De prohibido a visitante ilustre

El Indio Solari aún no se subió a cantar en predio rural La Colmena de Olavarría pero ya es noticia desde hace una semana. Primero fue a partir de un operativo antidrogas en Lanús, donde la policía, además del botín (7 kilos de cocaína), encontró una curiosa carta en la que alguien detallaba con letra prolija que necesitaba la mercancía “porque el recital del Indio es el 11”. Los titulares, naturalmente, se concentraron en este último detalle y el Indio, que nada tuvo que ver con el asunto, volvió a entreverarse en la sección Policiales, algo que no le sucedía prácticamente desde los últimos años de Los Redondos.

No sería descabellado relacionar entonces este episodio con la publicación que pocos días después hizo en Facebook el escritor Marcelo Figueras, habitué del círculo próximo a Solari. Figueras, que está colaborando con el músico en su autobiografía, advirtió que “hay intereses oscuros que con pocos miembros pueden alterar la fiesta”. Y concluyó: “El sábado, a cuidarse y a cuidar de quienes nos rodean, aunque no los conozcamos. Cierta gente de mierda (debería puntualizar: PODEROSA gente de mierda) se regodearía si alguien sale lastimado. No le demos el gusto”. En la misma línea, aunque no tan explícitamente, la producción del Indio envió un comunicado con advertencias formales (“cuidemos la ciudad que nos hospeda”, “viajemos con tiempo”, “no concurrir con chicos pequeños”), y alguna que otra entrelínea como “hagamos nuevamente que esto sea una fiesta”.

Alguna vez Skay Beilinson reconoció en estas mismas páginas que “generaba mucho pánico lo que se movía alrededor de Los Redondos”. “Algunos nos dijeron que pasaban cosas por atrás, pero no pudimos confirmarlas”, confesó el guitarrista años después, cuando la bomba se había desactivado con la separación de la banda y tanto él como Solari desarrollaban sus carreras solistas sin los conflictos de antaño. Por eso es que sorprenden y alertan estas señales en la víspera de un recital que probablemente se convierta en el más convocante de la historia del rock en la Argentina, orillando las 150 mil entradas vendidas. Y despiertan una pregunta que sería pertinente responder: ¿cuáles son los intereses oscuros a los que hay que temerles?

El fenómeno Solari, pródigo en lecturas y abordajes, ahora incorpora la política como una nueva forma de entenderlo. O al menos eso es lo que sugieren quienes buscan comprender de donde proviene la amenaza de “infiltración”. El Indio, además de una obra intachable, tiene esa particularidad: la de nunca terminar de explicar lo que para muchos se encarna como duda. Entonces, los curiosos deben salir a la caza de pistas, a la expectativa de señales. Son los mismos que detallan las distintas expresiones públicas que el músico manifestó en contra del gobierno actual. Desde declaraciones periodísticas hasta una carta en solidaridad con los dos chicos de La Garganta Poderosa reprimidos por Gendarmería, en donde dijo que este “no es un gobierno pendiente de la gente, sino de CEOs y empresarios”. El corolario de esa línea fue la firma de una solicitada divulgada días atrás junto a artistas, intelectuales, periodistas y dirigentes políticos, quienes en conjunto piden la unión “de todas las fuerzas vivas de nuestra sociedad para poner un freno al brutal embate al que está siendo sometida la mayoría del pueblo argentino”.

Es cierto otro detalle que muchos ignoran, y tiene que ver con la realización (o no) de recitales masivos de rock en el ámbito de la provincia de Buenos Aires desde el cambio de gestión política. La cual, como bien se sabe, tiene a su cargo el manejo de la policía provincial y, por ende, de los operativos de seguridad de esta clase de eventos multitudinarios. A La Renga, que hasta entonces acostumbraba a tocar con cierta regularidad (mientras, al mismo tiempo, están “prohibidos” en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires desde 2007), le bastó apenas un concierto en Pergamino para comprender el cambio de época: la cruel represión desatada por la policía en Pergamino, en mayo del año pasado, obligó a la banda a evitar suelo bonaerense por un largo tiempo.

El Indio tuvo un antecedente menos sobresaltado dos meses antes del episodio de La Renga en Pergamino. Fue el 12 marzo de 2016 (exactamente hace un año menos un día), en Tandil. Aquella vez, Solari decidió comenzar su concierto con una canción de los Redondos: “Nuestro amo juega al esclavo”. No fueron pocos los que entendieron esta decisión como un metamensaje sobre el contexto social y político. Días atrás se filtró la que podría ser la lista de canciones para el show de esta noche en Olavarría, otrora ciudad maldita para Los Redondos desde la suspensión de dos recitales en agosto de 1997 y que ahora acaba de declarar al Indio “visitante ilustre”. Fue en una foto donde aparecen Pablo Sbaraglia y Gaspar Benegas, músicos del Solari, junto a un asistente, y de fondo se ve un papel colgado en la pared de lo que parece ser la sala de ensayo. Allí también se advierte en primer lugar una de Los Redondos, solo que esta vez es “Vencedores vencidos”. Cualquier parecido con la coincidencia es pura realidad.

Fuente: Página 12

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