Adiós al cartel «sin efectivo» en cajeros: con los nuevos billetes, bancos aseguran que se resolvió un problema crónico

El cartel «sin efectivo«, pegado con cinta adhesiva, o la leyenda «este cajero no entrega dinero» resplandeciendo en la pantalla, se habían convertido, en los últimos años, en una constante para los argentinos que iban al banco con su tarjeta de débito para retirar plata.

Los problemas se hacían más notorios a comienzos de mes, en vísperas de un feriado o en las vacaciones de verano, en los principales centros turísticos, así como también cuando se acercaban las fiestas de fin de año.

En esos momentos, conseguir cash podía llegar a ser una verdadera odisea.

La noticia positiva es que poco a poco, este problema que se había convertido en crónico, pasó a ser un hecho cada vez más excepcional. No sólo en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, sino también en el interior del país.

Consultados por iProfesional, directivos de los principales bancos -los mismos que hasta hace unos meses se quejaban por los sobrecostos y las dificultades logísticas que debían enfrentar-, ahora coinciden en señalar que conseguir plata en un cajero automático dejó de ser una misión imposible.

Prueba de ello es que algunas entidades hasta decidieron ampliar sus límites mínimos de extracción diarios y permiten obtener hasta $10.000 a través de estas terminales.

¿Qué pasó para que se haya solucionado este inconveniente?

Los factores son variados, pero hay uno básico y fundamental: la irrupciónde los billetes de mayor denominación.

A partir de mediados del año pasado comenzaron a llegar los papeles de $500 y de $200. Tardaron en arribar a los cajeros, pero una vez que fueron apareciendo, los cuellos de botella empezaron a desaparecer.

«La implementación de estas nuevas denominaciones marcó un punto de inflexión. Apenas los bancos los fueron incorporando, el cambio fue notorio», se entusiasma una fuente del Banco Central.

«Ya casi no se ven largas filas en los bancos para sacar billetes, porque ahora se intuye que es baja la probabilidad de quedarse sin efectivo”, agrega Jorge Nure, experto en banca automática.

Según datos provistos por el Central, hoy el 25% del dinero total en circulación está concentrado en papeles de $500 y $200.

El directivo es claro cuando asegura que «casi todo se resume a una cuestión física: más alto es el valor, más fondos permite almacenar cada terminal y menos movimientos logísticos se requieren».

Gabriel Santacreu, director comercial de NCR Argentina, una de las empresas líderes proveedoras de estos equipos, afirma a este medio que que “en nuestra red de ATMs hubo una mejora notoria de la situación, producto de la aparición de los nuevos billetes».

«A medida que vaya aumentando el circulante de papeles de mayor denominación, esperamos que el impacto sobre la disponibilidad de fondos en los cajeros automáticos siga mejorando y esto permitirá minimizar la escasez en fechas clave”, amplía.

Una cuestión de espacio
Desde el lado operativo, en el interior de un cajero automático estándar -de los que están emplazados dentro de los bancos- hay cuatro gavetas o «caseteras» que pueden alojar hasta 2.000 billetes de cualquier denominación, en cada una de ellas.

Hasta la primera mitad de 2016, cuando el papel de $100 era el de máxima denominación, cada máquina podía contener un máximo de $800.000. Pero este tope sólo se lograba si todos eran nuevos, algo que en general no ocurría.

En ese entonces, casi 6 de cada 10 extracciones se hacía por el equivalente a $2.000. Esto generaba que antes de que concluyera la jornada, en días pico, la terminal quedara sin fondos. 

Tras la implementación de los papeles de $200 $500, el monto máximo que pueden almacenar estas máquinas se multiplicó por cinco, hasta los $4 millones. Los de última generación incluso tienen cinco caseteras, lo que ampliaría aun más los fondos disponibles para la extracción.

Claro que es muy difícil alcanzar ese techo porque los bancos casi siempre tienden a hacer un mix entre las distintas denominaciones, repartidas en las diferentes gavetas.

Santacreu, de NCR Argentina, explica que la mayoría de sus equipos tienen cuatro y las distribuyen de la siguiente manera: tres de ellas todavía cuentan con billetes de $100 y una se destina a los de $500. 

El directivo asegura que este pequeño cambio, igualmente, ya alcanzó para mejorar el servicio y que las terminales no se queden sin fondos tan rápidamente como antes.

En paralelo, desde la compañía agregan un dato no menor: así como se minimizaron los problemas a la hora de querer retirar dinero, también se agilizó el sistema en las terminales de autoservicio, es decir, en los equipos destinados a recibir dinero.

«En esos casos, la situación mejoró de forma más notoria«, asegura Santacreu.

El problema principal era que la vida útil de los billetes de $100 se había extendido por encima de lo recomendado por los estándaresinternacionales.

Esto, sumado a que para cada operación se necesitaba un mayor volumen, implicaba un gran dolor de cabeza cuando se trataba de realizar una transferencia.

Un cambio… tras 25 años
Cuando a mediados de 2016 irrumpió el billete de $500, implicó un verdadero cambio de era.

