El 68,3% de los jóvenes del Conurbano cree que la Policía maneja la droga

En el conurbano bonaerense el 50,7% de los jóvenes viven en hogares con necesidades básicas insatisfechas y el 50,6% está bajo la línea de pobreza. El escenario de pobreza juvenil es parte del último barómetro del narcotráfico que la Universidad Católica Argentina (UCA) publicó este viernes, donde revela que «el 36,1% tuvo algún problema grave con el consumo de drogas durante su infancia y/o adolescencia», mientras que «el 29,5%» vivió «algún problema moderado». El paper, del observatorio más respetado de la Iglesia Católica, aporta datos sobre la situación social general respecto al consumo de drogas, pero focaliza gran parte del estudio en el área metropolitana. Ese concepto es un disparador que el Observatorio utilizó para actualizar el impacto de la pobreza en los jóvenes de los barrios más golpeados por la crisis. El organismo es conducido por Agustín Salvia, bajo la órdita de la UCA, cuyo rector es el arzobispo Victor Manuel Fernández, uno de los teólogos preferidos del Papa Jorge Mario Bergoglio.

«Estos jóvenes -advierte el documento – se encuentran en gran medida excluidos del sistema educativo formal y ocupan un lugar subalterno en el mercado laboral. Solo 1 de cada 3 (35,2%) logró completar sus estudios secundarios, y solamente el 7,4% accedió a estudios terciarios o universitarios. Su situación ante el mercado laboral no es mejor: el 29,3% se encuentra inactivo. La tasa de desocupación entre estos jóvenes es del 21,7%. Solamente el 9,5% de los jóvenes se encuentran ocupados con un empleo formal de calidad (en una situación plena de derechos). Esto representa al 13,4% de los jóvenes económicamente activos. A su vez, un tercio de los jóvenes (33,9%) no estudia ni trabaja. Mientras que es el 22,8% de los varones, entre las mujeres alcanza el 43,8%», detalla el estudio.

Sin embargo, la zona mas caliente de los barrios pobres tiene que ver con la cercanía del puesto de venta. «Más de la mitad de los jóvenes encuestados (55,2%) identifican que en la cuadra en la que viven se vende droga, el 62,5% conoce de la venta de drogas en su barrio, y el 28,5% reconoce que allí se produce pasta base. El 31,7% identifica que en su barrio hay narcotráfico organizado, y la mitad de los jóvenes (48,9%) reconoce la existencia de enfrentamiento entre bandas», revela el documento.

En cuanto a la relación con las fuerzas de seguridad, «el 68,3% afirma que la policía conoce y/o participa del tráfico de las drogas en su barrio y el 27,5% afirma que los punteros políticos también lo hacen», pero en materia de contención, «solamente el 12% de los jóvenes conoce de asociaciones u organizaciones que se opongan activamente a la venta de drogas en su barrio. La mitad de los jóvenes (48,8%) tiene familiares, amigos o conocidos en el barrio que han muerto por su participación en actividades ilegales».

“La violencia y criminalidad son experiencias bastante frecuentes para estos jóvenes”, señala el estudio y lo confirma con cifras: “más de la mitad (55,4%) considera que existen altas probabilidades de que ellos o su familia sean víctimas de un delito”, mientras que “durante el último año, el 44,3% fueron víctimas de un delito ellos mismos o alguien de su familia, el 44,2% fueron testigos de un hecho de violencia en su barrio y el 37,8% en su cuadra. El 18,8% de los jóvenes se siente inseguro en su casa, el 45,4% en su cuadra, y el 61,5% en el barrio. En términos generales, las mujeres se sienten inseguras con mayor frecuencia que los varones; y el miedo al delito es mayor en los barrios con mayor precariedad residencial”.

“Con respecto a su participación en actividades delictivas, el 4,8% de los jóvenes alguna vez participó en la compra-venta de drogas, 5,4% robó o asaltó alguna vez y 2,7% de los jóvenes alguna vez salió armado a la vía pública”, pero “al considerar el vínculo de los jóvenes con el sistema penal, encontramos que el 23,5% de los jóvenes fue parado por la policía durante el último año, el 12% estuvo alguna vez detenido en una comisaría, prisión o dependencia judicial, el 2,2% estuvo detenido alguna vez en un instituto de menores y el 48,4% de los jóvenes tiene familiares o conocidos que están o estuvieron detenidos alguna vez”.

Fuente. LetraP

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