismo. Es decir, achicó la distancia que mantenía respecto del incremento del nivel de precios.

Diversas visiones se encuentran detrás del análisis de lo sucedido: una de ellas tiene que ver con el fin del llamado “Dólar Cristina”, vinculado a la cobertura en dólares de los inversores y ahorristas hasta la definición de las elecciones en un contexto de resultados electorales no tan ciertos. Los ciudadanos argentinos se encuentran “curados de espanto” respecto de los vaivenes económicos en el último medio siglo (o más), por eso el dólar sigue resultando un refugio funcional (aunque no sea siempre la mejor inversión).

En este contexto, la recuperación del dólar compitió cabeza a cabeza –ganando la carrera, según el caso- con otro tipo de inversiones como las LEBAC. También debemos decir que era esperable un repunte del dólar respecto del peso (aunque nunca tenemos certeza de cuándo y con qué intensidad) debido al fin del momento dulce de ingreso de divisas del “blanqueo”.

En una economía sana, inflación y devaluaciones deberían ir relativamente cerca para evitar atraso cambiario y pérdida de competitividad. Por supuesto, que lo ideal es reducir el nivel inflacionario para evitar todo este tipo de tensiones y discusiones.

Como suele suceder en un país de cimientos institucionales aún no consolidados como Argentina, cuando hay dudas la gente tiende a refugiarse en “lo seguro”. Y en los últimos tiempos (¿décadas?), el dólar ha demostrado ser más confiable que lamoneda local.

Fuente: Diagonales

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