Se trataba de un reclamo de larga data, luego de un largo período de inflación. No era para menos: era la primera vez en 25 años que aparecía un papel que superara en denominación al de $100, que desde 1991 se mantenía como el de mayor valor. 

Esto llevó a que, hablando «en plata» (no en cantidades físicas), antes de la llegada del yaguareté y la ballena, el 90% del circulante estuviese constituido por billetes de $100.

Mientras tanto, la evolución de los precios en ese lapso tocó marcasrécord a nivel mundial. Por ejemplo, solamente la variación del índice en toda la época kirchnerista, entre 2002 y 2015, fue de casi 1.400%.

En resumen, a medida que pasaba el tiempo, el papel de $100 fue sirviendo para adquirir cada vez menos bienes o servicios, hasta convertirse en el de menor poder de compra de toda la región. 

Como contrapartida, a medida que llegaron al circuito los de $200 y $500, el BCRA aceleró el proceso que permitió destruir, entre enero y abril de este año, 350 millones de billetes de $100 y de menor denominación.

Otros recursos que ayudan

Si bien hay un consenso generalizado de que este cambio mejoró el panorama, Gerónimo Rossi, presidente de la Asociación Civil de usuarios Bancarios Argentinos (ACUBA), afirma que en lugares como Mar del Plata todavía se registran demoras porque faltan terminales.
Frente a esto, desde el BCRA reconocen a iProfesional que «es posible que en las localidades con una menor proporción de cajeros por habitante todavía haya algunos cuellos de botella».
Sin embargo, el directivo agrega que «en breve todo esto se irá solucionando. No sólo porque estamos inyectando más volumen de billetes de mayor denominación al circuito. Sino por toda la batería de medidas para bancarizar a más gente», como la decisión de hacer obligatorio el uso del sistema Posnet en los comercios.
A ello se le sumó una decisión reciente del BCRA, que permite a empresas no bancarias instalar cajeros automáticos en sus locales.

De esta forma se resuelven dos problemas: los individuos tienen una mayor diversidad de bocas para proveerse de efectivo, mientras que las empresas ahorran costos en logística, ya que se evitan movilizar gran parte de la recaudación.

Por caso, YPF acaba de cerrar trato con la red Link para colocar 200 cajeros automáticos en sus estaciones de servicios.

En paralelo, es clave el crecimiento exponencial de las compras a través de plataformas online, que reducen aun más la necesidad de contar con «cash».

Según datos de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), en 2016 se registraron 47 millones de operaciones que representaron una facturación superior a los $102.000 millones, lo que implicó un salto de más del 50 por ciento. 

Lo interesante es que los medios de pago más utilizados fueron las tarjetas de crédito, que se emplearon en casi 9 de cada 10 compras efectuadas.

El uso de efectivo, en tanto, quedó reducida a un nicho: tan sólo 1 de cada 10 operaciones se pagó con efectivo.

También, es importante la «mano» que están dando otros prestadores al BCRA para descomprimir la red de cajeros.
Un caso interesante a la hora de obtener efectivo con tarjetas de débito es la herramienta “Extra Cash”, que permite retirar dinero en la línea de cajas de supermercados, farmacias, estaciones de servicio, fast food y otro tipo de negocios.
Tomás Flaherty, gerente de Negocios Visa, afirma que en un trimestre, «más de un millón de usuarios de Visa Débito realizaron al menos una extracción mensual con este servicio».
El objetivo del BCRA: más bancarización
Paralelamente a la incorporación de más cajeros al sistema y al apuntalamiento del home banking, la entidad monetaria también está favoreciendo el lanzamiento de APPs (aplicaciones) para celulares, posnet móviles y otros sistemas de pagos modernos e innovadores.

De hecho, uno de los países a los que mira Sturzenegger como ejemplo es Suecia, cuyo nivel de circulación de billetes es uno de los más bajos del planeta y a punto tal que ya representan una cifra insignificante para todo su sistema.

Los resultados respaldan al Banco Central en su “evangelización” hacia un mercado más bancarizado: las transferencias por canales electrónicos de individuos crecieron en abril (último dato disponible) un 33% en cantidad de operaciones, mientras que en montos el alza fue del 70%, una tasa mayor aun descontando inflación.

En este contexto, se espera que la tendencia se profundice aun más en el corto plazo, luego de que el BCRA haya dado luz verde al primer banco sin sucursales, ni cajeros: Wanap.

Esta entidad, desde el primer el momento en que una persona se baja una aplicación y se hace cliente -un proceso que lleva 6 a 7 minutos, aseguran-, pasa a tener cuenta, caja de ahorro, tarjetas de débito y crédito y hasta un préstamo automático.

A comienzos de 2018 otro banco virtual: Multifinanzas, una unidad de Grupo Transatlántica.

En este contexto, los funcionarios confían que los cartelitos pegados con cinta en los cajeros que dicen «sin dinero» cada vez sean menos frecuentes y queden en el pasado.

Fuente. iProfesional

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